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Del 'Segway' al patinete eléctrico: un claro ejemplo de ensayo y error en movilidad sostenible

La apuesta sostenible por los vehículos de movilidad personal (VMP) viene acompañada de un conjunto de debates entre sus usuarios y detractores

Persona circulando con un patinete eléctrico | iStock
Persona circulando con un patinete eléctrico | iStock
Barcelona
29 de Marzo de 2023
Act. 03 de Abril de 2023

En los tiempos en los que nos encontramos, la búsqueda de alternativas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente dentro de nuestra cotidianidad se ha convertido en un reto urgente y necesario y, en este sentido, hemos podido apreciar cómo el fomento del uso del transporte público ha venido acompañado de una mayor presencia de los vehículos de movilidad personal (VMP) por las calles. Entre este tipo de vehículo encontramos varias plataformas con características diferentes, unas más innovadoras, otras menos, pero, sobre todo, podemos observar un claro ejemplo de ensayo y error en movilidad sostenible.

El fomento del uso del transporte público ha venido acompañado de una mayor presencia de los vehículos de movilidad personal (VMP) por las calles

Según el Servei Català de Trànsit, un vehículo de movilidad personal "tiene una o más ruedas, dispone de una única plaza y va propulsado exclusivamente por motores eléctricos que pueden proporcionarle una velocidad máxima por diseño entre los 6 y los 25 km/h". Hay que tener en cuenta que en esta categoría queda descartado todo aquel vehículo "sin sistema de autoequilibrio y con asiento, vehículos de competición, vehículos para personas de movilidad reducida, vehículos ya incluidos en el reglamento como los ciclomotores o los patinetes con asiento (que requieren una autorización administrativa) y obviamente los juguetes". Por lo tanto, las bicicletas no se pueden considerar en esta categoría.

Un origen americano

Aunque tampoco pueden ser considerados VMP, porque ni eran eléctricos, ni estaban diseñados para no superar los 25 km/h, los Autoped, con origen en Nueva York a principios del siglo XX, fueron los antecesores de los patinetes eléctricos. Estos ofrecían un funcionamiento similar a los Segways, que vieron la luz casi un siglo después, dando lugar a nuevas ideas y nuevos conceptos que ampliaron el repertorio de vehículos de movilidad personal, en un intento de mezclar la movilidad de la ciudadanía con ocio y, en algunos casos, adrenalina.

Grupo de personas circulando con Segways en Barcelona | iStock
Grupo de personas circulante con Segways a Barcelona | iStock
Pero, el Segway, que suponía un vehículo innovador, no acabó de integrarse en la sociedad. Los principales motivos que frenaron su éxito fueron sus elevados precios, que podían rondar entre los 2.000 y los 5.000 euros, y la gran cantidad de accidentes causados por estos, entre los cuales destaca el accidente mortal que sufrió James William Heselden, propietario del innovador negocio. Aun así, surgieron nuevas invenciones que, a pesar de ser más económicas, no mejoraron en el ámbito de la seguridad.

Los principales motivos que frenaron el éxito de los Segways fueron su elevado precio y la gran cantidad de accidentes causados por estos

Es el caso de los hoverboards y de los monociclos eléctricos. Con un público objetivo más joven, su finalidad es la misma que el resto de vehículos de movilidad personal. Pero, su diseño, lo hace especialmente atractivo para todo aquel público que no es consciente del peligro que supone, y esta es una de las principales razones por la cual tampoco han acabado de encajar entre la ciudadanía. Proveídos por un sistema de autoequilibrio, estos modelos permiten tener las manos libres y desplazarse únicamente con los movimientos del cuerpo y, a pesar de ser una alternativa de más en cuanto a la movilidad, la mayoría de estos modelos han acabado convirtiéndose en una opción más bien lúdica, llegando a un público objetivo generalmente joven.

Nena circulant amb un hoverboard | iStock
Niña circulante con un hoverboard | iStock

El patinete: ha venido para quedarse?

Por lo tanto, finalmente, nos encontramos ante la era de los patinetes eléctricos. No sabemos si han venido para quedarse, pero todo apunta que sí. "Desde el punto de vista de la movilidad urbana, el patinete eléctrico, ha venido a cubrir un vacío", ha explicado Eduard J. Álvarez, profesor del máster de Ciudad y Urbanismo de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. En este sentido, Álvarez, ha detallado que "si atendemos a los modos tradicionales, el coche se está penalizando, la bicicleta no acaba de gustar a todo el mundo y el transporte público obliga a seguir unas rutas marcadas". El patinete, por lo tanto, "ha permitido posicionarse entre estos, ofreciendo un vehículo individual que permite circular más rápido sin cansarse. Este hecho, hasta ahora, no estaba cubierto".

