La semana pasada os hablé de Inteligencia Artificial (IA), de la dificultad de encontrar una definición bastante rigurosa y de cómo con la eclosión de plataformas de IA el futuro que parecía muy lejano está pasando literalmente por delante de nuestros ojos.
Me preguntaba si nunca a un sistema de estos lo podríamos considerar de verdad creativo y de aquí la necesidad de ponernos de acuerdo con lo que entendemos por creatividad de una manera formal. Sabemos que depende de la experiencia personal, del sustrato cultural y que en su base está la copia, la transformación y la combinación. Un detalle, en estos tres ámbitos los ordenadores nos superan vastamente.
La creatividad tiene una aura mágica que todavía nos viene de la antigua Grecia cuando todo dependía de las musas y la inspiración creativa se consideraba que era una expresión de un genio o un demonio externo a nosotros. Los amantes del flamenco todavía hablan del "duende". Pues bien, resulta que la creatividad no tiene nada ni de mágico ni de místico ni de sobrenatural. La creatividad no es más que una serie de procesos de copia, transformación y de combinación que genera algo nuevo, sorprendente, o valioso. Supongo que ya la conocéis, pero os recomiendo la serie de Everything is a Remix del Kirby Ferguson. Si no la habéis visto hacedlo, os cambiará la vida.
A Picasso se le atribuye la frase de que "los buenos artistas toman prestado, los grandes artistas roban"
Si pedís a alguien que os diga el nombre de un genio creativo tenéis muchos números de que os diga Picasso. A Picasso se le atribuye la frase de que "los buenos artistas toman prestado, los grandes artistas roban". No es solo una frase genial sino que la llevó a la práctica copiando ideas y técnicas de Juan Gris, Henri Matisse, Georges Braque o Diego Rivera. Este último lo acusó de plagio, le prohibió la entrada a su estudio de París y se enemistó por siempre jamás. Comparad el cuadro "Hombre apoyado sobre una mesa" de Picasso con el anterior "Paisaje zapatista" de Diego Rivera. Con toda probabilidad la frase es más antigua y quizás también la había copiado. En todo caso el concepto sí que lo es: saben que Shakespeare robaba escenas o argumentos enteros de otras obras de su época.
El segundo aspecto de la creatividad es la transformación, de aquello antiguo en aquello nuevo, de aquello que hemos aprendido, visto y experimentado en una cosa nueva. La transformación de creaciones anteriores pueden llegar a acontecer fenómenos culturales que a su vez pueden ser industrias multimillonarias. Pensad en la saga de La guerra de las galaxias, historias que están desde la Odisea, desde antes de que se escribieran las historias.
La transformación de creaciones anteriores pueden llegar a acontecer fenómenos culturales que a su vez pueden ser industrias multimillonarias
La tercera pata de la creatividad es la de la combinación. Gutenberg combinó la prensa utilizada en las prensas de vino con los tipos móviles (bloques de madera con símbolos) con la tinta que vendía de China. Henry Ford no inventó la cadena de montaje sino que aplicó el proceso en cadena de los mataderos a la fabricación de automóviles y Tim Berners-Lee para hacer la web que conocemos combinó los ordenadores personales, la red de internet y el hipertexto (los enlaces) que algunos sistemas de información usaban desde los años 70.
Otro gran ejemplo de copia, transformación y combinación es el que el artista Danger Mouse hizo en 2004 mezclando samples del White Album de los Beatles con a cappellas del Black Album de Jay Z. Tituló el álbum resultante Grey Album. Lo hizo como un proyecto artístico y no lo encontráis en plataformas por un tema de derechos, pero os invito a escucharlo en YouTube. El mismo año los creativos realizadores suizos Ramon & Pedro (Laurent Fauchere y Antoine Tinguely) hicieron The Grey Video para promocionar el sencillo Encore: baste decir que en un momento determinado Ringo Starr se pone a hacer scratch mientras John Lennon baila hip hop.
De momento no sabemos todavía si podemos calificar las máquinas de creativas. Que pueden copiar, transformar y combinar a más velocidad que los humanos y por lo tanto explorar más caminos está claro. Lo que pasa es que la creatividad no es un fenómeno aislado de inspiración divina, pasa en el marco de una cultura, de una sociedad y de un momento histórico, en otras palabras tiene una intención, unos objetivos, una voluntad de incidir y de trascender. Y para hacer esto hay que hacerse muchas preguntas.
Fue Picasso también quién dijo que encontraba los ordenadores muy aburridos, "solo saben dar respuestas y no hacerse preguntas". Y los humanos, desde muy pequeños, que somos una máquina de hacer preguntas, a pesar de que últimamente, parece que las que hacemos son bastante equivocadas y, está claro, la creatividad se resiente.
