¿Compensa investir como presidente de la Generalitat al señor Illa a cambio del acuerdo de financiación al que ha llegado ERC? Esto es materia de un foro de opinión política. Por eso intentaré hacer aquí algunos razonamientos puramente económicos, sobre el beneficio que podemos obtener.
Si se cumplen los acuerdos, estamos ante una posibilidad real de que el drenaje fiscal que sufre Catalunya quede limitado. ¿Por qué limitado y no solucionado definitivamente? Pues por la sencilla razón de que la cuota de solidaridad queda abierta. Y a mí la palabra solidaridad siempre me ha dado miedo. Le tengo una prevención total. Esta palabra siempre la he visto pronunciar a la gente más aprovechada. Y siempre reclamando derechos que deben ejecutar terceros. En cambio, nunca la he oído en boca de personas que practican la solidaridad cada día. Por tanto, la cuota de solidaridad será una batalla que discutiremos dentro de un tiempo.
Lo que yo deduzco de los acuerdos es que la Generalitat recaudará los impuestos -o el más significativo entre ellos, el IRPF- y después a ese dinero se le descontarán los costos de la maquinaria del Estado en Catalunya y, también, esta cuota de solidaridad que tanto miedo me da. Esto se transferirá al Estado, y lo que reste será administrado por la Generalitat -que, no se crean, también me da miedo, vista la incompetencia gobernante. Al menos, el sistema se aproximará a una cierta justicia financiera.
"A mí la palabra solidaridad siempre me ha dado miedo. tengo una prevención total"
Los principales obstáculos son el Estado, que pierde el poder de hacer regalos financieros a las autonomías -y, por tanto, se limita el nepotismo y el favoritismo, ergo la corrupción política- y las autonomías deficitarias que, hasta ahora, no tenían que justificar nada -podían vivir a costa de los demás. La buena herramienta política que tiene en sus manos el presidente Sánchez es decir que si creen que este acuerdo es un privilegio para Catalunya, se puede aplicar a todos. A unos la cuota de solidaridad les resultará positiva -nuestro caso- y en otros negativa. Al menos, todos quedarían retratados. Inconveniente: no abandonaremos el régimen general. A mí no me importa si las reglas y los procedimientos están escritos. Las cuentas claras conservan la amistad.
¿Inconvenientes que le veo al acuerdo? Pues que no cumple dos principios claros de cualquier contrato. El primero es la capacidad del actual gobierno español de llevarlo a cabo. No entiendo mucho, pero no estoy seguro de que el PSOE por sí solo pueda sacar adelante el acuerdo. ¿Recuerdan aquella frase del contrato mercantil que nos explican en cualquier curso de derecho? "Las partes se declaran capacitadas para ejecutar los términos y condiciones del presente contrato". Pues sobre este principio hay incertidumbre.
"Me da tanto miedo que España no cumpla como que Catalunya no vigile y, en caso de incumplimiento, no actúe enérgicamente"
El otro principio contractual que no cumple el acuerdo es el de compensaciones. Qué sucede si una de las partes no cumple el acuerdo? Cuáles son las penalizaciones? Tendría que figurar a algún lugar. Más teniendo en cuenta el que he explicado al párrafo anterior: estamos ante un acuerdo difícil de implementar, puesto que, si se generaliza a todas las autonomías, ahora si, España acontecería un estado federal. Y los enemigos de esta posibilidad están a todos los partidos.
Bien, habrá que ver cómo avanza todo esto. Me da tanto miedo que España no cumpla como que Catalunya no vigile y, en caso de incumplimiento, no actúe enérgicamente. Se debería crear un grupo de expertos de todos los colores -me niego a la farsa de las comisiones parlamentarias o políticas- para hacerle el seguimiento. Hay temas, como este, que si se quieren tratar correctamente difícilmente tienen color político. Tecnócratas, por favor.