El final del verano nos ha proporcionado dos acontecimientos relevantes desde el punto de vista de la
gestión empresarial: los traspasos de los presidentes de dos extraordinarias
empresas españolas, el
Banco de Santander y El
Corte Inglés. Sehan hecho eco todos los medios, negros, grises, salmón y rosas. Hemos leído panegíricos y análisis de todos tipos. Me interesa sólo destacar cuatro disparos comunes, que considero factores de su
éxito, aprovechables para todos los
empresarios.El primero, una pasión exagerada por su
negocio, extravertida en uno de ellos, introvertida en el otro. Una pasión traída hasta las últimas consecuencias:
Botín vivía por el
negocio bancario, como él había dicho a menudo, e
Isidoro Álvarez por
la distribución comercial; que los dos lo habían mamado desde muy jovencitos, de aprendices y al cual sehabían mantenido tercamente fieles.
El segundo, una conducción con la mirada al futuro.
The Times dice de Botín, en su extenso artículo obituari del 11 de septiembre que era "un maestro estratega, y había previsto todas las grandes
tendencias en
el negocio bancario". De Isidoro Àlvarez sólo hay que constatar su capacidad de adaptación, fuera a los bolsillos de los
clientes, fuera a las nuevas
tendencias de distribución, de marketing
o a la misma evolución urbanística.
El tercero, su conocimiento profundo de su
negocio, enganchados al terreno, probando de primera mano y a menudo sin intermediarios el pensamiento y necesidades de sus
clientes y el
mercado. Actuando por sorpresa, cuidando el detalle sin que este los dejara perder de vista su estrategia general. Besunyant y dejándose de cuentos extravagantes (Botín: "si no entiendes plenamente un
producto, no lo compres").
Y finalmente, el genio creativo, en
las adquisiciones y en
productos y servicios trencadors soportados por
una gestión publicitaria y comunicacional excepcionalmente relevante.
Este artículo no quiere ser un panegírico. Se podrían fácilmente poner al lado determinadas actuaciones no tan favorecedoras o inabarcables por el común de las
empresas; pero sí un resumen de puntos fuertes de
éxito en los que,
mutatis mutandis, muchos de nuestros
empresarios y nosotros mismos nos tendríamos que emmirallar: pasión, visión, terreno y creatividad
comunicadora.