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Transferencia de conocimiento, ¿mito o realidad?

Catalunya tiene un ecosistema de investigación puntero, pero su conocimiento no siempre llega a la empresa

Participantes en el debate organizado por Ibercaja y VIA Empresa | Marc Llibre
Participantes en el debate organizado por Ibercaja y VIA Empresa | Marc Llibre
Barcelona
26 de Julio de 2022
Act. 27 de Julio de 2022

"Catalunya es, indudablemente, uno de los grandes hubs científicos del Sur de Europa", afirmaba Xavier Ferràs, profesor de Operaciones, Innovación y Data Sciences de ESADE, esta mañana en La dura realidad de la transferencia tecnológica. Lo decía, justo después de haber expuesto los últimos datos publicados por la ACUP, la Asociación Catalana de Universidades Públicas, que reflejan el tamaño del sistema de investigación en Catalunya, compuesto por 42 centros de investigación (incluidas las universidades): en 2018, las universidades públicas catalanas generaron un total de 17.366 publicaciones científicas, hechas por más de 8.000 investigadores a tiempo completo, y atrajeron 282 millones de euros de fondos de investigación competitivos y no competitivos. Es más, esta producción científica catalana representa más del 1% del total de publicaciones científicas de todo el mundo.

Ferràs saca pecho, tanto en el artículo como en el último almuerzo organizado por VIA Empresa e Ibercaja, que ha tenido lugar esta mañana en el Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB Barcelona) y que ha contado con la participación de 17 personas destacadas en el mundo de la investigación y de la innovación de Catalunya, junto con dos representantes de Ibercaja: Jose Maria Santos, gerente comercial de negocio, y Albert Salvador, director del centro de negocios. "Tenemos un ecosistema que da gusto", ha afirmado delante de Eurecat, del Barcelona SuperComputing Center, del Barcelona Health Hub, del MWCapital, de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), de HM Hospitales y otras entidades y universidades, y todos se han mostrado conformes. "Pero el modelo actual de transferencia es un concepto erróneo e ineficaz y tenemos que cambiar el foco", ha añadido Ferràs, encendiendo la primera chispa del debate.

¿Transferencia o tracción?

Después de generar y difundir conocimiento, una de las principales misiones de las universidades y centros de investigación es transferir este conocimiento y tecnología a la sociedad, a las empresas. La vara más utilizada para medir la transferencia es el número de patentes y spinoffs que salen de las universidades. Y las cifras hablan por sí solas: entre el 2014 y el 2018 se solicitaron en Catalunya 447 patentes, unas 100 por año. "¿Es coherente todo el esfuerzo -de inversión- que hacemos viendo las patentes que están saliendo?", ha criticado Ferràs. Con las spinoffs, tres cuartos del mismo: si en el 2014 había 107 empresas emergentes surgidas de las universidades públicas catalanas, en el 2018 eran 137. Es decir, en cuatro años solo se produjo un incremento neto de 30 spinoffs.

Ferràs: "Tenemos una debilidad en los indicadores de transferencia"

"Tenemos una debilidad en los indicadores de transferencia", ha concluido Ferràs. Las cifras muestran una producción científica potente, pero "después la salida al mercado no la acabamos de ver". Y en este desajuste entre investigación y transferencia, el doctor en Administración de Empresas ha señalado una mala praxis: las universidades actualmente premian las publicaciones científicas de sus profesores, pero no los casos de transferencia. "Los incentivos no se orientan hacia las transferencias y, por lo tanto, los profesores tampoco lo hacen".

Xavier Ferràs al debat organitzat per Ibercaja i VIA Empresa | Marc Llibre

Xavier Ferràs en el debate organizado por Ibercaja y VIA Empresa | Marc Llibre

En este sentido, Anna Sánchez, CEO de iTimes, ha apuntado que, "además del sistema de incentivos, también se tiene que cambiar el sistema de selección del profesorado". O "promover los doctorados industriales", ha añadido Inés Fernández, profesora de la Universitat de Barcelona, que son proyectos de investigación orientados a empresas estratégicas. Se trata de aprovechar el gran flujo de doctorados de Catalunya -2.500 anuales según Jordi Mas, director general de la FRCI- y orientarlos hacia la aplicación práctica.

Según, Josep Samitier, director del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC), una de las debilidades del ecosistema del conocimiento catalán "es que no lo tenemos conectado". Ha puesto como ejemplo la empresa Hipra, "nadie se creía que sería capaz de desarrollar una vacuna para la covid-19".

¿Qué palanca pulsar? ¿Oferta o demanda?

Para Ferràs, la innovación es un hecho empresarial y, por lo tanto, "solo mejoraremos significativamente la transferencia universitaria actuando sobre las empresas". Es decir, activando la demanda y promoviendo la innovación en las empresas. Para hacerlo, se necesita "confianza, comunicación, utilizar los mismos códigos", ha apuntado Sánchez. Fernández está de acuerdo y pone como ejemplo los grupos Tecnio, "espacios de conexión donde se genera esta relación de confianza tan necesaria". Mar Galtés, directora de desarrollo corporativo de Tech Barcelona, también aporta su ejemplo: "Desde Tech Barcelona contribuimos a crear este entorno a confianza para acercar las distancias y los lenguajes y acelerar las dinámicas entre corporaciones, startups y el resto de stakeholders que son partícipes del ecosistema digital y tecnológico."

