En Boston, una nueva empresa ha ideado un sistema que permite monitorizar todas las tareas que un trabajador hace durante las horas de trabajo, y puntúa su productividad de 0 a 100. Se llama Enaible, y al parecer está creciendo al mismo ritmo que lo hace el teletrabajo como consecuencia de la pandemia. En unas declaraciones recientes, su máximo responsable Tommy Weir, aseguraba que en los próximos meses esta tecnología estará tan extendida que nadie la notará. Será la solución para seguir a equipos de trabajo que no se encuentran físicamente en el mismo lugar.
La monitorización es una práctica muy habitual en muchas empresas, y consiste en controlar una acción, un proceso o unos datos a través de un monitor. Son monitoreados los clientes de una gran superficie a través de las cámaras de seguridad. Las empresas monitorizan la presencia de los trabajadores a través de las máquinas de fichar al entrar y salir. También se controlan las horas destinadas a cada trabajo, a través de herramientas relativamente comunes, como Clockify. En el ámbito familiar, hay sistemas que permiten desde limitar la navegación por internet de los hijos para evitar contenidos inapropiados, hasta tenerlos geolocalizados. También se pueden monitorizar las granjas: hay, por ejemplo, Aviapp, que te asiste para "mejorar el estado de salud, el bienestar y el rendimiento de las aves de corral".
Pero monitorizar la productividad de los trabajadores y puntuarla ya es harina de otro costal. De hecho, hace sólo un año saltó una polémica en Estados Unidos en salir a la luz que Amazon había despedido hasta 300 trabajadores basándose en un algoritmo de inteligencia artificial, que medía la productividad en base al número de paquetes que eran capaces de confeccionar cada hora.
Los impulsores de la nueva app, Enaible, dicen que este nuevo algoritmo es capaz de entender qué tarea estás haciendo y -con la información de todos los trabajadores- puede también saber cómo mejorar la manera de ejecutarla. Lo controla todo: si estás escribiendo un informe y te paras un momento para abrir una notificación, por qué lugares estás navegando, o el número de mensajes que has enviado. Y, de todo ello, resulta una puntuación. Enaible no es un caso aislado. Otra aplicación, Time Doctor, además de ayudarte a controlar tu tiempo, te puede grabar lo que tengas en pantalla. Isaak, una tercera, ya funciona en 96 países, y analiza el uso del correo electrónico para identificar por ejemplo qué trabajadores son más colaborativos y cuáles tardan en ayudar a los compañeros.
Para los trabajadores monitoreados, surge la pregunta sobre el equilibrio con el que una máquina evalúa y compara compañeros por unos trabajos que no siempre tienen la misma lógica. Y las sugerencias que el algoritmo pueda hacer para que mejoren su rendimiento pueden quedar eclipsados por el miedo a ser despedidos por baja productividad, sólo porque la máquina les ha dado una puntuación que no acaban de entender.
Pero, contra lo que se pueda pensar a primera vista, la tecnología no sólo impacta sobre el trabajador vigilado: para los directivos también hay interrogantes inquietantes. De hecho, en algunos casos, como los mandos intermedios que supervisan a los trabajadores, la situación puede empeorar mucho. Para ellos, la pregunta es aún más cruda: si el seguimiento de la productividad y las propuestas de mejora de sus subordinados los hace una app, ¿qué pintan ellos en todo? Quizás confiados en que las máquinas sólo sustituían a los humanos en trabajos menos especializados, de repente pueden topar con la dolorosa realidad de que son prescindibles.
¿Sobran directivos?