Clubhouse, la nueva red social de la que todo el mundo habla. Clubhouse va de esto: de hablar. De manera espontánea, poco preparada, sin producción y sin grabación. Como un Twitter pero con voz en vez parte de texto; como un podcast pero sin grabación, como una radio pero sin estudio, como un directo de Youtube pero sin vídeo; como los mensajes de voz de Whatsapp pero muy hechos; Clubhouse tiene algo de todos pero no lo tiene todo de ninguna. Y de aquí su gracia.
Empezamos por el principio. Parecía que con Facebook, Instagram, TikTok, Twitter y LinkedIn ya estaba todo inventado, y no. Resulta que todas estas redes se basan en la información audiovisual, pero son poco audio y muy visuales. Esto es, requieren de nuestra plena atención y el contenido que triunfa es de banda ancha (imágenes, vídeos, gifs). Nadie hasta abril de 2020 se había fijado en que había espacio para un medio social de banda estrecha, que no requiriera de nuestra atención focalizada y que fuera más audio que visual. Lo sabían Paul Davison y RohanSeth, los creadores de Clubhouse; Andreessen Horowitz, sus inversores y lo sabían los invidentes y la gente mayor.
El funcionamiento es tan simple como desconcertante: para participar de una conversación sólo hay que abrir la aplicación y elegir una sala. También podemos entrar en una conversa vía la notificación que recibimos cuando alguno de nuestros contactos entra. No se pueden subir imágenes, no hay chats paralelos y no se puede grabar la conversación. Hace poco, pero lo poco que hace lo hace muy bien.
"Parecía que con Facebook, Instagram, TikTok, Twitter y LinkedIn ya estaba todo inventado, y no"
Para apreciarlo bien hace falta que nos fijemos en aquello que no se ve, en el supuesto de que nos ocupa, en aquello que no se escucha. Sorprende la facilidad de uso de la aplicación; al hacer poco hay poco margen para la distracción. Acceder tocando una notificación, o empezar una emisión sólo hablando al móvil hace que la fricción a la vez de publicar contenido sea inexistente. A diferencia de un podcast, no hay preproducción, grabación, post-producción, subida al servidor, difusión en redes… nada. ¡Incluso sin quererlo te encuentras! (un tema a revisar). Las interfaces invisibles son las más mejor diseñadas. No estoy diciendo que la usabilidad de la aplicación no sea perfectible, que es, me refiero a hacer aquello que es esencial se llega sin pensar. La otra fortaleza de Clubhouse —la gran fortaleza— es que el sonido es de una calidad extrema; sin cortes, sin silenciar a nadie cuando dos o más hablan a la vez y sin retrasos. La tecnología que provee de servicios de audio es la empresa china Agora que a raíz del éxito de Clubhouse ha multiplicado su actividad por 100.
Hay que destacar que la aplicación se encuentra todavía en beta privada; es de momento sólo para iOS y no se puede acceder si no es por invitación de un miembro de la red. Hacerlo así les permite controlar el crecimiento, evolucionarla según datos reales de uso, crear sensación de exclusividad y tener publicidad gratis. Una estrategia similar a la de Instagram que a su inicio estuvo dos años sólo a iOS antes no hizo el salto hacia Android.
De momento, el ambiente que hay es lo del principio de Twitter; hay respeto, educación, turnos de palabra y la gente está identificada con nombre y apellido. Esta última circunstancia sumada al hecho que el medio sea la palabra, el canal nuestra voz y el formato la conversación hace que se eviten los malos entendidos de la limitación de espacio otras redes sociales. El hecho de que el apoyo sea en audio y no en texto tiene dos grandes ventajas: hacen de Clubhouse una red más resiliente a trolls, bots y spammers, y baja la barrera de la participación; todo el mundo sabe hablar por teléfono.
"Clubhouse llega en medio de la tormenta perfecta: en el auge de los podcasts, en el máximo de producción y consumo de medios en 'streaming' a causa"
Clubhouse llega en medio de la tormenta perfecta: en el auge de los podcasts, en el máximo de producción y consumo de medios en streaming a causa, del máximo de mensajes de voz de Whatsapp y de la fatiga que provocan la atención focalizada y el FOMO del resto de redes.
Interfaz universal, foco y momento. Tanto sirve para un libro como para una aplicación, para una campaña política como para un sermón de misa. Hoy jueves hablaremos a las 19:30 con los periodistas Marc Argemí y MiquelPellicer en la sala "Tecnología y comunicación" a Clubhouse.