FP: ¿adaptarse o morir?

12 de Febrero de 2020
Antoni Cañete

La FP puede, efectivamente, ajustar el desequilibrio actual entre la demanda de perfiles que requieren las empresas y la oferta que hay en el mercado laboral catalán. Es incongruente que, por un lado, cerremos en 2019 con 388.124 personas inscritas en los registros de paro en Catalunya y, por otro lado, los empresarios no encuentren una parte de los trabajadores que necesitan para sus negocios. En contraposición y como ejemplo a considerar, o mejor dicho a seguir, Alemania registra prácticamente un 55% de titulados en FP, porcentaje que coincide con las necesidades reales del mercado.

En el ámbito del Estado español, l'European Skills Index del CEDEFOP, Centro Europeo de Desarrollo del FP, sitúa a España en la peor situación del ranking comunitario en términos de las competencias desarrolladas y logradas por las personas, a través de la formación, y su correspondencia efectiva con las necesidades competenciales del mercado de trabajo. Concretamente, España ocupa la última posición de la Unión Europea cuanto a competencias en la European Skills Index.

Durante el 1r Congreso del FP, organizado por PIMEC, el representante de la CE, Joao Santos, comentó que "es extremadamente difícil conseguir un matching, es decir una correlación equilibrada, entre las necesidades de las empresas y las habilidades de los trabajadores, en un mundo donde los cambios acontecen muy rápidamente". Y es que la brecha de talento entre la oferta y la demanda constituye una lacra sin resolver, con consecuencias que ya están sufriendo las empresas, que se ven limitadas, tanto para afrontar las reposiciones por jubilación, como para atender a los retos y demandas actuales y de futuro.

"La brecha de talento entre la oferta y la demanda constituye una lacra sin resolver"

Si bien hace unos años este desajuste estaba más directamente vinculado a algunas actividades industriales, como por ejemplo los oficios de mecanización, soldadura o los relacionados con la instalación industrial, hoy en día constituye un problema muy generalizado en la mayoría de actividades profesionales técnicas. De hecho, ya tenemos datos que confirman que la demanda de perfiles profesionales con FP es superior a la de perfiles universitarios en las ofertas laborales. Se puede decir que de la orden del 36% de las ocupaciones existentes en Catalunya corresponden a lugares de nivel de calificación medio, cuando los niveles formativos de tipo medio que ofrece el sistema educativo suponen un 22% del total, es decir, hay una distancia de 14 puntos entre lo que necesita el mercado de trabajo y lo que ofrece el sistema educativo.

Otros datos preocupantes tienen que ver con la previsión de la Unión Europea sobre el incremento de casi un millón de vacantes de perfiles técnicos digitales en 2020. Se trata de un tema relevante que afecta al sistema de formación profesional, en todas sus modalidades ( inicial, ocupacional y continua), impacta sobre nuestro tejido empresarial y obliga a crear un sistema que sitúe las necesidades de las empresas en el origen y destino de las políticas de formación.

En conclusión, hay que situar la FP como elemento estratégico de competitividad y de cambio. Es un tema de país y se tiene que reivindicar su papel en la sociedad y en la economía. También, desde PIMEC, se está pidiendo la funcionalidad de la empresa como entidad formativa, pues sin su concurrencia no podremos dar una respuesta real y flexible a las necesidades de perfiles con capacidades y conocimientos adecuados. Hay que llamar al sentido común y a la buena disposición de todos los agentes implicados al margen de cualquier posicionamiento partidista o de colectivo... ¿nos adaptamos o morimos?