Recientemente he buscado en Google cuáles eran las profesiones más aburridas del planeta. Mi sorpresa fue una lista de diez actividades, encabezas por una en concreto. ¿Cuál? Contador y contable.
Os preguntareis la razón que me llevó a realizar esta búsqueda. En septiembre de 2022 cumpliré mis bodas de plata como auditora. 25 años dedicada a una profesión que me atrapó, me apasionó entonces y hoy en día. Sin embargo, cada vez que cuento a qué me dedico, el comentario más habitual es alguno del tipo: ”Jamás lo habría dicho; te hacía en una profesión más creativa”.
En otra página de mi búsqueda hallé un estudio realizado sobre 300.000 profesionales de todo el mundo, que destacaba como actividades profesionales más aburridas “las relacionadas con las finanzas y la auditoría, mientras que la más divertida es la investigación, ya que el mismo hecho de la recopilación de datos y la búsqueda de información hace que el trabajo sea dinámico, lo que mantiene motivados a los investigadores.”
¡Cual ha sido mi sorpresa al leerlo! Porque, precisamente, el auditor es, en parte, un investigador. Recopilamos datos y buscamos información que nos permiten alcanzar evidencia de auditoría suficiente y adecuada. ¿Por qué razón entonces no se percibe nuestra profesión como lo que es? Desafiante intelectualmente y retadora. Esta es mi percepción personal, lo que tras tantos años de experiencia profesional puedo trasladar, si bien es cierto que no puedo negar la evidencia y los requerimientos de los reguladores de todo el mundo hacen cada vez más complejo el ejercicio de esta profesión.
Los universitarios parecen atraídos cada vez más por profesiones no vinculadas al ámbito financiero
Trasladar la pasión y la utilidad de la auditoría a las generaciones más jóvenes es un tema que me preocupa y, de hecho, la retención de talento en esta profesión se ha convertido en uno de los grandes desafíos actuales. Los universitarios parecen atraídos cada vez más por profesiones no vinculadas al ámbito financiero. Recuerdo que en mis años universitarios ocurría, precisamente, al contrario: un porcentaje muy elevado accedíamos al mundo laboral de la mano de las firmas de auditoría con la clara convicción de que eran una escuela excelente para formarte como futuro director financiero.
Las Firmas de auditoría fueron y continúan siendo hoy la cantera de los futuros CFOs. Pero también se configura como una excelente alternativa de desarrollo profesional. Tengo muy presente y recuerdo con absoluta claridad la admiración que tenía por los socios cuando inicié los pasos de mi carrera. Sus conocimientos, su capacidad de análisis, su rigor, sus habilidades comunicativas, eran atributos que me atraían y me formaban. Eran claramente el espejo en el que yo quería reflejarme. Hoy, a tenor de las búsquedas que he hecho para escribir este artículo y las tendencias, me temo que no sucede lo mismo, lo que me lleva a preguntarme cómo nos ven hoy nuestros profesionales más jóvenes. ¿Quieren parecerse a nosotros? La respuesta puede ser claramente decepcionante y no tengo claro que esté preparada para escucharla.
Las finanzas serán también garantes de una gobernanza sólida y de un desarrollo financiero sostenible dentro de nuestras organizaciones
He querido indagar más en el tema, para no reflejar solo mi sesgo. La ACCA, Association of Chartered Certified Accountants, Asociación de Contadores Públicos Colegiados que lidera la contabilidad a nivel internacional con una trayectoria que supera los 110 años de permanencia y oficinas en 92 países del mundo, ha publicado un informe en el que explora el futuro de la profesión contable, y en concreto, examina los impulsores del cambio que dan forma a las empresas sostenibles del futuro. Además, intenta vislumbrar cómo será la próxima década de trabajo para los profesionales en las finanzas y las habilidades que serán más apreciadas.
De él se desprende que en el momento actual y en la década siguiente, el profesional del área financiera será esencial para impulsar un cambio empresarial positivo y ayudar a las economías y organizaciones de todo el mundo a reconstruirse mejor. Las finanzas serán también garantes de una gobernanza sólida y de un desarrollo financiero sostenible dentro de nuestras organizaciones. Los responsables de las cuentas corporativas deberán asumir un papel de liderazgo en los desafíos críticos que enfrentan las empresas hoy en día, como es responder de manera efectiva a los imperativos del cambio climático o defender el medio ambiente, social y de gobernanza (ESG). Para ello utilizarán sus habilidades, la ética y su juicio profesional, actuando en el interés común para ayudar a crear nuevas oportunidades de valor para las organizaciones en todos los sectores a nivel global, enriqueciendo a la sociedad en general.
Todo ello supone una oportunidad para realizar cambios reales e impactantes en el corazón de las organizaciones sostenibles al ayudar a las empresas en el proceso de toma de las decisiones correctas para crear valor a largo plazo.
Las compañías están comenzando a comprender la magnitud de la emergencia climática a la que se enfrenta nuestro mundo. En ese desafío, los profesionales de la contabilidad y las finanzas deben estar en el centro de la estrategia e implementación de las estrategias ESG. Las empresas tendrán que adoptar un enfoque holístico para la toma de decisiones mediante la integración de ESG, KPI climáticos y consideraciones de riesgo, y desempeñarán un papel de liderazgo en la identificación y obtención de lo que constituyen datos "relevantes para la toma de decisiones". Además, las trayectorias profesionales se volverán más diversas y la vida laboral evolucionará a medida que la tecnología difumine la división laboral entre humanos y máquinas.
Por tanto, los auditores y profesionales de las finanzas tienen un lugar más que relevante ante los retos urgentes que se nos avecinan. Mi opinión es el resultado de 24 años de experiencia; vivo mi profesión con pasión y creyendo firmemente en el papel que desempeñamos en la sociedad. Al leer el informe del ACCA me reafirmo y me tranquiliza tener en cuenta sus conclusiones, en las que en ningún momento se plantea que las profesiones relacionadas con la contabilidad y finanzas vayan a desaparecer o vayan a verse relegadas. ¡Todo lo contrario! Se presenta un futuro retador, lleno de oportunidades, que espero que los más jóvenes sepan ver y que nosotros, los más veteranos, sepamos comunicarles y trasladarles adecuadamente. Ese reto está en nuestro tejado. Esa es también nuestra responsabilidad para con nuestros profesionales más noveles.