Hablamos de falsedades, de mentiras o imprecisiones, con la distancia de quien no se ve expuesto a ellas. Nos creemos autorizados a hablar de "fakes" con condescendencia, sintiéndonos lejos de los perjudicados.
Sin embargo, con la mejor voluntad, de buena fe, en nuestros proyectos seguimos las orientaciones de quien no siempre está bien informado, o de quien interesadamente minimiza las consecuencias de no alcanzar los objetivos.
"Aceptamos consejos de quien no se los aplica a sí mismo, y los damos con la vanidad de quien ya cree haberlo aprendido todo con sus experiencias"
Nunca es agradecido el papel de abogado del diablo, pero se deben conocer las dos versiones de un hecho. El mundo de la empresa concentra, afortunadamente, mucho progreso detrás de las ideas, pero también hay lugar para el engaño, como tantos casos conocidos (y muchos más desconocidos) ponen de manifiesto.
Aceptamos consejos de quien no se los aplica a sí mismo, y los damos con la vanidad de quien ya cree haberlo aprendido todo con sus experiencias.
A menudo hacemos caso a la opinión de quien tiene un claro conflicto de intereses o de quien no asumirá ninguna responsabilidad si las cosas no salen como asegura. Citando a Warren Buffett, no conviene preguntar a un peluquero si necesitamos un corte de cabello ("Don't ask the barber whether you need a haircut").
Nadie va en contra de su provecho y éste no necesariamente debe coincidir con el nuestro. Dicho de otro modo, en ocasiones es recomendable evitar equivocarse de la mano de quien no sabe de aquello que predica o de quien tiene poco que perder.
La motivación de quien empuja su proyecto va ligada a la toma de decisiones. Las acertadas orientan el camino a seguir, las erróneas señalan lo que debe corregirse.
"Nadie va en contra de su provecho y éste no necesariamente debe coincidir con el nuestro"
El empuje no se corresponde con la impulsividad, ni tomar riesgos equivale a actuar temerariamente. Tampoco la cautela implica cobardía. Hay que actuar con prudencia, aunque con ambición y audacia.
La controversia de quién aporta más en un proyecto se ilustra con la conocida frase del empresario australiano Richard Pratt comparando el compromiso y la implicación de la gallina y del cerdo en un plato de huevos con tocino ( "In a meal of bacon and eggs, the chicken is involved, the pig is committed."). El pollo participa, el cerdo está comprometido.
El proveedor de los huevos no recordará haber dado consejos erróneos ni reconocerá haber impelido a asumir riesgos excesivos. Quien ha cedido el bacon suele ser quien ha dedicado el esfuerzo y las mejores ideas, incluso sus ahorros, a hacer realidad un proyecto. Falta por saber en qué mesa se comerá ese plato una vez esté cocinado.