Este lunes todos los periódicos abrían portada con la épica de Rafa Nadal, las votaciones de Eurovision en Benidorm, los indicadores del Covid, las fiestas de Boris Johnson y la testosterona de unos y otros en Ucrania, y considero que ha pasado demasiado desapercibido el nombramiento de José María Álvarez Pallete como nuevo presidente de la GSMA, la asociación que reúne más de 400 compañías de telecomunicaciones de todo el mundo y que sobre todo se dedica a organizar el Mobile World Congress.
Hasta ahora el presidente de la GSMA era Stéphane Richard, el presidente mundial de Orange, y personalmente me ha sorprendido un poco que las operadoras de todo el mundo escogiesen para este cargo al presidente de Telefónica, una empresa que en los últimos cinco años ha visto caer sus activos más de un 15%, igual que sus ventas y su patrimonio, y en este mismo tiempo ha visto caer su cotización en bolsa más de un 50%. Mientras Estados Unidos o China son grandes mercados dominados por unas pocas compañías que logran volúmenes significativos que les permiten ser realmente importantes, en Europa tenemos un mercado muy fragmentado con centenares y miles de empresas de telecomunicaciones compitiendo por conseguir ser determinantes incluso dentro de su propio país, y por tanto ninguna de ellas con un tamaño que les permita ser un jugador de influencia mundial. En este contexto el sector pone al frente de la GSMA al responsable de una operadora europea, y por tanto más bien pequeña, con una clara tendencia descendente en cuanto a negocio y actividad. Más allá de las capacidades que debe tener el señor Álvarez Pallete, creo que la explicación más probable debe estar relacionada con que Telefónica es el principal operador del país que acoge la principal actividad de la asociación: el Mobile World Congress.
Ahora empezará toda una retahíla de rumores sobre el futuro del congreso, que si se irá a Madrid o se quedará aquí, que si es el último año de Hoffman al frente o si aún seguirá algún año más, y quién sabe cuántas cosas más... La discusión será dónde estarán las mesas en las que se tomen las decisiones y quién debe sentarse en ellas
Por mucho que las pocas crónicas publicadas digan que los retos de Álvarez Pallete al frente de la GSMA giran alrededor del 5G, el metaverso, la ciberseguridad, la inteligencia artificial u otras innovaciones y tendencias, no tengo ninguna duda que el verdadero encargo será ordenar y orientar el futuro del congreso que ya hace 17 años que se celebra en Barcelona y que pasa por momentos difíciles tras la cancelación por Covid del 2020 y las ediciones de 2021 y 2022 que habrán quedado muy lejos de aquello a lo que estábamos acostumbrados. Ahora ya hace 10 años que para blindar las complicidades necesarias para sacar adelante un evento de estas características se creó la Fundación Mobile World Capital Barcelona, que reúne la ya citada GSMA con todas las administraciones implicadas, así que Álvarez Pallete se sentará con Fira de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Gobierno de España para ver qué hay que hacer. Visto así, y visto cómo tenemos el patio, yo también habría elegido a alguien que nos conozca un poco, mejor el presidente de Telefónica antes que un ejecutivo coreano, norteamericano o alemán.
Ahora empezará toda una retahíla de rumores sobre el futuro del congreso, que si se irá a Madrid o se quedará aquí, que si es el último año de John Hoffman al frente o si aún seguirá algún año más, y quién sabe cuántas cosas más. Todas ellas son decisiones muy relevantes para nuestra ciudad, no sólo por la economía sino también por el posicionamiento y por la construcción de ecosistemas. Se volverán a poner sobre la mesa expectativas y exigencias, propuestas y ambiciones. Por eso me parece sorprendente que el nombramiento de Álvarez Pallete haya sorprendido a más de uno en nuestra casa, cuando se trata de un movimiento crítico y estratégico que lejos de estar improvisado ha sido pensado y diseñado en alguna mesa.
Seguro que se hablará de ello pero yo no creo que el Mobile World Congress se vaya de Barcelona, pero sí que creo que de la misma manera que al Ayuntamiento de Barcelona le gustaría que esta iniciativa dejara más impronta en la ciudad, seguro que al gobierno español le gustaría que la Mobile World Capital Foundation tenga un liderazgo menos local. Diría que la discusión no será sobre el lugar dónde se ha de realizar, que continuará siendo Barcelona, sino sobre dónde estarán las mesas en las que se tomen las decisiones y quién debe sentarse en ellas. La llegada de Álvarez Pallete al frente de la GSMA podría suponer cambios en los liderazgos del congreso que nos ha puesto en el mapa tecnológico del mundo, y que los nuevos protagonistas no hablen catalán.
Tengo la desagradable sensación, y espero que errónea, de que tanto el Ayuntamiento como la Generalitat andan despistadas en este asunto, y que dentro de la estructura de la Capital hay más de uno y de dos que les da absolutamente igual e incluso prefieren que el centro de decisión vaya efectivamente hacia Madrid porque allí hay más poder y por tanto más posibilidades. Espero equivocarme.