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Cambiar de trabajo durante un día

05 de Enero de 2024
Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa

Lo que más me gusta de las vacaciones de Navidad es volver al pueblo. Amigas que vivimos repartidas entre Europa y el resto de Catalunya regresamos durante unos días a Osona para compartir unos días especiales con quienes nos han visto crecer personal y profesionalmente. En una amplia mesa de un pequeño restaurante acogedor hay ocho chicas, incluida una servidora, desenvolviendo los regalos del amigo invisible, mientras degustamos una mesa de embutidos y quesos y compartimos el día a día. Somos ocho amigas que profesionalmente podemos representar una parte de la sociedad catalana.

En la mesa se encuentra una profesora que anhela unos días de desconexión después de unos últimos días concurridos corrigiendo exámenes y debatiendo sobre los malos resultados del último informe Pisa, así como la médica que hará guardia la noche de Navidad, Nochevieja y Reyes porque a la hora de decidir horarios "hay mucha jerarquía". Eso sí, le compensa porque la nómina de fin de mes lo agradecerá y se permitirá el viaje de quince días a Argentina que tanto anhela. También está la amiga que viene con chándal después de salir del gimnasio. Se está preparando para las pruebas de bombero y necesita un plan específico relacionado con la fuerza para superarlas, mientras confiesa que "ni el 25 de diciembre hará fiesta". Constancia y esfuerzo: tiene que levantar más de 45 kilos para superar las pruebas físicas.

En la punta también está sentada una chica que sueña con las oposiciones, en este caso las de Mossos d'Esquadra. No puede dejar de reír porque acaba de abrir un regalo del amigo invisible que contiene unas esposas y una porra del bazar chino de al lado, con una tarjeta que le desea suerte en los exámenes que son dentro de poco, ya que se pasará todas las vacaciones estudiando. Explica curiosidades del temario y los próximos pasos a seguir. Todo está muy pautado.

"Me encanta conocer como es el día a día profesional de alguien y a partir de lo que te explica, entiendes su visión del mundo y por qué actúa así"

El resto del grupo está compuesto por una psicóloga que está de vacaciones, que no quiere resolver ninguna consulta y apunta con humor "que todo el mundo está como una cabra", incluidas las ocho de la mesa mientras abre la botella de vino blanco. Y sin olvidar tampoco a la amiga consultora que vive en Londres desde hace casi una década y que cuando viene a Catalunya repite constantemente "el buen tiempo que tenemos", "la calidad de la comida y el embutido que se llevará empaquetado" y, evidentemente, los altos precios de alquiler en la capital inglesa. De hecho, en las afueras de Londres una habitación puede costar 800 libras mensuales.

Y, finalmente, también está la que ha comenzado hace poco como autónoma. Valora poder ser la "reina" de sus horarios, mientras calcula al milímetro cada gasto porque pronto vendrá la declaración trimestral de impuestos para autónomos y "¡qué trauma!". "Me encanta mi trabajo y estoy muy a favor de pagar impuestos, ¡pero pagas por trabajar!" continúa indignada.

Y es que cada profesión es una caja de sorpresas. Me encanta conocer cómo es el día a día profesional de alguien y a partir de lo que te cuenta, entiendes su visión del mundo y por qué actúa así. A veces, una se pregunta ¿cómo alguien puede estar de buen humor después de trabajar 24 horas seguidas bajo presión? ¿O de hacer ejercicio físico todos los días para superar unas oposiciones que no son fáciles? ¿Y los inicios como autónoma mientras te das a conocer? ¿Y el papel esencial de los profesores de primaria o secundaria que a menudo se traslada más allá del aula?

Las vacaciones de Navidad permiten una tregua a unas dinámicas frenéticas que a menudo no nos dejan respirar. Y una evaluación exhaustiva que se traduce en propósitos que pueden girar en torno a una vida más sana, con ejercicio diario, cuidar las relaciones personales, conseguir una nueva posición, un incremento salarial, formarse, disfrutar de más tiempo libre e incluso encontrar el amor, en tiempos de Tinder y Bumble.

Una generación nacida a partir de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, catalogada como millennial, zillennial o incluso generación Z, que da la bienvenida a los 30 años. Y que vivió con ilusión la entrada a un nuevo siglo y milenio, compartió la adolescencia con la crisis financiera más grave que se recuerda mientras los familiares les decían "no hay trabajo en ningún lugar, al menos estudia lo que te gusta". Y así lo cumplieron. Esta pasión por oficios vocacionales, las ganas de aprender y de buscar la parte más emocional en unos salarios que se encuentran muy lejos de lo que cobraron sus progenitores y que no les permiten hipotecarse ni plantearse la maternidad a corto plazo.

"Las vacaciones de Navidad permiten una tregua a unas dinámicas frenéticas que a menudo no nos dejan respirar. Y una evaluación exhaustiva que se traslada en propósitos"

Unas ganas de sentirse realizadas profesionalmente, en las que las soft skills cada vez ganan más presencia. La empatía y tener en cuenta las emociones de los demás pasan por delante de todo, mientras marcar límites se ha convertido en un deber. Las relaciones con los compañeros de trabajo que se cuecen a fuego lento son vitales, al igual que las personas con quienes se quieren compartir proyectos de vida. "¿Cómo no me voy a enamorar de un anestesista si prácticamente vivimos en el hospital?" explica divertida la médica. Además, confiesa que ya han comprado todas las uvas, el cotillón y el resto de la comida para la guardia de Nochevieja, para desconectar durante unos instantes de la frenética noche y dar la bienvenida al 2024 desde una pequeña sala del hospital mientras conectan con las campanadas de TV3. Son de la comisión de fiestas y lo harán lo mejor posible.

Ante la pregunta de "si volvieras a tener 18 años, ¿estudiarías lo mismo?" Muchos de nosotros respondemos que sí. Y quien no se arrepiente de la elección, es un gran afortunado. Y si no es el caso, siempre estás a tiempo de reinventarte profesionalmente en los más de 40 años de trabajo que nos quedan por delante. Parece que la edad de jubilación se alarga, si es que la tenemos. En estos momentos de incertidumbre tengo claro uno de los propósitos del 2024: cambiar de trabajo durante un día. Puede ser una experiencia muy enriquecedora. Solo hace falta ver la reunión de amigas, que se alargó hasta que nos echaron del restaurante.