Resulta que la Representación de la Comisión Europea en Barcelona y la Mobile World Capital Barcelona han invitado a dieciocho personas muy sabias digitalmente hablando, a asistir a unas sesiones en Bruselas acerca de los principales retos de la transformación digital. A dieciocho personas muy sabias y a mí.
Escribo esto después del primer día de sesiones, un día intenso donde por el edificio Charlemagne de la Comisión Europea hemos escuchado hasta a 10 ponentes con sus correspondientes PowerPoints (quedaos con este concepto que saldrá más adelante). Ni a la hora de comer ha bajado la intensidad: ha ido acompañado de una conversación con Alejandro Cainzos, miembro del gabinete de la vicepresidenta ejecutiva de la CE Margaret Vestager que ha sido la más interesante (¿quizás porque era sin PowerPoint?). En las sesiones se ha hablado de los objetivos para la Década Digital que va hasta el 2030, de la estrategia de Inteligencia Artificial, de la Ley europea de chips o de la creación y la captación de talento digital.
El objetivo del encuentro con los responsables europeos —técnicos, no políticos— de estos ámbitos es tripartito: por un lado conocer de primera mano la agenda digital europea; por otro posicionar las entidades representadas por los asistentes como agentes clave en la agenda digital europea; y finalmente consolidar la posición de Barcelona como líder en el debate sobre el uso ético de la tecnología.
Un repaso a los asistentes aporta la medida del potencial de la capital catalana en el ámbito digital; a nivel académico, institucional, en investigación básica y aplicada, en infraestructuras de computación a gran escala y en ética. En la mesa de asistentes, que más que mesa parecía un tribunal, había nombres como los de Pilar Conesa, responsable del Smart City Expo; Karina Gibert directora de la IDEAI-UPC; Mercè Crosas, directora de ciencias sociales computacionales del Barcelona Supercomputing Center; Marc Pérez Batlle, responsable de Políticas Digitales del Ayuntamiento de Barcelona; Liliana Arroyo, directora general de Sociedad Digital de la Generalitat de Catalunya, Montse Guàrdia, directora de estrategia de MWCapital; Ana Freire, investigadora en IA de la UPF y premio Alan Turing; Jesús Alonso Zárate, director de Investigación e Innovación estratégica de la Fundación y2CAT; Xavier Trabado, de la junta directiva de la Mesa de Entidades del Tercer Sector; Esteve Almirall, director del Centro para la Innovación a las Ciudades de ESADE; Joan Lluís Mas, director de Tecnologías Digitales de Eurecat-CIDAI; Laia Corbella, directora de Comunicación y Asuntos Corporativos de MWCapital; Belén Arribas, presidenta de la International Federation of Computer Assotiation; Genís Margarit de la UPF; Roger Serra de Fundació.cat; los periodistas y amigos Pipo Serrano y Albert Cuesta y un servidor, escritor de moda en esto del digital.
Un par de datos más: la mesa era plus-cuam-paritaria —10 mujeres y 9 hombres—, 16 iban vestidos con colores oscuros, una burdeus, otra rosa y una última blanco. A la hora de tomar notas 8 lo hacían con PC, 8 con Mac, uno con iPad y dos a mano. El cierto es que impresiona y enorgullece a partes iguales el hecho de ver este potencial digital de país… digital.
Os he puesto la lista porque creo que es relevante para el relato, del mismo modo que lo ha estado por el devenir de las sesiones. Me explico. A menudo, después de un aburrido PowerPoint (más adelante será importante) lleno de fechas, estrategias y buenos deseos, el turno de preguntas se ha convertido en debate, que a pesar de alargarse siempre ha hecho corto. Da gusto hablar gente que la toca, aportando conocimientos, experiencias y puntos de vista que por definición los ponentes, por expertos que sean, no llegan a tener. Uno de los ponentes después de la ronda inicial de presentaciones de los asistentes ha admitido que la audiencia sabía más que él sobre el tema. También demasiado a menudo al entrar en materia en aspectos concretos más de un ponente ha tenido que jugar la carta de "esto lo lleva otro departamento". En la administración siempre hay otro departamento.
¿No encontráis nada extraño en lo que lleváis leído hasta ahora? Estamos hablando de los retos de la transformación digital, de la IA, de talento digital y de ética ¡y todavía no ha aparecido en escena el omnipresente ChatGPT! De hecho ha sido el invitado de piedra en todas las sesiones, donde ha sido mencionado explícitamente por los ponentes, ha salido en el turno de preguntas o ha sido referenciado de manera velada. Es inevitable tratarlo cuando hablamos de protección de datos, de ética en el uso de la IA, en modelo de impulso de empresas emergentes o en el impacto social de la tecnología.
Si esta es la propuesta de Europa moriremos todos, que mientras en Europa nos esforzamos para regularlo todo, en EE.UU. ponen la directa
La UE puede exhibir un gran caso éxito en la GDPR, la ley que nos garantiza una protección de nuestros datos de la que en el resto del mundo no disponen. La prueba de que es un referente es que California, el estado de donde sale OpenAI y su ChatGPT, se ha basado para elaborar su ley. Habrá que ver cómo casa la protección de los derechos digitales de los ciudadanos y sus datos con los grandes modelos de lenguaje que utilizan precisamente estos datos sin permiso para su entrenamiento, agujeros de seguridad a parte.
Después de ver los PowerPoints más aburridos, mal maquetados y más llenos de texto que he visto en mi vida me ha venido a la cabeza que si esta es la propuesta de Europa moriremos todos, que mientras en Europa nos esforzamos para regularlo todo, en EE.UU. ponen la directa, que mientras aquí hacemos PPTs en EE.UU. hacen GPTs.
Ha sido después de pensar algo más y "with a little help of my friends" y los debates que hemos tenido todo el día que me he dado cuenta que la regulación es necesaria, que con las redes sociales ya hemos visto qué le pasa a la democracia cuando hay demasiadas zonas grises, que Cambridge Analytica no hackeó Facebook, solo lo usó. Ahora, lo que sí que haría yo es usar el ChatGPT para que nos ayudara a hacer mejores PPTs, utilizaría las herramientas más avanzadas que tenemos al alcance para hacer las mejores regulaciones, que no se pueden diseñar en base a cada nueva tecnología que salga (Cainzos dixit comiendo).
Y sí, el café que nos han dado en el Parlamento Europeo era café americano, no sé si es una metáfora de algo pero eso sí que lo regularía.