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profesora de Comunicación de Tecnocampus Mataró-Maresme

De mitos publicitarios, duopolis y competencias

18 de Noviembre de 2016
Todavía cuegen, en ciertos encuentros de exhibidores y distribuidores del sector audiovisual, viejas polémicas que hablan de duopolis televisivos. Mientras networks y youtubers se convierten en protagonistas de ingresos millonarios, viejas glorias señalan directamente a los dos principales grupos de televisión del Estado y no dudan a acusarlos de todos los males posibles: el futuro de la estabilidad política, el reparto del pastel publicitario, la eliminación de la libre competencia, la limitación de la oferta televisiva, menysteniment de la libertad de expresión... Al mismo tiempo Televisión Española y cadenas autonómicas afiliadas a la FUERTE lloran y se quejan de una bajada importando de ingresos y, obviamente, miran en dirección a los sospechosos habituales, Atresmedia y Mediaset.

Hay, todavía, que juegan a la frase hecha, con aquello de "Spain is different", afirmando que estas cosas sólo nos pasan a nosotros. Y de esto, nada. España muestra una realidad, duopolitzada, sí, pero muy parecida a los mercados publicitario y televisivo europeos. En cuanto a la oferta televisiva, el esquema acostumbra a ser casi idéntico en la mayoría de países de la Unión Europea: poca presencia de corporaciones públicas, uno o dos operadores de pago, un número limitado de operadores privados y, adentro de estos últimos, dos grandes grupos bastante poderosos para concentrar el 70% del mercado publicitario. Cuanto mayor sea el grupo privado, más canales temáticos contendrá. Cuanto más canales, más publicidad a repartir, y por lo tanto, más beneficio por las ventas de macroespais publicitarios. Habas contadas.

Y estos datos, si las observamos en el Estado español, nos muestran una de las ofertas más amplias y generosas, puesto que es totalmente gratuita:Mediaset, Atresmedia, Veo, LIMPIO, Ten TV, Real Madrid TV, Dkiss y 13TV. Y todo esto sin contar con RTVE, las autonómicas, locales, y operadores de pago. Porque después venga alguien y nos diga que el mercado televisivo español no es competitivo! Y esto que el sistema de financiación de corporaciones públicas de medios ha demostrado ser todo un fracaso. Sólo hay que recordar las pérdidas monumentales de TVE y los problemas de estructura, gestión de publicidad, sueldos y equipos humanos duplicados a la CCMA. Y cuente porque no podemos ponerlos a todos al mismo saco de la ley de prohibición de la publicidad: TVE ya nos ha acostumbrado a la desaparición de spots y pausas comerciales, pero Tv3 todavía lucha por un trozo de pastel.

A pesar del debate (y la necesidad desesperada de publicidad a las televisiones autonómicas, mucho más maltratadas por la financiación pública), el modelo habitual europeo para una corporación pública es el de cero publicidad. Y que yo sepa, a la BBC no le vamal, oi? Y la mítica British Broadcasting Corporation noha tenido nunca de publicidad, en toda su historia. En casa nuestra, TVE llora añorada por los beneficios perdidos, pero la realidad de las cifras es otra. A TVE hay un problema de gastos, no de ingresos. Sólo hay que mirar informes recientes de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) para ver que el ejercicio económico del primer año sin publicidad fue uno de los mejores para la corporación pública estatal.

Pocos recuerdan que TVE ejerció durante años una política de precios "rebajados" con el sector publicitario que hizo mucho mal al sector privado, los mismos que acusan al supuesto duopoli de eliminar o debilitar la competencia. No pueden estar más equivocados. Atresmedia y Mediaset ni siquiera acuerdan precios, la competencia no puede ser más feroz, tanto por la venta de espacios publicitarios y patrocinios como por la compra de formatos de televisión.

A la hora de hablar de líneas editoriales, influencia ideológica, carencia de identidades diferenciadas de los canales del grupo y rebaja de calidad de la infoentertainment, bien, podemos tener todos los debates que hagan falta y nos permitiremos ser tan críticos y exigentes cómo queramos. Pero si hablamos de cifras... el debate es inútil. Las cifras hablan suelas.