En el mundo laboral, el sentido y el propósito siempre han sido importantes, pero en la actualidad son aspectos urgentes. La sociedad es cada vez más consciente del impacto que tiene las empresas en nuestra sociedad. Aportar valor a los agentes implicados (clientes, proveedores, inversores, sociedad, etc.) comienza a ser la única opción para garantizar el futuro y una de las condiciones necesarias para atraer y fidelizar a personas con talento.
Cuando una persona encuentra significado en lo que hace, su motivación, satisfacción y compromiso aumentan significativamente. Sin embargo, no todas las trabajadoras y trabajadores tienen la suerte de experimentar esta conexión con su trabajo diario.
Hace unos meses inicié un proceso de coaching con Anna. Acababa de dejar la empresa a la que había dedicado diez años de su vida. Anna me explicó que hacía tiempo que tenía una sensación de angustia, una mezcla de desánimo y apatía, y que, tras una profunda reflexión, decidió dejar su empresa porque no lograba encontrar sentido en su trabajo.
Cuando una persona encuentra significado en aquello que hace, su motivación, la satisfacción y el compromiso aumentan significativamente
Anna es ingeniera informática y trabajaba para una empresa de software. Empezó su trayectoria profesional con entusiasmo y determinación. Durante los primeros años, su pasión por la tecnología y la innovación le empujaron a superarse constantemente. Sin embargo, con el tiempo, empezó a tener una continua sensación de vacío. A pesar de los logros profesionales y los reconocimientos que recibió, Anna se cuestionaba cada vez más el propósito real de su trabajo.
Finalmente, Anna decidió enfrentar sus sentimientos y tuvo una conversación honesta con su jefe. Su empresa siempre ha cuidado de los trabajadores, es uno de sus valores troncales. Por eso, tienen muy bien definido el "ciclo de vida del empleado" con encuentros periódicos con los trabajadores y trabajadoras y espacios de intercambio.
Con una mezcla de nerviosismo y determinación, Anna expresó sus pensamientos con claridad y sinceridad. Esta fue la conversación con su jefe:
- Anna: "Gracias por darme la oportunidad de hablar sobre mi decisión de dejar la empresa. He estado reflexionando mucho sobre mi vida laboral y he llegado a la conclusión de que necesito buscar un trabajo que me dé un mayor sentido de propósito."
- Jefe: "Entiendo, Anna. ¿Puedes explicarme más sobre lo que sientes y por qué sientes que no encuentras sentido en tu trabajo actual?"
- Anna: "Definitivamente. Creo que en los últimos meses me he sentido desconectada de lo que hago. Aunque disfruto trabajando en proyectos tecnológicamente desafiantes, siento que falta un propósito mayor detrás de nuestro trabajo. Quiero sentir que mi esfuerzo contribuye de manera significativa y positiva en la sociedad o en mejorar la vida de las personas de alguna manera."
- Jefe: "Entiendo tu inquietud. ¿Has tratado de encontrar este propósito en proyectos específicos o en otros roles dentro de la empresa?"
- Anna: "Sí, lo he intentado. He buscado oportunidades que me permitan aplicar mis habilidades en proyectos más centrados en la sostenibilidad o en ayudar a comunidades necesitadas. Pero en general, no he encontrado un enfoque claro hacia un propósito más allá de generar beneficios financieros para la empresa."
Aunque la decisión de dejar la empresa no fue fácil para Anna, se sintió aliviada de haber compartido sus sentimientos y preocupaciones. La experiencia de la entrevista de salida fue un punto de inflexión en su vida profesional y personal. A partir de ese momento, Anna se ha embarcado en una búsqueda consciente de oportunidades laborales que alinee sus habilidades y valores con un propósito significativo.
El propósito de una empresa es el pegamento que mantiene la organización unida, el imán que atrae el talento, y el cordón que la liga a sus clientes y proveedores. Es lo que ayuda a ser coherente y hace de guía para la toma de decisiones diarias. Todas las organizaciones tienen un propósito, más allá de sus beneficios. Si aplicamos el principio del gran psicólogo austríaco Viktor Frankl, en las empresas, los beneficios, como la felicidad, es más probable conseguirlos si no los buscamos directamente.
El propósito de una empresa es el pegamento que mantiene la organización unida, el imán que atrae el talento, y el cordón que la liga a sus clientes y proveedores
Aquellas empresas que nacieron aprovechando una oportunidad de mercado, con el tiempo es probable que vivan una crisis de sentido, porque las necesidades cambian y en muchas ocasiones es necesario reinventarse y por eso hay que tener claro los cimientos. Saber responder a preguntas como: «¿Por qué existimos?» «¿Qué aportamos?» «¿Qué contribución queremos hacer?» «¿Qué se perdería si dejáramos de existir?» Es un buen inicio.
También puede ayudarnos la formulación que propuso Platón de los ideales que consideraba universales a la naturaleza humana. Platón formuló una serie de propósitos que han sido agrupados en cuatro categorías, que han sido fuente de inspiración de muchas empresas en su proceso de definición de un propósito trascendente y motivador (Conscious Capitalism, escrito por John Mackey, cofundador y CEO de Whole Foods Market, y Raj Sisodia, profesor de marketing en Babson College. Publicado en 2013):
- El servicio a los otros: mejorar la salud, la educación, la comunicación y la calidad de vida.
- La excelencia y la creación de belleza.
- Descubrir y expandir el conocimiento humano.
- El valor para cambiar y mejorar el mundo.
La búsqueda de un propósito forma parte de la evolución y la maduración de una empresa y una garantía de futuro.
La historia de Anna es un recordatorio de que el sentido y el propósito en el trabajo son esenciales para el bienestar y la satisfacción de los empleados. Maximizar los beneficios será la consecuencia de crear valor como empresa.