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Cuestión de tilde, cuestión de acento

15 de Marzo de 2023

Con este lío de la tilde, si lo tenemos que poner o no de la Real Academia, voy muy perdido. Igual que cuando escucho a muchos tertulianos y políticos en general. Hablan y hablan. Repiten y repiten cuatro conceptos, al servicio de fuentes o directrices partidistas, más que no interpretan datos contrastados de la economía y de las cosas. Por ejemplo, ahora que está abierta en canal, sobre la operación Catalunya; o sobre el caso del Barça y de los árbitros; o cuando insultan al empresariado en general y a algunos empresarios en particular; o cuando analizan la inflación. Yo entiendo la opinión pública como una aportación tranquila y reposada de ideas de todo el mundo. Escuchándose. Rebatiéndose. Discrepando. Aportándose y mejorándose mutuamente. Sea a través de un diario digital, como este, de una televisión o un programa de radio, de un tuit o de cualquier otra red social.

Ahora que el contubernio político/ judicial/mediático -de algunos partidos, de algunos jueces y de algunos medios de comunicación- se está acabando de esclarecer y aparecen los nombres, las funciones, los contactos y las intenciones de cada cual de los protagonistas para hundir las opciones legítimas de unos grupos políticos que representaban democráticamente a una parte de la ciudadanía, vemos cómo una sencilla tilde o un diminuto acento cambian efectivamente el sentido de todo. A consecuencia de esto, el paisaje después de la batalla -me corrijo: en medio de la batalla- ha forzado el cierre de empresas viables o de bancos bien gestionados, la desaparición de patrimonios dignamente ganados, la pérdida de talento valioso y del prestigio de muchas personas que se han cruzado en un mal momento con un leviatan asesino. Pobres diablos, los perjudicados. ¿Cómo recuperarán todo aquello que han perdido? ¿Quién se hará cargo? ¿De qué manera purgarán los causantes del entuerto en medio de este lío de intereses de autoprotección?

El Barça, por ejemplo

Es grave que un club de fútbol compre servicios de un árbitro que forma parte del comité técnico de la profesión y deje de tener relaciones con él una vez acaban sus funciones en este organismo. Lo mismo pasa con los jueces que mantienen relaciones contractuales con organismos, empresas, eventos. Las asesorías pueden ser muy anchas, hasta allá donde las incompatibilidades lo permitan, pero no hay que pensar que este árbitro contratado estuviera en condiciones de ofrecer al Barça garantías de buenos resultados. Es difícil concebir que algún bruto creyera que un club que en el 2019 facturaba más de mil millones de euros dependiera de las gestiones de un exárbitro para hacer que la pelota entrara más veces a la portería contraria que a la propia. Una chapuza de estas características está claro que se tiene que averiguar lo que sucedió y judicializarlo, buscando los responsables.

Una chapuza de estas características está claro que se tiene que averiguar lo que sucedió y judicializarlo, buscando los responsables

¿Cómo están despachando el tema la mayoría de los medios? Leña al Barça: "Se tienen que destituir a los miembros de todas las juntas"; "invalidar todos los trofeos obtenidos"; "hacerlo bajar a segunda"; -son frases textuales recogidas en los medios-. Con tantos datos y estadísticas que manejan los informadores deportivos, pocos análisis hemos visto sobre la acción efectiva del asesor en los resultados de los partidos durante el periodo de vigencia del contrato, o sobre el papel del club. Más bien al contrario, poco o nada respeto a la presunción de inocencia de los actores, poco o nada dejar que vaya transcurriendo tranquilo el tiempo de la justicia para aclararlo todo. Condenado y a segunda. No es normal que este club sea tan dolido como para que a lo largo de su historia se hayan procesado tantos presidentes -e incluso uno de ellos haya sido ejecutado sin que se sepa donde yace su cuerpo-, y el resto de los clubes, tan buenos. ¿Qué nos puede añadir Roger Vinton de esta fobia y mala leche histórica a España contra el Barça?

Los empresarios, por ejemplo

Ni todos son santos ni todos demonios. Los empresarios son un pilar de la sociedad, como los trabajadores, los gobernantes, los jueces, los funcionarios o cualquier otra posición social. Pensar en un mundo en el que no existieran es figurar un escenario sin algunos de los personajes principales. Son indispensables en la generación de riqueza y de innovación dentro de la configuración social de los últimos 250 años. ¿Qué se gana insultándolos, desacreditarlos? Calificarlos a todos de avaros, como la obra de Molière, es lo mismo que decir que todos los trabajadores son gandules, o los políticos, unos aprovechados, o los jueces, todos corruptos. Otra cosa es analizar aspectos determinados que se tienen que desterrar o son mejorables, como el caso de una empresa que después de haber crecido en el país se va a otro donde pagará menos impuestos; incluso es justo trabajar para cambiar el rol del empresariado. Ahora bien, las sociedades avanzan, con los defectos y las virtudes de todos sus miembros, a golpe de información abierta, debate y consenso; nunca de gritos, de insultos o insidias. Moverse agudizando los estereotipos negativos conduce a un populismo cada vez más barato y consolida una sociedad mezquina. Depende de una tilde, depende de un acento.

Las sociedades avanzan, con los defectos y las virtudes de todos sus miembros, a golpe de información abierta, debate y consenso; nunca de gritos, de insultos o insidies

La inflación, por ejemplo

La Inflación es una figura económica que se dibuja a consecuencia de muchos factores. Unos pocos son capaces de anunciarla; la mayoría se la encuentra encima y la sufre intensamente mientras dura, sobre todo los más débiles; y después los economistas lo explican, no sabes lo bien que lo explican... Ahora vivimos una. A pesar de los esfuerzos públicos del gobierno de izquierdas para reducir el impacto, hay muchos que lo culpan de la crisis. Claro que los gobiernos tienen que asumir todo lo que pasa en su mandato, pero se tiene que distinguir: a) qué políticas diferenciales desarrollan en estos casos respecto a otros gobiernos de distinta ideología; b) qué medidas aplican; c) qué impactos repercuten en cada colectivo social; c) qué resultados se obtienen en el país en general; c) cómo queda la deuda pública; y d) cómo se podría mejorar. Analizando la opinión publicada, tres cuartas partes se decanta por obviar estas preguntas elementales, utilizando, en cambio, mensajes gruesos, muy a menudo groseros, insultos y descalificaciones. ¿Donde conduce esta vía? Desgraciadamente, al no-debate público, a degradar la vida pública… Todo esto repercute en la calidad de la democracia y en última instancia representa un sobrecoste que repercute en otros servicios que no se podrán proporcionar.

Operación Catalunya. Barça. Insultos al empresariado. Culpar al gobierno de todo. Distintos escenarios de la degradación pública. ¿Los ingredientes? La corrupción y las corruptelas; la persecución del contrincante; la utilización de los cargos públicos al servicio particular; la manipulación de los tres poderes en favor de causas partidistas o personales; la acusación contra los mantras de cada periodo, el Barça, por ejemplo; el insulto, como instrumento de debate público... Todos estos ingredientes generan una parte importante de la improductividad, el gran mal del país. Entre 1995 y 2018, la productividad por hora trabajada en el Estado español aumentó el 17,5%, mientras en la UE lo hizo más del doble, en concreto el 37,1%, según el BBVA. Lo más triste es que dependiendo de una tilde, dependiendo de un acento, en estas condiciones, Aquiles nunca aventajará a la tortuga, como decía la paradoja de Zenón de Elea en el siglo quinto aC.