El Eliza Sollers es una chica de 13 años que el día 20 de abril del 2016 era al concierto que Bruce Springsteen hizo en Baltimore. El Eliza era ante tocando la valla que separa el público del foso donde a menudo los artistas bajan a hacerse un baño de humanidad. En un momento del concierto Bruce baja micrófono en mano borde la valla y empieza a saludar y a encajar manso con los fans mientras se acerca inexorablemente hacia el Eliza, que está emocionadíssima al ver su ídolo de cerca. El clímax llega cuando lo Bruce abraza la chica mientras se hace un selfie.
La cara de la chica cuando se da cuenta del que le ha pasado es la cara de la felicidad. De todo tenemos un vídeo a cámara lenta de poco más de un minuto que ya se ha hecho viral. El vídeo es hipnótico. El alta definición y la cámara lenta permiten ver todos los detalles del momento y conservan toda la metainformació. A cada visionado descubriréis nuevos detalles.
El primero que sobta es que los fans en lugar de abraonar-se encima de su ídolo para tocarlo, abrazarlo o rasgarle la camiseta el que hacen es enretirar-se prudencialmente. No lo hacen porque los americanos respeten más la burbuja personal que los latinos ni porque los guardaespaldas los obliguen (sólo hay uno y más bajo que el 1,77 de Bruce), lo hacen para respetar la distancia focal de la cámara de los móviles. Los fans de manera inconsciente se enretiren para poder encuadrar bien su ídolo y hacer la foto perfecta que antes no haya acabado la canción ya habrán compartido con el mundo.
Pero el gran momento del vídeo es el selfie que el Eliza se hace con Bruce que tiene dos partes. A la primera parte el protagonista es el cantante. Cuando después de saludar los primeros fans se da cuenta que hay una chica de espaldas probando de hacerse un selfie con él se acerca decidido, lo abraza por el cuello y espera que ella haga hasta tres fotos del momento mágico (se ve claramente gracias a la cámara lenta del vídeo). Posteriormente el Eliza manifestó que veía a Bruce de lejos al ángulo de su móvil y buscaba salir ella sin taparlo y que nunca se habría imaginado que el cantante se acercara hasta abrazarla para qué ella hubiera hecho el selfie perfecto.
De hecho ella no vio nada de todo esto en directo; lo vio en diferido, en 2D y en la baja definición de la cámara frontal de su móvil. La emoción no era la del momento sino la de estar haciendo el selfie perfecto.
La segunda parte del selfie –la mágica– es cuando ella sabe que ha hecho la foto de su vida y se gira mientras Bruce continúa cantante a un palmo escaso de su cara. Este es el clímax del vídeo. Si hay una fotografía de la felicidad es la de la cara de la chica: aquello que ha visto la pantalla –una realidad digital de segunda mano– es real, existe y le está pasando en ella! El paso del analógico al digital nos dejó de parecer mágico hace mucho tiempo pero el del digital al analógico todavía lo encontramos mágico. La cara de la chica es la de este momento.
La cara de la chica cuando se da cuenta del que le ha pasado es la cara de la felicidad. De todo tenemos un vídeo a cámara lenta de poco más de un minuto que ya se ha hecho viral. El vídeo es hipnótico. El alta definición y la cámara lenta permiten ver todos los detalles del momento y conservan toda la metainformació. A cada visionado descubriréis nuevos detalles.
El primero que sobta es que los fans en lugar de abraonar-se encima de su ídolo para tocarlo, abrazarlo o rasgarle la camiseta el que hacen es enretirar-se prudencialmente. No lo hacen porque los americanos respeten más la burbuja personal que los latinos ni porque los guardaespaldas los obliguen (sólo hay uno y más bajo que el 1,77 de Bruce), lo hacen para respetar la distancia focal de la cámara de los móviles. Los fans de manera inconsciente se enretiren para poder encuadrar bien su ídolo y hacer la foto perfecta que antes no haya acabado la canción ya habrán compartido con el mundo.
Pero el gran momento del vídeo es el selfie que el Eliza se hace con Bruce que tiene dos partes. A la primera parte el protagonista es el cantante. Cuando después de saludar los primeros fans se da cuenta que hay una chica de espaldas probando de hacerse un selfie con él se acerca decidido, lo abraza por el cuello y espera que ella haga hasta tres fotos del momento mágico (se ve claramente gracias a la cámara lenta del vídeo). Posteriormente el Eliza manifestó que veía a Bruce de lejos al ángulo de su móvil y buscaba salir ella sin taparlo y que nunca se habría imaginado que el cantante se acercara hasta abrazarla para qué ella hubiera hecho el selfie perfecto.
De hecho ella no vio nada de todo esto en directo; lo vio en diferido, en 2D y en la baja definición de la cámara frontal de su móvil. La emoción no era la del momento sino la de estar haciendo el selfie perfecto.
La segunda parte del selfie –la mágica– es cuando ella sabe que ha hecho la foto de su vida y se gira mientras Bruce continúa cantante a un palmo escaso de su cara. Este es el clímax del vídeo. Si hay una fotografía de la felicidad es la de la cara de la chica: aquello que ha visto la pantalla –una realidad digital de segunda mano– es real, existe y le está pasando en ella! El paso del analógico al digital nos dejó de parecer mágico hace mucho tiempo pero el del digital al analógico todavía lo encontramos mágico. La cara de la chica es la de este momento.
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