El Gobierno justifica estos cambios, que se aproximan a la liberalización absoluta promovida por la actual ley estatal de comercio, porque son indispensables para adaptarse a la realidad y las necesidades del sector. Pero sin embargo, la realidad nos ha demostrado que estas supuestas necesidades no son ciertas, puesto que, por ejemplo, cuando se abrieron todos los domingos del mes de julio y agosto en Barcelona en 2015 la misma Confederación de Comercio y el Consejo de Gremios de Comercio y Turismo de Barcelona declararon que casi el 60% de las tiendas aseguraban que las ventas realizadas no habían compensado los costes generados.
Por eso, desde la UGT de Cataluña lamentamos que la nueva Ley se acerque más a los planteamientos estatales que al modelo de comercio catalán que se había defendido hasta el día de hoy. Así, consideramos que el hecho de incrementar el horario semanal de apertura comercial supondrá ampliar el horario una media hora al día que, evidentemente, tendrá que ser asumido por la plantilla actual y que significará empeorar todavía más las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores del comercio, aumentando la jornada y la carga de trabajo y dificultando, todavía más si ninguno, la conciliación de la vida laboral y familiar de un sector compuesto en más de un 70% por mujeres y en su mayoría, madres.
La UGT entiende que estas medidas son bastante incoherentes con la Reforma Horaria que al mismo tiempo ha promulgado el Gobierno de la Generalitat propulsant la nueva ley de reforma horaria, donde persigue entre otras cosas que las jornadas laborales finalicen a las séis de la tarde.
Así mismo, desde la UGT estamos convencidos que la liberalización de las rebajas durante todo el año hará desaparecer la contratación que tradicionalmente las empresas realizaban en la época de enero y julio, puesto que ya no se producirá un incremento de ventas durante estas fechas y, por lo tanto, decaerá la ocupación en el sector.
Desde la UGT de Cataluña entendemos que si el Gobierno de la Generalitat y las empresas pretenden que se incrementen las ventas, tienen que crear políticas que tiendan no a precaritzar las condiciones laborales, sino todo el contrario, que mejoren la calidad de la ocupación y aumenten la formación y profesionalización de los trabajadores del sector porque estos pueden ofrecer una mayor atención al cliente y calidad en el servicio y, a su vez, tienen que generar políticas que desarrollen la economía de nuestro país, creando ocupación para incrementar el poder adquisitivo de las trabajadoras y los trabajadores, de forma que puedan aumentar su capacidad de consumo.