"No, yo no compraría una universidad". El presidente del Cercle d'Economia y del fondo de inversión Meridia Capital, Javier Faus, bromea pero, a la vez, no bromea. La mesa de debate organizada por la fundación Premis Rei Jaume I está a punto de acabar y la discusión se ha extendido al público, lleno de profesores, catedráticos y algún vicerrector y rector de universidades catalanas. La máxima autoridad académica de la Universitat Pompeu Fabra, Jaume Casals, ha lanzado la pregunta después del debate sobre innovación, conocimiento y transferencia al mundo empresarial, en el que las universidades no han salido airosas: "Algunas universidades se tendrían que subastar; ¿compraríais una?".
En la mesa están, además de Faus, el economista y profesor universitario José García Montalvo (premio Rei Jaume I de economía de 2019), la fundadora y CEO de Holaluz, Carlota Pi (premio de emprendeduría), el catedrático José María Baldasano (premio a la protección del medio ambiente en 1997) y el exconseller Andreu Mas-Colell, que ha moderado el debate organizado por la fundación Premis Rei Jaume I con la colaboración de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) y el Cercle d'Economia.
"La enfermedad que tenemos en Europa es que hay conocimiento pero no se transfiere bien; y en el Estado español es mucho más grave", ha indicado García Montalvo. De hecho, todos los ponentes han estado de acuerdo con que la investigación y la innovación se hace en las universidades y no en las empresas. ¿Por qué las compañías no invierten en este ámbito? "Porque las empresas en el Estado español son micro y es difícil innovar en una empresa pequeña", apunta Faus. Y García Montalvo añade: "El empresario ve la innovación como un coste, no como un beneficio a largo plazo".
"Las empresas no invierten en innovación porque son muy pequeñas y no tienen músculo para hacerlo", según Javier Faus
Por tanto, es una cuestión de cultura. "La empresa española se equivoca cuando no invierte en innovación", asegura Pi. La CEO de la energética cree que para dirigir una compañía es importante pensar a largo plazo y "no en los resultados del próximo trimestre". Pero Faus avisa de que no se tiene que invertir por invertir: "La investigación alemana se ha centrado históricamente en el sector de la automoción y ahora ven que en 10 años los coches quizás no serán necesarios; se tiene que tener en cuenta en qué se invierte, no sólo garantizar que hay inversión".
"El talento vale dinero"
Una de las claves para tener un buen ecosistema de investigación es el talento que se dedica a ello. Según Baldasano, "actualmente la plantilla de las universidades está compuesta por un 5% de profesionales muy buenos, vocacionales y comprometidos; un 25% de gente válida y un 70% de morralla". Ante las referencias a esta frase durante las intervenciones finales del público, el catedrático ha matizado sus palabras: "Soy un hombre universitario y estoy convencido de que se ha hecho un gran esfuerzo, pero necesitamos un cambio en los procedimientos de contratación".
Según Montalvo, el problema con el talento es más de gobernanza, que desde las universidades no se atrae ni se valora de manera suficiente. "No entienden que un investigador es un trabajador global, que puede estar hoy aquí pero mañana en Alemania, y esto quiere decir que son caros". Mientras que en otros países se les paga por su valor, en el Estado español no es así, añade. En la misma línea, Carlota Pi considera que "necesitamos el mejor talento, y el talento vale dinero; las empresas, en general, ofrecen mejores retribuciones".
Y otra carencia de las universidades -y aquí Baldasano extiende el problema a todo Europa- es la incapacidad de colaborar. "En Catalunya hay un núcleo importante de investigación científica en medio ambiente, que es mi ámbito. Se está trabajando bien, pero segregadamente; el científico norteamericano sabe cooperar, pero en Europa no sabemos".
Aplicación de la investigación
La dificultad de encontrar salidas para la innovación que nace en las universidades es otro de los problemas actuales; que las ideas no se queden en un cajón y tengan recorrido empresarial más allá de las paredes de los centros académicos. García Montalvo lo califica de "amateurismo en la gestión": "Querríamos tener un venture capital en nuestra universidad para gestionar las relaciones de nuestros investigadores y sus innovaciones para convertirse en empresas; nosotros no lo podemos hacer por mil obstáculos administrativos".
Mientras que Baldasano culpa a las universidades de la falta de conexión con las empresas -"la universidad no sabe vender ni proyectar su actividad"-, Pi pronuncia un mea culpa y afirma que "es posible que las compañías tampoco nos hayamos acercado a las universidades buscando innovación". Y añade como ejemplo que en Holaluz tienen un equipo de data science interno; "no se me había pasado por la cabeza sentarme con alguien de la facultad de matemáticas".
Pero el premio Rei Jaume I de economía introduce otra variable en la ecuación: la falta de confianza. "Hay un problema de falta de incentivos y de instrumentos, de carga administrativa, pero también de suspicacia de las universidades hacia las empresas". Baldasano está de acuerdo y habla de "desconfianza".
¿La administración abre camino?
¿Son las universidades las que tienen que liderar el camino hacia una sociedad innovadora? ¿Quién tiene que financiar este tipo de proyectos? "Las administraciones públicas representan un 45% de la economía del Estado español; para muchas empresas son el principal proveedor y cliente", indica Faus, que añade que "si la administración pública adopta el papel de economía innovadora, lo extenderá al resto de agentes". Como ejemplo sitúa la digitalización de las administraciones públicas, que no es completa. "En las empresas, en cambio, no se puede permitir", dice.
"Las universidades tienen que tener más autonomía y se las tiene que financiar por objetivos", considera García Montalvo
¿Qué les piden los ponentes? "Que nos dejen trabajar". Carlota Pi cree que las empresas van por delante en innovación, nuevos modelos de negocio y nuevas fórmulas, y que los gobiernos de todos los niveles pueden ayudar a no entorpecer el trabajo con regulaciones como el impuesto al sol, que "es una vergüenza que haya existido en este país; tenemos problemas estructurales tan bestias que los incentivos fiscales no tienen sentido en este ámbito".
Por su parte, el presidente del Cercle d'Economia considera que la política se ha añadido a la moda de la inmediatez. Es por esta razón que pide que "se pongan objetivos a corto, medio y largo plazo, puesto que es imposible transformar la economía española sin poner las luces largas; hay problemas que no se solucionarán hasta dentro de 10 años". En relación a las universidades, García Montalvo cree que la solución es que "se les dé más autonomía pero que se las financie según objetivos". La innovación es cosa de todos.