Gestionar es un arte, y no una ciencia, por la sencilla razón de que no hay ningún método que pueda garantizar el resultado esperado. Haber tomado correctamente una decisión empresarial no garantiza que más adelante la misma decisión vuelva a ser la adecuada, haber sido capaz de analizar correctamente la situación no garantiza acertar el próximo análisis y obtener resultados hoy no asegura obtenerlos más adelante. Por esto gestionar es un arte, porque además de tener método, datos y recursos, también hay que tener visión, intuición y acierto.
El arte de gestionar consiste en saber hacer cuatro cosas: entender, decidir, convencer y actuar. Hablemos de la primera, entender. Entender la situación, entender los antecedentes, entender los intereses de los diferentes protagonistas, entender el marco legal, entender la situación política, entender las tendencias, entender los movimientos de los competidores, entender la situación financiera, entender la tecnología, entender las connotaciones sociales, entender la situación de tu equipo, entender el coste de oportunidad, entender los ánimos de los implicados… hay tantas cosas a entender que es imposible que alguien pueda estar seguro de haberlo entendido todo y bien. Siempre hay alguna cosa que habrías podido analizar más y mejor pero has decidido dejarlo correr, y siempre hay alguna cosa que deberías haber tenido en cuenta y no lo has hecho. Cuando te toca gestionar, el análisis que hayas podido hacer siempre viene acompañado de una duda razonable.
"El arte de gestionar consiste en saber hacer cuatro cosas: entender, decidir, convencer y actuar"
La segunda cosa que has de hacer es tomar decisiones. Decidir cuál de las diferentes opciones es la buena, decidir cuál es el presupuesto que debes asignar, decidir cuál es el momento en que se debe llevar a cabo, decidir cuál es la persona que debes poner al frente, decidir cuáles son los compañeros de viaje, decidir qué va primero y qué puede esperar, decidir qué recursos movilizas, decidir con qué alcance lo pones en marcha. ¿Lo encargo a esta persona con un presupuesto pequeño y un plazo corto? ¿o a esa otra persona con un presupuesto más alto y un poco más de tiempo? ¿Hago una prueba o hago dos? ¿las hago aquí o las hago allá? Cuando te toca gestionar, el momento de tomar la decisión siempre viene acompañado de una duda razonable.
La tercera cosa que has de saber hacer es convencer. Pese a la razonable incertidumbre que te ha acompañado en el momento de analizar y tomar una decisión, has de poder explicar la idea con convencimiento y pocas dudas. Toca razonar y argumentar el porqué de la decisión, toca sumar esfuerzos y voluntades, y no ayuda si confiesas demasiadas dudas e incertidumbres. El arte de la persuasión.
Y finalmente hay que actuar. Tienen que pasar cosas, hay que dar instrucciones, también recibirlas, hay que reaccionar, gestionar imprevistos, cumplir plazos, hacer seguimiento de la actividad, medir y evaluar, discutir y rectificar, seguir el plan e improvisar. Todo en la justa medida, sin saber demasiado cuál es la medida.
Analizar, decidir, convencer y actuar. Tanto si lo haces solo como de manera colegiada, nada de todo esto es una ciencia exacta sino un arte que pide tanto método y rigor como atención y intuición.