Este año conmemoramos el vigésimo aniversario de la Fundación Factor Humano, una entidad dedicada a mejorar la gestión de las personas a las organizaciones y a promover el reconocimiento y la celebración del talento. Un buen ejemplo de las prácticas que promueve la Fundación es el feedback positivo, es decir, la respuesta u opinión favorable que nos ofrece un interlocutor sobre aquello que hacemos. Es algo que podríamos dar por sentado al entorno laboral, pero nuestra experiencia nos indica más bien el contrario.
Resulta que en países económicamente tan importantes como el Japón raramente se practica. A las organizaciones del país asiático lo mejor es que nadie te diga nada, esto quiere decir que estás haciendo las cosas correctamente. Por el contrario, si un empleado nipón recibe una solicitud de reunión personal por parte de algún superior, el más normal es que empiece a preocuparse: esperará algún reproche por algo que haya hecho mal. Después de años de estancamiento económico, actualmente el Japón está tratando de introducir técnicas de gestión más modernas, el fīdobakku positivo entre ellas. Este es un proceso lento, puesto que los trabajadores no entienden por qué se los felicita para hacer su trabajo.
Sin necesidad de mirar más lejos, en el mundo empresarial de nuestro entorno se ha propagado esta manera de hacer "japonesa". Una década de crisis ha dejado una impronta importante: han desaparecido gran cantidad de organizaciones y también el trabajo de muchas personas; y esto no da margen para muchas formas de distensión o de reconocimiento.
Si un empleado nipón recibe una solicitud de reunión personal con un superior, se preocupa
Si hablamos de las organizaciones, el catedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra, Oriol Amat, ha teoritzat sobre el periodo de vida útil a partir del cual las compañías se reinventan o decaen. Afirma que las empresas españolas tienen una esperanza de vida mediana de unos 10 años, pero también hace una distinción original entre dos clases de organizaciones con éxito, independientemente de su antigüedad:
- Las "gacelas", aquellas que pueden ser de reciente creación y que apuestan por la excelencia en calidad y en R + D y por la internacionalización, están orientadas al cliente y tienen cura de su equipo de colaboradores fomentando la promoción interna y la formación.
- Las "centenarias", aquellas que han conseguido tener éxito a lo largo de los años, son aquellas que han mantenido una actitud proactiva y flexible ante los cambios, tienen una visión del negocio a largo plazo y entre otras cosas han previsto los procesos de sucesión anticipadamente durante generaciones.
Crear un mejor clima de convivencia intergeneracional favorecerá la transmisión de conocimiento
Como sociedad, y sin necesidad de caer en una complaença naïf, tendríamos que ser más capaces de apreciar como estas organizaciones, ya sean "gacelas" o "centenarias", han conseguido salir adelante en unos años que han sido realmente difíciles, del mismo modo que lo han hecho las personas que trabajan.
Y al habla de personas me permito volver al tema de las edades: en los Estados Unidos denominan "edadisme" a la discriminación basada en la edad, uno de los últimos "ismes" tolerados todavía en entornos laborales que afecta sobre todo la gente mayor y que, tristemente, está socialmente más aceptado que el sexismo o el racismo.
La discriminación basada en la edad es una de las últimas toleradas todavía en entornos laborales
Visto con un poco de perspectiva, resulta difícil de entender por qué hay entornos donde se critica tanto la supuesta inexperiència, impaciencia o la poca cultura del esfuerzo de los jóvenes millennials; o se prejuzga sobre el desconocimiento tecnológico, la resistencia al cambio o el alto precio de contratar trabajadores en edad sénior. Por qué no nos centramos más a apreciar la ilusión, la ambición y la pericia tecnológica de serie que traen los jóvenes? Y que pasa con la experiencia, el know-how y el potencial de transmisión de conocimiento que aportan los grandes?
Aprender a valorar mejor el talento de todos en un momento de recuperación como el actual contribuirá a que aflore la innovación, un hecho clave para alargar la vida de las organizaciones, puesto que propiciaremos que se pierda el miedo al error. Crear un mejor clima de convivencia intergeneracional favorecerá la transmisión de conocimiento entre generaciones, y no sólo desde los seniors hacia los jóvenes: a algunas empresas se empieza a practicar el mentoring inverso para que los millennials transmitan sus conocimientos en tecnología a compañeros con más años de trayectoria.
Este mismo martes la Fundación celebra el acto de entrega del Pulse Factor Humano Mercè Sala, un galardón que reconoce anualmente una organización que represente los valores de la política y economista catalana que le da nombre: trato humano, innovación, visión global y pragmatismo. Creemos que es un buen momento para felicitar todos aquellos que contribuyen a difundir prácticas y mensajes como los expuestos aquí.