• Opinión
  • La opinión
  • El déficit de balanzas fiscales (y III). ¿Dónde haría falta que hiciéramos atención?
Ingeniero y escritor

El déficit de balanzas fiscales (y III). ¿Dónde haría falta que hiciéramos atención?

14 de Septiembre de 2021
Act. 20 de Septiembre de 2021
Xavier Roig VIA Empresa

La obsesión por ser los primeros de España ha sido todo a la vez: el maná y el veneno letal para Catalunya. El maná a corto; el veneno a largo. Mientras rigieron las economías de las naciones estado -con sus aranceles, sus regulaciones protectoras, sus fronteras, etc.- la situación de Catalunya era de un cierto privilegio. Íbamos holgados. Éramos la fábrica de España y, a cambio de un mercado desprotegido a quien endilgar los productos, tolerábamos este famoso trasvase de recursos impositivos de Catalunya hacia España.

 

Pero esta facilidad ha ayudado también a crear una malformación. Nos acostumbró a vender sin necesidad de aprender nuevos idiomas -con la castellanización impuesta ya íbamos tirando-, ni tampoco nos obligó a aprender nuevas prácticas (diferentes legislaciones, costumbres, hábitos negociadores, etc.). Nos acostumbramos a ser los primeros de la clase sin hacer demasiado esfuerzo. De una clase formada, mayoritariamente, por burros. Muy diferente a los holandeses, o los belgas, los suizos, los austríacos, los daneses, los fineses, etc. que saben perfectamente que por poco que se meneen ya están fuera del país. Ellos, para crecer, han necesitado siempre mirar más allá. No era nuestro caso. Estos pequeños países, desde siempre, estaban acostumbrados a transaccionar inmersos en ambientes totalmente foráneos. Nosotros no. A pesar de que nos moleste, nosotros teníamos al lado España. Para las cosas buenas y para las malas.

Como la vara de medir que habíamos tomado como referente era corta (España) cuando vino la hora de capear los embates fuertes, nos cogió debilitados. El montaje secular catalán entró en crisis a raíz de nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea combinado con el cambio de hábitos y predisposiciones de los catalanes hacia Madrid. Porque, claro, las cosas empezaron a no cuadrar: "Muy bien, mantengo déficit de balanzas fiscales con España porque me permiten colocar el producto a, por ejemplo, Extremadura sin pagar aranceles" era nuestra cancioncita tradicional alargada por la Transición. Pero es que desde 1986 también podemos colocar productos sin aranceles a Austria. ¡Y a ellos no les tenemos que pagar ningún peaje forma déficit en las balanzas fiscales!

 

Todo nos ha llevado a un estancamiento muy preocupante y del cual ni los medios ni los gobernantes se hacen eco

Todo ello -atonía general, baja productividad, orientación del país hacia sectores poco eficientes, déficit de balanzas fiscales con España, sector público altamente ineficiente, querer ser los primeros de España (síndrome del cava), etc.- nos ha llevado a un estancamiento muy preocupante y del cual ni los medios ni los gobernantes se hacen eco. Vigilen lo que nos espera. Y ahora no hablamos del consumo por habitante, hablamos del PIB per cápita (quiero decir, cifras engordadas por Catalunya). Así de simple: lo que produce el país dividido por el número de habitantes (a paridad de poder de compra, PPA).

Evolución pasada y prevista del PIB per cápita. Cataluña = 100.

 CataluñaAustriaDinamarcaEspaña (sin Cataluña)
2000100110,7114,678,7
2019100116,911781,2
2040100117,912381,2

Fuente: Cambra de Barcelona a partir de IDESCAT, INE, AMECO (Comisión Europea) y OCDE

España, toda ella, con Catalunya incluida, se queda estancada para los próximos 20 años. El crecimiento anual esperado para nosotros según la OCDE (1,7%) queda neutralizado por un crecimiento parejo de la población. No es un futuro demasiado halagador, ¿no encuentran? Sobre todo cuando -la envidia es lógica- otros países vecinos, sin hacer aspavientos, van haciendo la suya. Entre nosotros, el ir tirando, como vamos hasta ahora, no significa nada más que la garantía del empobrecimiento y la decadencia. E, insisto, que nadie se frote las manos pensando que ha encontrado una justificación en la inestabilidad provocada por el proceso independentista. Vamos mal desde hace décadas. Muchas más de las que pensamos.