Álvarez: "Desde el punto de vista de la movilidad urbana, el patinete eléctrico, ha venido a cubrir un vacío"

En este sentido, el patinete eléctrico, se trata de un vehículo de movilidad personal que recoge las características más útiles de los anteriores mencionados, ofreciendo un diseño más seguro, hecho que amplía su público objetivo. Además, "coincide en una línea temporal donde se está produciendo un fomento del uso de la bicicleta con el impulso de kilómetros y kilómetros de carriles bici por parte del Ayuntamiento de Barcelona".

Álvarez: "El patinete eléctrico coincide en una línea temporal donde se está produciendo un fomento del uso de la bicicleta con el impulso de kilómetros y kilómetros de carriles bici"

Por este motivo, este nuevo vehículo, se ha convertido en un medio de transporte cada vez más aceptado, puesto que permite desplazarse de una manera sostenible y económica a más personas. Aun así, este, junto con el resto de VMP, suponen una serie de retos que dan lugar a debate entre sus usuarios y sus detractores.

El origen de este debate se entiende con algunos de los datos que el Real Automóvil Club de Catalunya ha publicado en su último informe en esta materia 2o Barómetro RACC de la movilidad en VMP en Barcelona y sus accesos. Estos datos muestran que el 60% de los usuarios reconoce que circula más deprisa de lo que está permitido, el 32% admite no conocer la normativa de circulación, y el 29% circula por la acera, lo cual está prohibido. Si a estos datos añadimos que el 16% reconoce que su vehículo de movilidad personal está trucado para poder circular a una velocidad superior de lo que está permitido, y que la mayoría de usuarios no están satisfechos con la red de carriles bici actual, es inevitable que diariamente se produzcan situaciones que provoquen problemas de convivencia entre usuarios y peatones. Son datos preocupantes, teniendo en cuenta que existe una normativa que regula el uso de los vehículos de movilidad personal, con sus correspondientes sanciones.

El 32% de los usuarios admite no conocer la normativa de circulación

"Se trata de un problema generado por un error de planificación y de una respuesta lenta por parte de las administraciones" ha apuntado Álvarez, quien también ha añadido que "se tendría que haber regulado desde un inicio, y no se hizo. Se consideró como una scooter, pero que no requiere licencia". Este es uno de los aspectos que más debate genera entre la sociedad, y Álvarez considera que "se tendría que equiparar con un ciclomotor", hecho que exigiría a los usuarios obtener su correspondiente licencia. "No es un trámite complicado, se trata de un curso que te explica unos mínimos para asegurar los conocimientos necesarios y de este modo sí que se podría sancionar a todo aquel que no atienda a la normativa a partir de los puntos del carnet de conducir", ha argumentado el profesor de la UOC.

Senyal de prohibició de patinets i bicicletes | iStock
Señal de prohibición de patinetes y bicicletas | iStock

Aun así, los puntos a favor de los vehículos de movilidad personal en la actualidad, especialmente los de los patinetes eléctricos, hacen que su presencia en las calles aumente cada día, puesto que no contaminan, son fácilmente trasladables, económicos, fáciles de usar y no requieren ninguna autorización administrativa ni seguro para poder usarlos. De hecho, entre las conclusiones del informe del RACC encontramos que hay que "aumentar los desplazamientos en VMP" además de "mejorar en educación y en formación, actuar ante los accidentes y robos y promover el despliegue del patinete compartido en el ámbito urbano y metropolitano".

Hacia donde nos dirigimos?

Finalmente, después de este conjunto de innovaciones que han ido apareciendo a lo largo de estos últimos años, parece que hemos llegado a una alternativa que se está instalando definitivamente en la sociedad, a pesar de que es temprano para decirlo: "los usuarios de patinete eléctrico todavía son conductores noveles: un 32% hace menos de un año que lo usa", según el RACC. Según Álvarez, desde el punto de vista urbano, hay que pensar hacia donde queremos ir. "Se tiene que plantear si el patinete tiene que estar a disposición de los usuarios a través de unas flotas públicas, o si es buena idea que este continúe estando presente en los hogares de la ciudadanía".

Es por este motivo, por lo tanto, que nos encontramos ante un gran reto que muy probablemente dará lugar a un segundo ejercicio de ensayo y error en movilidad sostenible: la normativa de los vehículos de movilidad personal.