El año pasado, un estudio de Mastercard apuntaba cómo un 30% de los ciudadanos y las ciudadanas de España efectúan los pagos con su teléfono. Alrededor de una cifra de estas características se ha creado todo un ecosistema de aplicaciones que intentan capitalizar las nuevas oportunidades de negocio. Un ejemplo son los anillos inteligentes de Rikki, una herramienta de pago que, en su interior, lleva un chip de alta seguridad bancaria y, a la vez, cumple con los requisitos de operadores cómo la misma Mastercard o Visa. "Hablamos de una innovación tecnológica en comparación con el teléfono y es muy poco intrusivo", explica Elena Yorda durante una conversación con VIA Empresa.
La fundadora y consejera delegada de Rikki plantea el producto cómo un intento "de desconectar del ruido digital". Hasta la llegada del anillo al mercado, el equipo ha destinado dos años y medio a completar la fase de desarrollo. "No podemos obviar que se tratan de productos que requieren una profunda validación de los protocolos de seguridad", recuerda Yorda. El anillo está formado a partir de cerámica de alta resistencia y su uso se puede extender tanto al público masculino cómo femenino. De hecho, según datos de la mpresa, el 66% de usuarios de los anillos son hombres.
Ante las situaciones de vulnerabilidad que los consumidores sufren en la red, la dirigente defensa que Rikki cuenta con "una tecnología NFC y un chip que permite encriptar los pagos y así los datos no quedan expuestos". El precio de compra del anillo queda en una horquilla que va de los 125 a los 150 euros. A principios de año, la Organización de Consumidores de Catalunya emitió una alerta por el incremento de estafas a la hora de realizar pagos en plataformas de segunda mano cómo Wallapop, Vinted o Ebay. La asociación especifica que, habitualmente, las incidencias aparecen en los productos de entre 400 y 1.000 euros. El anillo de Rikki es resistente al agua y no tiene una batería tradicional, porque coge energía del contacto con el terminal de pago.
Sin ningún compañero de viaje
El 90% de Rikki está en manos de Elena Yorda y su socia, Maria Elena Fuenmayor. El porcentaje restante de acciones es propiedad de un pequeño grupo de inversores que, desde los inicios, han aportado trabajo técnico. "Por el desarrollo y el lanzamiento del anillo hemos invertido 100.000 euros", expresa Yorda. En este sentido, la empresa asegura que la movilización de dinero se ha llevado a cabo con recursos propios y sin ningún tipo de inversores. "Estamos satisfechas con esta forma de actuar y todavía no nos planteamos opciones cómo ampliaciones de capital", manifiesta la ejecutiva. Por limitaciones presupuestarias, Rikki prioriza el mercado estatal para posicionar el producto. "El interés por América Latina es latente y "la lógica de expansión pasa por Europa", concluye la emprendedora.
Con sede en el distrito del 22@, Yorda y su socia no dirigen una plantilla de trabajadores y trabajadoras, sino "una red de colaboradores" que contribuyen a crear el valor añadido del producto. El canal de venta del anillo es online, a pesar de que Rikki puntualiza que ya ha iniciado negociaciones con diferentes distribuidores para colocar el producto. En clave técnica, el laboratorio de ideas de la empresa ya trabaja en nuevas funcionalidades, "siempre con un compromiso corporativo de promover un uso sensato del anillo". En otro orden, recientemente, se ha dado a conocer que el sector TIC de Catalunya cerró el 2022 con una facturación de 23.500 millones de euros, una cifra que representa un aumento de un 4,4% en comparación con el año anterior.
Según el Barómetro del sector tecnológico en Catalunya, un 67,7% de las empresas consultadas prevé cerrar el año con un incremento de los ingresos. El ecosistema TIC acumula casi 18.000 empresas y más de 123.700 puestos de trabajo. Una de las principales preocupaciones que recoge el informe de la Generalitat es la falta de mujeres. Solo el 26% de los profesionales del ecosistema TIC son mujeres. Sin dejar las estadísticas, desde el punto de vista sectorial, las tecnologías de la información y la comunicación ocupan una posición destacada dentro del ranking de consultas de la oficina técnica de barreras a la internacionalización de ACCIÓ.