 

Ferràs: "Sólo mejoraremos significativamente la transferencia universitaria actuando sobre las empresas"

Como representante de la demanda, Carles Garriga, CEO del grupo Mikalor, indica que tiene la sensación de que "los empresarios tenemos que buscar el conocimiento nosotros y esto es una tarea dificilíssima". Garriga ha denunciado que "en los últimos años hay una deriva de pensamiento en la que parece que poner en contacto activos públicos y privados es corrupción". "Tenemos que hacer un esfuerzo para cambiar este paradigma de desconfianza", ha apuntado.

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En este sentido y señalando de nuevo al sector público, Pere Condom, director de Investigación y Transferencia de la Universitat de Girona, denuncia que "la burocracia está pervirtiendo el sistema y lo está desincentivando". La ha comparado, de hecho, "con un sistema operativo anticuado por un ordenador, que hace que un día de repente no lo puedas ni encender".

En el debate sobre "estirar de la demanda o de la oferta", David Domingo, manager de The Collider (MWCapital) -especializada justamente en la creación de spinoffs-, aporta una idea que apunta a la oferta, a los investigadores: "dar formación a los científicos porque para que sepan llevar su conocimiento a la innovación". Y Xavier Oleart, fundador y CEO de Edryx Healthcare, utiliza su caso personal para reclamar la misma medida: "después de haber estudiado una carrera y un máster -vinculados en la farmacia y las ciencias de la salud-, me sorprende que en ningún momento me hayan explicado cómo hacer una cuenta de pérdidas y ganancias o un balance de resultados". La innovación se tiene que fomentar desde las aulas, "y no formar a la gente únicamente para que sean mano de obra".

¿Financiación o pedidos?

Según Ferràs, el problema con el cual se encuentran las empresas es el gap financiero, y Antoni Garrell, presidente de HM Hospitales de Catalunya está de acuerdo: "Las empresas tienen un problema de financiación porque no hay una banca industrial para financiar empresas y pymes". Según Garrell, "no podemos pedir a empresas de 10 trabajadores que innoven", que representan, de hecho, un tercio del tejido empresarial catalán.

Navarro: "La innovación va de correr, de llegar el primero"

Pero, ¿las startups necesitan dinero o pedidos? Ezequiel Navarro, consejero delegado del grupo Pulso, lo tiene claro: pedidos. Necesitan "tener productos, clientes y camino para recorrer". Navarro cree que lo que falta, de hecho, es velocidad: "la innovación va de correr, de llegar el primero. No se tiene que ser excelentes, sino ser el primero", y en este sentido, obviamente, sobran "los lastres y la burocracia".

Sobre la velocidad, Eva Rosell, directora del Barcelona Health Hub, comparte la estrategia que han tenido que hacer para ganar tiempo: las startups relacionadas con las ciencias de la salud tienen timings de validación muy lentos, "normalmente sus soluciones se validan en dos años, pero en este plazo una startup puede morir", explica. Por eso, hablaron con el Hospital de Sant Pau -su vecino y partner-, para conseguir que las soluciones de sus startups se validen, o no, en tiempos récord: en nueve meses. "Hemos tardado dos años y medio en conseguirlo", admite.

Rodríguez: "El mundo no nos espera"

"El mundo no nos espera", apunta Àurea Rodriguez, gerente de Eurecat en Tarragona y desarrollo corporativo, "por mucho PERTE que haya". "De hecho, el PERTE puede ser una buena política de tracción, pero los milagros no existen", ha añadido.

El camino no pasa "por el dinero o por hablar de innovación, sino por innovar directamente", apunta Navarro, con el objetivo de vender: "Tratar el problema desde el punto de vista de la hambre y no de la nutrición", apunta.

El eco optimista: las cosas están cambiando

En la fricción entre el análisis positivo y negativo, entre aquello que se tiene que hacer y aquello que se tiene que rehacer, Josep Maria Martorell, director asociado del Barcelona Supercomputing Center (BSC), reflexiona sobre una tendencia de fondo: "las cosas están cambiando y hay barreras que se han roto". Martorell hace referencia a la Ley estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación: "Todas las leyes que se han aprobado en los últimos 10-15 años iban en la dirección de controlar y de poner restricciones, pero esta ley establece un marco optimista tanto en la flexibilización de los instrumentos que las entidades académicas pueden crear como en la promoción de la movilidad de talento entre el sector público y el sector privado". Ideas que hace unos años "hubieran sido impensables y que, a pesar de que todavía no soluciona un problema, ayudan a eliminar barreras", ha afirmado.

Y para valorar los cambios, hay que conocer la historia, la evolución. "En Catalunya el primer fondo de capital riesgo que se creó para financiar empresas llegó en 2008, Ysios, y hasta que éste no atrajo otros fondos no se creó el ecosistema real de transferencia de conocimiento que hoy conocemos", ha explicado Roger Gomis, director del laboratorio de Control de Crecimiento y Metástasis del Cáncer del IRB Barcelona, quien cree que este ecosistema lo tenemos desde el 2015, "que no hace tanto", que hay oportunidades y hay capital con voluntad de invertir, pero que "tenemos que ser realistas y saber de dónde venimos". Continuar trabajando para hacer crecer el ecosistema y ser "más tolerantes con el riesgo".