También podéis encontrar el estancamiento de la creatividad si salís a pasear por cualquier calle comercial del mundo
Si miramos las listas de éxitos musicales los últimos 60 años nos daremos cuenta de dos cosas: la duración media se ha acortado y ya no hay prácticamente cambios de tonalidad. La primera se debe de a la competencia por la atención y por el efecto de las plataformas, que consideran que un tema se ha escuchado cuando supera los 30 segundos de stream. En cuanto a la tonalidad, en los 60 casi un 40% de los temas más escuchados tenían cambios de tonalidad. Hoy es prácticamente cero.
También podéis encontrar el estancamiento de la creatividad si salís a pasear por cualquier calle comercial del mundo. Las mismas tiendas, los mismos Zara, Mango, Gap, Uniqlo y las mismas furgonetas de Amazon repartiendo por las casas. IKEA ha convertido todas las casas del mundo en pisos de Malmö de los años 90. Y a nivel tecnológico no estamos mucho mejor: las innovaciones que más impacto han tenido en el mundo los últimos 20 años son las redes sociales. Entiendo bien al astronauta Buzz Aldrin que habiendo sido el segundo hombre en la luna dijo hace unos años aquello de "Me prometisteis colonias en Marte y todo lo que me habéis dado ha sido Facebook".
Sí, resulta que la creatividad va a la baja. Un estudio de la Universidad William and Mary se fijó en 300.000 niños y niñas que desde los 50 han hecho el test de Torrance (un test con preguntas tipo "¿cómo mejorarías este juguete?"). Los datos demuestran que la creatividad es más baja hoy que en 1950 con una bajada fuerte a partir de los años 1990.
Aldrin: "Me prometisteis colonias en Marte y todo lo que me habéis dado ha sido Facebook"
Las causas son variadas pero parece que se reduce todo al estilo de vida, con las agendas de los niños llenas de actividades escolares y extraescolares, con muy poco tiempo libre y el poco que tienen ocupado por ocio digital que requiere también su atención focalizada. Un tiempo que los niños de antes de los 90 tenían para aburrirse y que hoy queda inexorablemente ocupado por el ocio digital, unas 11 horas al día. Demasiado atareados y demasiado entretenidos para ser creativos. Demasiado trabajo por los grandes y demasiadas extraescolares para los pequeños.
Parece, pues, que el gran culpable de la bajada de la creatividad humana es la tecnología. ¿Es un plan diabólico de las máquinas? ¿Quieren entretenernos hasta morir que decía Neil Postman? ¿Quieren que seamos totalmente dependientes hasta que les cedamos incluso la creatividad?
El documental Alpha Go explica la historia de cómo el ordenador Deep Mind de Google derrotó al campeón del mundo Lee Sedol en 2016. Cuando el campeón del mundo, considerado el más creativo en Go, se da cuenta de que la máquina lo puede ganar empieza a jugar de manera más conservadora. La máquina lo desconcierta por las jugadas atrevidas que hace. Los comentaristas se maravillan en las aperturas creativas, tanto, que mirando las partidas a ciegas se diría que la máquina es la persona y la persona es la máquina.
¿Tenemos que dejar de jugar a Go porque los ordenadores nos ganen? ¿Tenemos que dejar de crear arte porque los ordenadores creen imágenes agradables a la vista? ¿De expresarnos de manera creativa porque puedan componer textos con sentido? No, tenemos que dejar de ser robots, de hacerle hacer en nuestra inteligencia natural aquello que hace mejor la artificial.
Las máquinas, los algoritmos, por muy inteligentes que sean, no tienen agencia, no tienen objetivos ni propósito. Esto nos corresponde a los humanos. En el caso de la gente que se dedica a trabajos creativos la IA será más un colaborador que un competidor, como lo fueron la cámara, el ordenador o internet. No habrá que saber Photoshop, Illustrator o After Effects o Cine 4D; la parte robótica de hacer de operador de estación la hace mejor la IA.
¿Se trata de dejar de ser humanos? No, se trata de dejar de ser de robots
El mérito lo tendrá saber trabajar con la IA, decidir qué hace ella y qué hacemos nosotros entendiendo que los objetivos siempre serán nuestros. Quien haya tenido más experiencias de primera mano, quien haya visto más cosas, quien tenga más referentes y de más calidad y sobre todo, quien se haya aburrido más, tendrá material de mejor calidad para copiar, transformar y combinar con la ayuda de la IA.
Desde hace miles de años que los humanos hemos hecho de robots. ¿Se trata de dejar de ser humanos? No, se trata de dejar de ser de robots.
Creo que el mejor consejo para este puente, para las vacaciones de Navidad y para la vida en general es el de "salid y aburríos"*.
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*Lo he copiado del "salid y divertíos" de Johan Cruyff y lo he transformado para este artículo. Me salió un día que me estaba aburriendo.