La mayoría de empresas fabricantes de ropa tienen la costumbre de reservar una cantidad de tejido extra por si, en el proceso de fabricación, hay algún problema con la maquinaria o con la producción. Esta reserva suele dejar un overstock -exceso de existencias- del 8%. Pero hay más motivos que, producción tras producción, generan unos excedentes textiles entre los grandes fabricantes de ropa, como cambios en la estrategia o problemas con el tintado que obligan a cambiar el tejido a media colección.
Y lo que a unos les sobra, otros lo necesitan. Antes de malgastar estos tejidos y perder dinero con su derroche, hay soluciones que aportan circularidad al sector de la moda. Como la startup Recovo, un marketplace para empresas que conecta fabricantes que tienen excedentes con pequeños productores que quieren comprar tejidos a mejor precio.
Mònica Rodríguez, cofundadora y CEO de Recovo, conoció a fondo el mercado de los excedentes y sus posibilidades hace años, cuando fundó una marca de ropa digital sostenible que, además de utilizar materiales orgánicos, fundamentaba su producción principalmente con excedente textil. "En aquel momento lo comprábamos en tiendas de barrio que vendían el excedente de las casas de ropa. El problema que nos encontrábamos es que, teníamos disponibilidad de tejidos, pero no nos llegaba información sobre éstos: el material, composición, gramaje, el origen...".
Estas tiendas, además, no estaban digitalizadas. "Ibas apuntando las referencias en una libreta", explica. "Además, tenías que buscar estas tiendas por toda España, perdías mucho tiempo."
Recovo es la evolución de estas tiendas, pero con grandes dosis de tecnología. La fundaron Rodríguez, Gonzalo Sáenz y Marta Iglesias en mayo del 2021 con el objetivo de conectar marcas y diseñadores para comprar y vender textiles sin usar, y sin límites geográficos. De hecho, el 70% de las ventas que han realizado en este año de trayectoria son internacionales, lideradas por Holanda, Portugal e Italia. "Están más concienciados", justifica. En Catalunya, donde hay mucha industria textil, cuentan con varios proveedores.
Recovo cobra una comisión por cada transacción y facilita todo el proceso al vendedor: "Nos encargamos de la fotografía profesional, subir el producto a la plataforma y comercializarlo". A través de la tecnología, además, consiguen hacer un smart matching (apareamiento inteligente entre las dos partes) y búsqueda personalizada. Actualmente, cuentan con 350 referencias de tejidos diferentes.
El pasado mes de febrero cerraron su primera ronda de inversión. Levantaron 300.000 euros de la mano de los fondos Thcap, Draper B1, LevelsUp y Alma, y otros inversores privados de SeedRocket. "Hemos visto la aceptación de la plataforma en el extranjero y queremos potenciar la expansión internacional de Recovo".
Recovo es el Too Good To Go del textil, pero con un modelo B2B
Del derroche a la oportunidad
Recovo es lo Too Good To Go del textil, pero con un modelo B2B (business to business). Su filosofía es convertir en oportunidad el derroche de los otros. Aportar circularidad a la moda.
"Con nuestra iniciativa estamos consiguiendo aprovechar aquello que ya existe y, por lo tanto, reducimos los recursos naturales que se necesitarían para fabricar una colección o las emisiones de CO2 que se producirían", explica Rodríguez. De hecho, cuando una marca compra un tejido en Recovo, recibe la información correspondiente al impacto de su compra: cuántos litros de agua y emisiones de CO2 ha conseguido evitar.
En el banquillo de los proveedores habituales, además, cuentan con marcas de renombre, como Pronovias, el diseñador Ángel Schlesser, Ecoalf, Hemper o Pyratex. "Formar parte de esta economía circular se ha convertido en motivo de orgullo por estas empresas", comparte Rodríguez. Por la parte del comprador -y más si este es una marca pequeña o una empresa emergente-, Recovo supone "la oportunidad de comprar unos tejidos y materiales que, de otro modo no podría, por mínimos de precio o de cantidades".