• Día 56: Volver a Nokia

Día 56: Volver a Nokia

Ganyet hace un repaso tecnológico por el Seat 600, el iPhone o Nokia

Volver a Nokia. | iStock
Volver a Nokia. | iStock
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa
Etnógrafo digital
Barcelona
13 de Mayo de 2020

La Covid-19 lo ha trastornado todo y nada será igual que antes. Es aquello que decía Heráclito ya hace unos cuántos años, que el río cambiaba pero nosotros también.

 

Con el Seat 600 la generación pre-digital aprendió que la tecnología te cambiaba la vida; de repente Sant Miquel del Fai estaba más cerca y se tenía que ir cada domingo. El iPhone fue el 600 de la generación digital. De repente Sant Miquel del Fai era todo el mundo y con las low-cost íbamos a hacer fotos con Instagram.

"No creo que Apple fuera consciente el 2007 que lo que estaba tirando al mercado no era un nuevo modelo de móvil sino un nuevo concepto de ordenador de bolsillo"

Con el iPhone aprendimos que con un teléfono podíamos conectarnos a internet, escuchar música, ver vídeos, jugar a videojuegos y, además, hacer llamadas. El primer anuncio del iPhone del año 13 antes de la covid enumeraba todo lo que podía hacer el nuevo terminal de Apple y al final añadía como quien no quiere la cosa que también era un teléfono. No creo que Apple fuera consciente el 2007 que lo que estaba lanzando al mercado no era un nuevo modelo de móvil sino un nuevo concepto de ordenador de bolsillo.

 

Y cómo si de una profecía se tratara usamos el móvil cada vez para más cosas y cada vez menos para llamar. Recuerdo el silencio que reinaba en el estudio de Gotomedia de San Francisco, donde trabajaba el 2007 cuando salió el iPhone en los EE.UU.; el correo y una incipiente mensajería ya habían tomado el lugar de las llamadas.

Una década es mucho en tecnología y es entre una octava y una novena parte de nuestra vida, bastante tiempo como para que los hábitos cambien y para que miremos hacia atrás con nostalgia. Y en estos diez años que hace que todos tenemos teléfonos avispados nos hemos olvidado de hablar por teléfono como más bien solíamos, y estos días de covid-19 lo estamos pagando.

60 días después todavía nos dura esto de hacer videollamadas simplemente porque la tecnología lo permite, porque se puede hacer y porque todo el mundo lo hace. La mayor parte de estas comunicaciones serían más fáciles, directas y más breves —sobre todo más breves— si las hiciéramos con una vulgar y pre-covidiana llamada de teléfono. Pasamos las horas de trabajo mirando fijamente caras pixeladas de gente que ni nos mira, que está respondiendo correos, que lee Twitter o procura mirar por la ventana para relajar la vista.

"60 días después todavía nos dura esto de hacer videollamadas simplemente porque la tecnología lo permite, porque se puede hacer y porque todo el mundo lo hace"

Sufrí mucho durante las primeras semanas de confinamiento por esta imposible atención que las videollamadas piden pero mi vida cambió a mejor cuando pensé en responderlas desde el móvil, sólo con voz, mientras paseo por casa con los auriculares puestos, como cuando tenía un Nokia.