El concetpe cibernética tal y cómo lo entendemos hoy nació con la publicación al 1948 del libro Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine de Norbert Wiener. La cibernética es la rama de las matemáticas que estudia los procesos de gobierno y de comunicación entre seres vivos, entre máquinas y entre sistemas sociológicos y económicos. El término lo acuñó del griego κυβερνητική (kubernetiké), el arte de pilotar una nave.
El término pasó a la cultura popular de la mano del escritor de ciencia ficción William Gibson con su novela Neuromático de 1984 donde describía una realidad 3D simulada. Lo prefijo ciber hizo fortuna y en 90 se aplicó a todo aquello imaginable y también a aquello inimaginable: cibersexe —el sexo siempre es la primera aplicación de cualquier tecnología, presente o futura—, ciberactivismo, ciberadicción, ciberarte, ciberataque, cibercultura, cibercafé, cibermundo, cibercrímen, ciberpunk, ciberpirata, ciberguerra… la lista es interminable.
Algunos neologismos como el mismo ciberespacio nos provocan una sonrisa mezcla de ternura y nostalgia debido a que han caído en desuso
Algunos neologismos cómo cibercafé, ciberpunk o el mismo ciberespacio nos provocan una sonrisa mezcla de ternura y nostalgia debido a que han caído en desuso (¿quedamos en el cibercafé para entrar al ciberespacio?). Otros como ciberguerra, ciberatac o cibercrim continúan muy vigentes, tanto, que han dado una segunda vida al ciberespacio. Tenía la teoría que solo nos hemos quedado con los ciber-de-cosas-feas pero el cibersexo me invalida la teoría. El caso es que el prefijo ciber se ha añadido al habla popular y ha ido calificando termas que hasta hoy iban sin prefijo: la ciberpolítica, la cibergeografia, y la suma de los dos, la cibergeopolítica —la geopolítica del ciberespacio— y de su mano su primo de Zumosol, el ciberconflicto.
La vimos en junio del año pasado, cuando China prohibió la minería de criptomonedes y las grandes empresas de minería emigraron al vecino Kazajistán. También lo vimos a principios de mes cuando las autoridades de este mismo país cerraron internet para evitar las protestas en la calle y provocaron que el mundo perdiera el 18% de capacidad de minería de Bitcoin. Y también hemos tenido de Km0: en diciembre, dos oleadas de ataques de denegación de servicio (DDoS) afectaron dos mil aplicaciones de la Generalitat en el ataque más potente que ha recibido la administración catalana. Lo que nos lleva al pasado viernes, a Andorra.
Del pasado viernes y hasta lunes por la mañana la red de Andorra Telecom, el proveedor estatal y único del país, fue atacada con un ataque de denegación de servicio similar al que recibió la Generalitat en el que ha sido el ataque más virulento que ha tenido nunca la red andorrana. Este tipo de ataques consisten a enviar un gran volumen de tráfico basura desde múltiples ordenadores a los usuarios de una red con el objetivo de saturarla y hacerla inoperativa. Para entendernos: es como llenar una tienda de gente que no va a comprar. El que quiera comprar no podrá ni entrar. ¿Andorra?
Resulta que viernes se celebraban en Minecraft los Squid Games, unos juegos inspirados en la serie coreana del Juego del Calamar pero sin los muertos: 5 días, 147 streamers de nivel y 100.000 € de premio. Pero de repente, el viernes alrededor de las 10 de la noche, los streamers andorranos —que son en realidad españoles— dejaron de emitir, entre ellos los popularísimos Rubius, Auronplay y TheGrefg . Sábado, que continuaban los juegos, volvió a pasar lo mismo y los tres streamers fueron eliminados por incomparecencia.
Si el acto de atacar con un DDoS la red de Andorra Telecom merece el calificativo de ciberimbecilidad, las furibundas reacciones de los streamers no merecen menos
Y es que este era el objetivo de los cibercriminales que tumbaron la red de Andorra Telecom como detallaba un portavoz del gobierno: "Los ciberataque que se han producido las últimas horas iban dirigidos a personas concretas, pero acaban afectando a otros clientes que ven que su servicio de internet no funciona correctamente". No se sabe si lo hacían por culpa de un ataque de patriotismo español, porque los eliminaron del juego y decidieron romper la baraja o por los LOLs, pero el cierto es que se salieron con la suya. Fuera por el que fuera, el hecho de perjudicar a streamers millonarios que viven en Andorra para no pagar impuestos en su pueblo donde su familia disfruta de todos los servicios públicos, puede hacer mucha gracia (o muchos LOLs) pero lo cierto es que atacar la infraestructura de internet de un país y perjudicar a miles de usuarios es un hecho muy grave que puede comportar penas de prisión.
Si el acto de atacar con un DDoS la red de Andorra Telecom merece el calificativo de cibercimbecilidad, las furibundas reacciones de los streamers —cibereaccions, está claro— no merecen menos; por su bajo tono con insultos de todo tipo, por su chulería y por las amenazas con frases cómo "os iremos detrás hasta que pagáis por lo que habéis hecho", "ya os tenemos identificados", "habéis tenido mala suerte porque si una cosa tenemos es mucho dinero". Incluso El Rubius y el Auronplay en una de sus sesiones en directo han ofrecido una recompensa de 10.000 dólares a quienes atrapen al criminal (no se sabe si es real o haa quedado solo en una ciberchulería más). Todo ello una mezcla de bronca entre bandas rivales con tics de cibercorleonismo en un castellano teñido de construcciones latinas y de spanglish youtuber.
Un último apunte: la palabra gobierno deriva también del griego kibernetike y ya hablaba Platón en sus diálogos donde ilustraba el concepto con aplicaciones al pilotaje de navíos, al gobierno de los hombres y al comportamiento de las personas. Un buen momento para leer a Platón y a Norbert Wiener, especialmente la Cibernética o control y comunicación en el animal y la máquina.