Entre los múltiples vicios que hemos adquirido al tener un mercado como el español está el de no invertir. En general, nos hemos enriquecido sin tener que poner ni un duro -un cierto préstamo bancario era la solución-. No creemos lo suficiente en el retorno a futuro de las apuestas actuales. Nos priva el corto plazo y la gasiveria. Y este vicio se traslada al comportamiento macroeconómico. La Formación Bruta de Capital (para hacerlo simple, aquello que un país invierte en bienes materiales inmovilizados, es decir, lo que no se gasta en gastos) es un buen indicador. Miren la fotografía de Catalunya en este sentido: la ratio de Formación Bruta de Capital respecto al PIB.

Ratio Formación Bruta de Capital / PIB

 CataluñaAustriaDinamarcaEspaña (sin Cataluña)
% 201918,724,322,220,3

Fuente: Cambra de Barcelona a partir de IDESCAT, INE, AMECO (Comisión Europea)

Ya lo ven. En inversiones tampoco tocamos mucho. Por eso vuelvo al tema del déficit de balanzas fiscales. Si nunca recuperamos este dinero, su mejor destino tiene que ser la inversión, sobre todo en infraestructuras y en mejoras estructurales como por ejemplo el funcionamiento de la administración pública. ¿Pero qué sucede con la inversión privada? Esta se ve estimulada por varios factores. Pero si los queremos resumir podríamos decir que los factores de estímulo son: buenas infraestructuras, buen funcionamiento de las administraciones públicas (agilidad, seguridad jurídica, etc. aquello que denominamos un país business friendly), ambiente favorable al I+D y progreso técnico (combinación de tecnología y buena formación). Estas son las claves para progresar. No hay milagros ni secretos. Se trata de que los que gobiernan favorezcan estos factores.

Si la mejora de la financiación de Catalunya se utiliza para gastar el dinero de manera sensata y prudente podríamos ir a mejor y converger lentamente con los países que nos son similares en talla

¿Pero dónde estamos en este sentido? Vuelvo al estudio de la Cambra de Barcelona, al que me he referido, que tiene mucho jugo y que todo catalán tendría que conocer. Miren dónde estamos en el gasto de los factores que he comentado: factores técnicos (I+D), educación y formación, e inversión pública total. Hablamos de euros por cada habitante.

Gasto en tecnología, formación y educación, e inversión pública (2017)

 CataluñaAustriaDinamarcaEspaña (sin Cataluña)
Gastada habitante2.0404.7996.9911.775
%PIB6,511,413,87,5
Si CAT=10010023534387

Fuente: Cambra de Barcelona a partir de IDESCAT, INE, AMECO (Comisión Europea) y Eurostat

En resumen, la lección es relativamente fácil y universal. Si la mejora de la financiación de Catalunya se utiliza para gastar el dinero de manera sensata y prudente (en tecnología, formación, inversión en infraestructuras necesarias), podríamos ir a mejor y converger lentamente con los países que nos son similares en talla. Por el contrario, si la mejor financiación es para practicar la estructura de gasto tradicional en nuestra casa, la fácil y complaciente (p. e. autopistas gratis, alargamiento de pistas de aeródromos, creación de compañías eléctricas públicas, subvenciones al sector turístico, gastos injustificados en los ayuntamientos, etc.) la lucha por la desaparición de las balanzas fiscales habrá sido un acto inútil y malogrado. Y el país continuará en bajada. Como está previsto según las estadísticas que he reproducido aquí.