Se pretende dar un buen golpe para que Catalunya sea rica y llena. En la enmienda núm. 3105 de los presupuestos, presentada en el Congreso de los Diputados, se propone en su punto octavo, uno que por la exención al impuesto de patrimonio de las empresas familiares "la participación del sujeto pasivo al capital de la entidad sea al menos del 15% computado de forma individual, o del 40% conjuntamente con..."(grupo familiar de segundo grado), ante el 5% y 20% respectivamente, vigentes en la actualidad. DOS.1 "Se crea la cuota estatal del impuesto del patrimonio..." sobre la que se puede deducir la cuota autonómica, de forma tal que a la práctica las comunidades autónomas sólo podrán competir aumentando la imposición.
Teniendo en cuenta que el impuesto de sucesiones remite al de patrimonio por los requisitos a cumplir para poderse acoger a la reducción del 95% del valor de la base imponible, la enmienda también afectaría las transmisiones mortis-causa de la empresa familiar.
El hecho de que esta enmienda tenga pocas probabilidades de ser aprobada no quita importancia a qué es la opinión e intención de un socio del gobierno central, que está en el actual gobierno catalán y que probablemente será el partido más votado en las próximas elecciones catalanas y base del futuro gobierno autonómico. Va en la misma línea de la modificación introducida con ocasión de la aprobación de los últimos presupuestos de la Generalitat, en el sentido de hacer incompatible acogerse al impuesto de sucesiones a la reducción de base imponible por empresa familiar y a bonificaciones a la cuota.
"Atacar la empresa familiar y su continuidad es lanzar piedras sobre el propio tejado"
Reflexionamos sobre algunas posibles consecuencias de una eventual aprobación del dicho enmienda. Un aumento de los cambios de residencia en lugares cercanos, como Andorra o Portugal, en los que el tratamiento fiscal es mucho más favorable. Menor reinversión de beneficios empresariales, al tenerse que repartir más dividendos para poder afrontar el pago del impuesto de patrimonio. Mayor venta de empresas para poder afrontar el pago de impuesto de sucesiones, puesto que no es el mismo recibir un patrimonio que recibir liquidez. Mayor cierre de empresas por cambio generacional, por el mismo motivo. Reducción de la dimensión de las empresas, puesto que una forma de cumplir los nuevos requisitos es dividir la empresa. En definitiva, una mayor mortalidad de las empresas por cambio generacional.
Se tiene que tener en cuenta que la empresa familiar representa el 88% de las empresas catalanas, el 69% del valor añadido sucio y el 76% de los puestos de trabajo privados, es decir la base del estado de bienestar. Atacar la empresa familiar y su continuidad es lanzar piedras sobre el propio tejado; y es que, parafraseando a WinstonChurchill, "muchos ven a la empresa como el lobo al que hay que abatir; otros como la vaca que tiene que ser munyida; y muy pocos la miran como el caballo que tirra del carro".