No creo que seamos conscientes de la mala noticia de la semana: la vicepresidenta del gobierno español, Nadia Calviño, deja el cargo. Se va a Luxemburgo, ¡qué suerte para ella!, a presidir el Banco Europeo de Inversiones. Los demás ministros se quedan, ¡qué mala suerte para nosotros!, y ya veremos quién la sustituye. No somos conscientes de las capacidades y de la experiencia acumuladas por la señora Calviño. Ha sido directora general de presupuestos de la Unión Europea (UE), cosa que pronto se dice. La prensa internacional la define como una excelente profesional.
Digo que no somos conscientes de lo que perdemos porque no se hace difusión de un hecho bastante conocido en el resto del mundo: España tiene un gobierno de coalición entre socialistas y la extrema izquierda populista. Debemos suponer que la cantidad de despropósitos que la señora Calviño ha evitado, por el simple hecho de tener la llave de la caja, ha sido enorme. También la cantidad de sapos que ha tenido que tragarse. Porque aguantar las tonterías de los socios de gobierno no es cosa fácil. Yendo a Bruselas y riendo como si nada pasara tiene un gran mérito. La capacidad de resistencia, tremenda. Viendo el currículum de la señora Calviño, hay que pensar que las acciones profesionales desplegadas en los últimos años han sido importantes.
"Debemos suponer que la cantidad de aberraciones que la señora Calviño ha evitado, por el simple hecho de tener la llave de la caja, ha sido enorme"
Durante su mandato, hemos pasado por períodos desafiantes. Lo más destacado fue la pandemia. La gestión económica que se llevó a cabo fue buena y se notaba que la coordinación con Bruselas estaba milimetrada. Es lógico con una persona que ha trabajado en la Comisión. Y este es un aspecto que no valoramos lo suficiente. Observen que cuando hay una reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, el señor Pedro Sánchez habla con los demás colegas, a veces seriamente, a veces bromeando, etc. Porque él también ha vivido en Europa y habla idiomas, utilizados de manera cotidiana. Al igual que la señora Calviño. Este hecho es de suma importancia, ya que la empatía personal a la hora de hacer negocios, ya sean privados o públicos, es imprescindible. No es de extrañar que España haya logrado beneficios positivos en los programas de ayuda de los últimos años. Tampoco sorprende que los documentos de trabajo, presupuestos, etc., hayan pasado el tamiz de la Comisión con relativa facilidad.
El señor Pedro Sánchez ha tenido la habilidad de rodearse de personas competentes y discretas en áreas clave, mientras dejaba el teatro y el carnaval a los socios de Sumar. Por cierto, la señora Calviño no es militante de ningún partido. Con el personal debidamente distraído con la correspondiente prensa comprada, los gobiernos del señor Sánchez han ido publicando y aprobando leyes de gran calado, siendo la de las pensiones solo una de ellas, mientras pactaba el contenido, no con la oposición, sino con Bruselas, que es lo que cuenta.
"Durante los últimos tres años, la UE ha inyectado anualmente a la economía española el equivalente al 2% del PIB. A fondo perdido. No se tienen que volver, vaya"
Con todo lo que alguien podría aducir, se podría pensar que soy un socialista convencido. Nada más lejos de la realidad. Solo me atrevo a decir que, personalmente, desearía que el señor Sánchez, la señora Calviño y alguien más fueran de los míos.
El próximo año se espera difícil. Dependiendo de quién sustituya a la señora Calviño, las cosas irán a peor o se mantendrán. Lamento decir, y leo, que la economía española va bien. Durante los últimos tres años, la UE ha inyectado anualmente en la economía española el equivalente al 2% del PIB. A fondo perdido. No se tienen que devolver, vamos. Más de 70.000 millones de euros (fondos Next Generation). Cualquier país va bien con esta contribución. Estamos a la expectativa de estos dos grandes cambios: la ausencia de la señora Calviño y la enorme subvención se detiene.