Daron Acemoğlu, un Nobel merecido

Somos muchos –sobre todo los economistas profesionales– los que llevamos años siguiendo los escritos del nuevo Premio Nobel de Economía, el señor Daron Acemoğlu. Conocí sus trabajos gracias al que fue rector de la Universitat de Barcelona, el señor Joan Tugores. Concretamente, por unos escritos en los que hablaba del cambio y la permanencia de las élites.

En general, los trabajos del señor Acemoğlu a los que he tenido acceso suelen buscar la explicación, los orígenes, de los movimientos y cambios, o no-cambios, económicos y sociales. He observado que, normalmente, frente a un problema general específico, la población prefiere determinar un culpable antes que buscar las razones de dicho problema. Y es que, a menudo, llegamos a la conclusión de que los problemas que afectan a un colectivo, si vienen de lejos, suelen ser culpa del mismo colectivo.

"Favoritismos, nepotismos, caciquismos, corrupciones... en todos los ámbitos y en todos los niveles"

Me interesó mucho un escrito concreto, de 2006, titulado De Facto Political Power and Institutional Persistence (Poder político real y persistencia institucional), que el señor Acemoğlu produjo junto con el también premiado con el Nobel, el señor Robinson. De hecho, hablaban de la permanencia de las élites. Analizaban un hecho concreto que les llamaba la atención: la población de los estados sureños, los que perdieron la Guerra de Secesión americana, tuvo, hasta bien entrados los años sesenta del siglo pasado, una renta per cápita equivalente al 50% de la media de todos los Estados Unidos. ¿Cómo era eso posible si hacía un siglo que la guerra civil había, aparentemente, igualado todo con los estados del norte?

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El documento hace una demostración muy erudita, con fórmulas y todo, que intenta poner valores a toda esta aparente paradoja. La razón de fondo parece ser la persistencia de las élites. Hubo una guerra muy cruda y muchas leyes y procedimientos fueron cambiados. El cambio más notable fue la abolición de la esclavitud. Pero, atención, solo cambió el envoltorio, para decirlo claro. La sociedad del sur no cambió mucho sus hábitos. Y se produjo un hecho nefasto: las élites se enquistaron. Y cuando eso sucede, los esfuerzos para erradicarlo son titánicos, tanto en esfuerzo como en tiempo. Un siglo en el caso americano, hasta que un primer paso, enorme, tuvo lugar con la ley de derechos civiles que impulsó Kennedy y que terminó implementando el presidente Johnson, quien, al ser del sur, era el único que sabía y podía enfrentarse a las élites de su territorio.

Este estudio de los señores Acemoğlu y Robinson siempre me ha hecho reflexionar. Creo que una buena parte de los problemas que padecen los estados del sur de Europa, concretamente en España en nuestro caso, proviene de unas élites que, a pesar de la democracia, están enquistadas en la sociedad. En los de arriba, pero también en los de abajo. Favoritismos, nepotismos, caciquismos, corrupciones… en todos los ámbitos y en todos los niveles. Y la mayoría son anteriores al franquismo. De hecho, las élites profundas han hecho fracasar muchos proyectos de renovación. A modo de ejemplo, ¿alguien duda que el poder judicial español es una élite incrustada que nadie, no solo no ha podido, sino que no ha querido remover?

"Todavía hay demasiadas élites en la Upper Diagonal capaces de hundir cualquier cosa"

Bien, a todo esto llevan años dedicándose los nuevos laureados con el Nobel de economía. Se lo merecían. Muy interesante su libro Por qué fracasan los países. Allí podemos vernos bastante reflejados, sobre todo cuando se habla de Latinoamérica. Aun así, nos vendría bien un microestudio sobre Catalunya. Todavía hay demasiadas élites en la Upper Diagonal capaces de hundir cualquier cosa.

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