El año 1913 la fabricación
del primer modelo del coche Ford T en Detroit es conocido como el nacimiento de la
empresa moderna. La fabricación
en cadena que dio impulso al capitalismo moderno que, más allá de dos guerras mundiales, ha sobrevivido hasta ahora. Una
empresa que tenía sus espejos en las grandes
multinacionales industriales, donde todo pretendía funcionar como un reloj para
comprar, vender y competir. Las teorías del
management se implantaron para sacar la máxima eficacia a los
costes y trabajar cada escalón de la escalera de valores
. Esta competitividad, el
control de los procesos que acababa convirtiendo la gestión
de la empresa en estructuras piramidales y jerárquicas, basar la toma de decisiones en criterios racionales y la uniformidad en las maneras de hacer, eran las principales calidades de aquella
empresa.
Independientemente de la medida, esta manera de funcionar puede atribuirse a un tipo de
empresa que podría ser cualquier de las que hay en todo el territorio. Son
empresas que han funcionado, funcionan y posiblemente funcionarán. O quizás ya no.
El mundo empresarial ha ido cambiando a medida que la sociedad ha ido cambiante. Producto de la revolución tecnológica y financiera con el crecimiento de
accionistas mucho más activistas, las
empresas se ven obligadas a moverse. Ni los
clientes, ni los
proveedores ni la competencia trabaja como antes. La globalización
también ha hecho posible que la información acontezca la principal herramienta para
hacer negocios pero también la más compleja de gestionar. Los errores empresariales se conocen y llegan al
consumidor final mucho más pronto que antes. Si una
empresa no se comporta dignamente con sus
empleados en sus fábricas del sudeste asiático se puede acabar conociendo aquí.
Compañías tanto sensibilizadas por los derechos humanos como la cadena Starbucks se dedica a comprobar que la cosecha de los grandes de café del
producto que después vende en todo el mundo se haga de acuerdo con sus principios. La multinacional
Nestlé tuvo que cambiar sus modus de control después de que se diera a conocer como Costa de Marfil mal trabajaban los
proveedores de grana de café que ellos compraban. Mercadona ofrece un
sueldo mínimo de 1.260 euros al mes a sus
empleados de base, el doble que el salario mínimo establecido por ley en España.
En pocos años hemos pasado de trabajar de una forma a hacerlo de otro. También en la toma de decisiones. Se está pasando de lo
ordeno y mando a tomas de decisiones mucho más colegiadas. Está claro que al final siempre hay alguien que acaba tomando una decisión, pero siempre después de haber hablado y escuchado mucho. Las
empresas han pasado de crear azulejos de herramientas y reuniones
interdepartamentales a hablar de que incluso escuchan al
consumidor para saber qué tienen que hacer. A veces, es cierto, la toma de decisiones puede acabar convirtiéndose en un alboroto de opiniones diversas y reuniones inacabables donde al final no se acabe sacando nada en claro. Todo tiene sus límites.
En cualquier caso, no ha desaparecido la figura del
líder o del visionario. Con la moda y nacimiento de los nuevos
emprendedores, algunas de los iconos empresariales contemporáneos van unidas a nombres y apellidos:
Steve Jobs –Apple-,
Bill Gates –Microsoft-,
Larry Page –Google-
Mark Zuckerberg –Facebook-. Cómo se dirigen estas
empresas? Difícilmente como las de antes porque sus
empleados tienen perfiles muy diferentes y la competencia los puede hacer ofertas en cualquier momento.
Bill Gates ha hecho más para luchar contra la malaria que cualquier gobierno del mundo. Desde el momento en que estos iconos del mundo empresarial -también deportivo!- dicen que el
dinero que han acumulado al transcurso de su vida son para volver a la sociedad, quiere decir que algo está cambiante. La filantropía siempre ha existido, pero nunca en los niveles actuales.
Cada vez más
empresas y los empresarios detrás de ellas nacen para ser sostenibles y responsables socialmente y muchas deotros se están transformando para dejar de ser la típica
empresa tradicional en una de más moderna basada en otros criterios que la permitirán subsistir y crecer de manera sana. Ganar
dinero ya no sólo por reinvertir-los o darlos en dividendos a los
accionistas, sino también para hacer una aportación a la sociedad: el
dividendo social puede ser tan lavable como el financiero. Y no entendido como caridad, sino como herramienta y fórmula que ayude a crecer.
Durante muchas décadas, de hecho prácticamente desde los inicios de las primeras
empresas, la mayoría de propietarios/ies de negocios
han optado para tener un gran grado de control sobre los/las suyas
trabajadores/se con elobjetivo de producir más, de no ser víctima de engaños o incluso para mantener la sensación de dominio. Ya hay nuevas fornades deempresarios/ies que valoran mucho más la confianza, el diálogo, la colaboración... añaden a su toma de decisiones la buena
gestión de las emociones propias y las de los otros. Estos nuevos
emprendedorestenemos que añadir todos aquellos no tan noveles que a pesar de no empezar ahora a emprender,
pues ya tienen una gran trayectoria empresarial a sus espaldas, han entendido que hay que reciclarse, que hay que revisar cuáles son aquellos valores que hasta ahora han formado parte delADN de sus
empresas y que ahora hace falta en muchos casos modificar.
Si todas las
empresas tuvieran los valores que hay que tener para ser
emprendidas sostenibles y socialmente responsables, podemos afirmar que el mundo sería mucho mejor.