Crisis del Barça, crisis de marca

16 de Octubre de 2020
Act. 16 de Octubre de 2020

Hablar de la crisis del Barça e intentar alejarse del tópico no es nada fácil. Opinión pública y opinión publicada tienen claro las causas y los culpables, y posiblemente tengan razón. La gestión de los últimos años de la directiva de Bartomeu no ganará ningún premio de excelencia, y especialmente los decisiones del último año quizás sirvan de ejemplo de lo que no se debe hacer. Ahora bien, escándalos por actuaciones presidenciales impopulares -o propias de ineptos por algunos- y aspavientos del frente opositor -siempre ha habido un frente opositor- han sido el pan casi a diario. De los últimos cinco presidentes, tres han tenido que pasar una moción de censura (cuento a Bartomeu); quiero añadir que los dos presidentes no censurados no dieron tiempos por razones diversas.

Hablar del Barça es hablar de la institución deportiva más importante del mundo, socialmente y económicamente. Es hablar de un modelo singular inimitable y milagroso; en una actividad profesionalizada como cualquiera otro sector económico, el Barça compite en un mercado globalizado con empresas multinacionales, a la vez que mantiene una estructura societaria donde la propiedad es de sus socios, casi 140.000. El Real Madrid tiene en apariencia la misma naturaleza, pero sólo lo parece pues de facto funciona como una sociedad anónima donde las decisiones las toma una persona que ha cambiado las reglas políticas de participación para perpetuarse el tiempo que le de la gana.

La discusión hoy en el club pivota sobre dos asuntos: la convocatoria de elecciones y la retención de Messi. Sobre la convocatoria de elecciones hay un factor añadido, la moción de censura contra la directiva presentada por un grupo de socios y secundada por todos los potencial candidatos a las elecciones.

El hecho incontestable que en abril tendremos un presidente nuevo -Bartomeu no se va a presentar- hace que me pregunte si la moción de censura a la directiva era necesaria, si tiene una utilidad concreta al margen de provocar más ruido mediático negativo en todo el mundo. En mi opinión la pregunta es retórica, la utilidad para el club es cero; la fase de recogida de firmas puede haber tenido una utilidad para algunos de los precandidats, darse a conocer y conseguir una valiosa base de datos que les pueda facilitar el salto de pre a candidato. Nada más.

Cómo decía al inicio, el Barça es una marca global, un club con un valor de mercado de un 4.000 millones de dólares, un valor similar al del Real Madrid. Sólo Dallas Cowboys tiene un valor superior. De los 4.000 millones de dólares con los que el Barça está valorado, algo más de 1.400 corresponden a la marca. La erosión de la imagen del club afecta directamente al valor de la marca, y una reducción de este valor repercute directamente en el valor del Club y en su capacidad competitiva futura ante los principales club europeos.

"La erosión de la imagen del club afecta directamente al valor de la marca, y una reducción de este valor repercute directamente al valor del club"

Se dirá, con razón, que los primeros que están erosionando el valor del club es la actual directiva con la serie de decisiones deportivas que ha tomado en los últimos par de años. No puede haber defensa para algunas de los compras de jugadores, algunas con un ligero mal olor a "pago diferido en especie", o errores incomprensibles por una dirección deportiva profesional. El fracaso de la operación de renovación del equipo por la jubilación de la columna vertebral del Barça de Guardiola es un hecho; el área deportiva es un desastre- desde el cese de Zubi- y el máximo responsable ejecutivo deportivo del fútbol profesional ha empeorado al anterior.

Dentro de la directiva señalo otros culpables de la erosión de la imagen del club y los posibles perjuicios a su valor: el grupo de directivos que protagonizaron el llamado "barçagate".

Vista la evolución del escándalo todo parece haber sido un intento de golpe de estado interno, mal orquestado y ejecutado; poner a liderar de golpe a un recién llegado, desconocido, sin discurso, al que no se le conocen competencias relevantes, no parece buena idea. La primera decisión que toma es pasearse por todos los medios de Barcelona acusando a un importante ejecutivo de meter la mano en la caja sin ninguna prueba, lo que provoca que vuelva a pasearse 48 horas más tarde para desmentirlo. No es la decisión que tomaría Rasputín, más bien parece una decisión tomada por Pierre Nodoyuna (por los pasillos de Arístides Maillol, s/n se sabe que este directivo tenia entre ojo y ojo este ejecutivo pues lo veía como un obstáculo en sus ambiciones). Si añadiendo que en el movimiento hay más interés personal que cariño en el club, podemos estar contentos con el resultado final.

El último episodio que torpedea la salud económica del club es la moción de censura. Que la situación del club da para media docena de mociones no lo duda nadie, ni el mismo Bartomeu que vivió junto a Sandro Rosell la que éste le organizó a Laporta. La cuestión es la oportunidad de la misma. Bartomeu dejará de ser presidente en marzo; la moción de censura sólo puede avanzar dos meses esta realidad. Tal objetivo no justifica el desgaste del club; sobretodo genera desconfianza sobre qué puede motivar este movimiento para tan poca ganancia.

Acabamos hablando de la retención de Messi. Desde el desastre de Lisboa, no se han oído más que sandeces sobre la decisión del club respecto al deseo de Messi de dejar el club gratis. Los gritos a dejarle ir olvidaban que Messi además de ser el mejor jugador de la plantilla es la primera fuente de ingresos de la entidad, sólo por marketing más de 200 millones de euros. Pedir su libertad es sencillamente condenar a la quiebra al club.

"Messi además de ser el mejor jugador de la plantilla es la primera fuente de ingresos de la entidad. Pedir su libertad es sencillamente condenar a la quiebra al club"

No me parece la mejor tarjeta de presentación para quien quiera presidir el club el tirar de populismo y explicar que tomaría decisiones imposibles desde la responsabilidad (o que sólo tomaría un clon de Gaspart).

La polémica es falsa, el contrato era claro y si su voluntad era abandonar el club no lo comunicó a tiempo: el momento era finales de mayo y lo vio a finales de agosto. La pandemia no ha cambiado las condiciones contractual de ningún jugador: la FIFA obligó a firmar una extensión de dos meses a quienes finalizaba el contrato el 30 de junio (que pregunten a Zaragoza). Messi no pidió cambiar ninguna fecha de sus cláusulas contractuales, y quien diga que esto es igual, simplemente está jugando con un patrimonio que no es suyo, es de los socios. Otra cosa es discutir si fue una idea brillante por parte de Bartomeu incluir esta puerta de salida del mejor jugador de la historia del fútbol. Mi opinión es que no fue ni brillante ni responsable, y este es un tema que tendría que explicar el mismo presidente.