La parada del país por el COVID-19 ha sido en el ámbito empresarial la cosa más inesperada y extraordinaria que nos ha pasado nunca, como sociedad nos ha afectado a todos y a las empresas casi que a todas. Concretando a nuestro sector, el inmobiliario, ¿de dónde veníamos antes del confinamiento? Cómo todo el mundo sabe veníamos de una larga y durísima crisis seguida de un crecimiento del sector que empezó en el 2015, de unos años buenos el 2016, 2017, 2018, de un 2019 con un primer semestre muy bueno y un segundo semestre más tranquilo, y de dos meses del 2020 que había empezado con mucha actividad, y de golpe parada absoluta, silencio ... Pero no del todo, en las empresas como la nuestra, que tenemos varias líneas de negocio (patrimonial, comercial y consultoría...), siempre somos conscientes que cada una de ellas tiene una vida propia y diferente y que en casos de crisis, hay que hacer un plan especial para cada una de ellas, y en esto tenemos experiencia.
Así pues en el primer momento que tuvimos claro que habría confinamiento (nunca pensamos lo largo que ha sido) tuvimos claro también que había que definir cómo impactaría en cada línea de negocio y qué nos obligaría a hacer.
Así que inmediatamente vimos que en Patrimonial se nos incrementarían los problemas y, está claro, el trabajo, y que había que poder dar un servicio casi normal a partir del minuto 0, y esto lo podíamos hacer poniendo en marcha enseguida el teletrabajo. La gran ventaja es que tenemos unos programas informáticos preparados para hacerlo, en la nube de hace años, con una administración en linea probada de hace años y con procesos que permiten interactuar a los clientes con nosotros y con los proveedores. Y así fue, el trabajo se multiplicó debido a las normativas que iban saliendo del Gobierno y de la Generalitat, a las incidencias que producían las lluvias insistentes, los problemas de convivencia en las Comunidades en relación con los temas comunitarios y los problemas derivados de las dificultades de pago para muchos arrendatarios.
En Comercial la experiencia fue diferente, la parada hasta pasada la Semana Santa fue absoluta, nadie llamaba ni enviaba e-mails para pedir información de inmuebles, en todo caso fueron nuestros comerciales quienes se pusieron en contacto con los clientes para interesarse por cómo estaban de salud y para explicarles que a pesar de que las oficinas estaban cerradas continuábamos atendiendo por teléfono, e-mail, videoconferencia, lo único que no podíamos hacer eran visitas a las fincas. A partir de la última semana de abril empezamos a notar que las consultas iban creciendo, incluso hacíamos alguna reserva de alquiler, viendo el piso por vídeo porque no podíamos todavía enseñar físicamente. Aún así muy poca actividad, ¡normal dado la situación!
"A partir de la última semana de abril empezamos a notar que las consultas iban creciendo, incluso hacíamos alguna reserva de alquiler, viendo el piso por video"
Lo único excepcional es que en este tiempo hicimos muchas escrituras de obras acabadas y que los clientes compradores necesitaban ocupar. Ya desde finales de mayo que pudimos visitar las fincas, lo más interesante es que de golpe creció el interés de los compradores por viviendas con terraza o jardín, y disponibles ya, ¡esto quiere decir vivienda de segunda mano! Es evidente que es consecuencia directa del confinamiento.
Por último en Consultoría, poca actividad en inversiones y mucha en fiscal, estamos en época de declaraciones de renta y esto no lo ha aplazado el Gobierno. Estamos en julio, combinamos teletrabajo y presencial, pensamos que estamos en una "mini burbuja" de demanda, consecuencia directa de la pandemia y que será en septiembre cuando nos encontraremos con la realidad de un mercado que sufrirá las consecuencias de las incertidumbres y, sobre todo, de los problemas laborales que están aumentando.