Decía la semana pasada que una proporción de manode obra extranjera elevada es lógica en países donde su crecimiento económico es alto y el bienestar de la población va en alza. Y que, entonces, quedan siempre posiciones vacantes que los nacionales de aquel país no ocupan. Entre otras cosas, porque están todos ocupados en otros puestos de trabajo mejor pagados.
Pero, está claro, miren la gráfica del preciado Idescat.
Solo durante cuatro años, de los últimos 20, hemos estado por debajo del 10%. Y nueve años siempre por encima del 13%. ¿Alguien de los que gobernaban no lo veían, esto? Ningún país llama a la inmigración sosteniendo unas tasas de paro tan vergonzosas -no teniéndolas, sino manteniéndolas de forma descarada-. Y, menos todavía, ningún gobierno llama a la inmigración como consecuencia de estimular, encima, sectores que, en su globalidad (desde arriba hasta bajo, y no en los cargos de baja calificación solo) y de forma generalizada no pueden pagar los salarios de la población autóctona.
No exagero al decir que Barcelona es un Lloret al por mayor. Lo corrobora el ayuntamiento de la ciudad. Vamos a mirar, ahora, el estudio Los Salarios del Sector Turismo en Barcelona 2018, elaborado por el Departamento de Datos del Ayuntamiento de Barcelona.
Quiero llamar la atención sobre los datos de la provincia de Barcelona y Catalunya para significar que solo los trabajadores de Barcelona capital son los mejor pagados -que no quiere decir bien pagados-. O sea, la mayoría cobra miseria. Y también hay que prestar atención a que la comparativa es con todos los sectores, no con todos los "otros" sectores. Es decir, "todos los sectores" también incluye el turismo que, por lo tanto, y dado su peso en la economía, hace bajar sensiblemente la media. La diferencia entre el sector turismo y los demás sectores (sin incluir el turismo) es todavía más acusada. Es por eso que en esta actividad prácticamente un tercio de la mano de obra es extranjera, según el Observatori del Treball i Model Productiu de la Generalitat de Catalunya. ¿Nadie es consciente de este cúmulo de aberraciones?
El desarrollo económico catalán de los últimos 20 años se ha abocado a crear puestos de trabajo para los que tenían que venir de fuera, se han estimulado sectores con puestos de trabajo mal pagados y de baja calificación
Y si giramos la mirada a la precariedad laboral, vigilen:
Evidentemente, no se pueden hacer encuestas sobre otros aspectos que todos conocemos: dinero negro y contrataciones irregulares. Ningún trabajador contestaría a preguntas similares -sobre todo los inmigrantes-. Pero de existir, existen. ¡Y mucho! No he encontrado datos sobre la penetración de la tecnología en el sector. Ni de las ratios de inversión e incrementos de la productividad. Aunque ya aprendí hace tiempo que cuando determinados datos no se enseñan y cuestan de encontrar es que, simplemente, se pretenden esconder.
Para hacerlo corto, el desarrollo económico catalán de los últimos 20 años se ha abocado a crear puestos de trabajo para los que no estaban, para los que tenían que venir de fuera -cosa que quiere decir haber estimulado sectores con puestos de trabajo mal pagados y de baja calificación-. No se ha atendido a una población local en la que el país había invertido muchos recursos en formación. Y todo ello, para nada.