La democracia de la nube

12 de Enero de 2023
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

El asalto a las instituciones de Brasil parece un remake del asalto al Capitolio de hace dos años. Mismo guión, mismo director y mismo tipo de actor en el papel protagonista. Un ejército de extras pagados con bocadillos y mucho estropicio, incluida la democracia de dos de los países con más población de América. Si no fuera porque lo hemos visto en la pantalla del móvil pensaríamos que es una de esas franquicias de miedo de serie B. Pero resulta que no, que es real aunque nos parezca una superproducción de Hollywood.

El guión es un estándar de la narrativa de ficción. El protagonista vive una vida regalada que perderá por culpa de una injusticia. Sobreponiéndose a la adversidad, no se da por vencido y con la ayuda de un ejército de “luchadores por la libertad” intentará recuperar lo que es suyo. Spoiler: no siempre sale bien.

Realizar un guión así, sobre todo la parte de dirigir cientos de miles de extras, requiere un gran esfuerzo económico, de planificación y sobre todo de pre-producción. Tampoco es posible sin la concurrencia de las mejores tecnologías de comunicación. Tanto en el asalto de los trumpistas al Capitolio como el remake bolsonarista de Brasilia, la pre-producción comienza muchos meses antes de los hechos, con el cambio de las reglas del juego para asegurarse la victoria sea cual sea el resultado. Lo hizo Trump y también Bolsonaro: si gano, he ganado, si pierdo es que el sistema es corrupto y, por tanto, no he perdido. La clave está en distorsionar la percepción de la realidad.

El director de las dos superproducciones es Steve Bannon, quien fue director del medio de ultraderecha supremacista Breitbart, asesor de comunicación de Trump y quien contrató a Cambridge Analytica para la campaña de las presidenciales de 2016. La visión de Bannon es que, para cambiar la política, es necesario cambiar la cultura. Y como la unidad mínima de cultura es el individuo, esto se puede hacer actuando sobre –contra– los individuos. La suma de cambios individuales puede llegar a cambiar eventualmente una cultura. Son técnicas de guerra que tienen como objetivo distorsionar la realidad al adversario para que tome las peores decisiones.

"El comportamiento irresponsable de Elon Musk afirmando que la red podría haber favorecido a Lula también contribuyó a la conspiranoya"

Y aquí es donde se necesitan las mejores herramientas de difusión de información: las redes sociales. Los meses previos al asalto al capitolio distintos analistas midieron un incremento de los discursos de odio en la twittersfera brasileña. El número de perfiles de extrema derecha subió proporcionalmente mucho más que en Facebook e Instagram. No ayudó el hecho de que Elon Musk despachara al equipo de moderadores de Brasil y que readmitiera perfiles de extrema derecha en la red del pajarito. Bolsonaro había manifestado públicamente su satisfacción con la nueva propiedad de Twitter. El comportamiento irresponsable de Elon Musk afirmando que la red podría haber favorecido a Lula en las elecciones también contribuyó a la conspiranoya. Incluso el día de los hechos, Musk tuitó "Espero que la gente de Brasil pueda resolver las cosas de forma pacífica". Un ejercicio de equidistancia ucrónica: ya había violencia y con fascistas, por definición, nada se puede resolver.

Bannon, a diferencia de Musk, se pasó el fin de semana tuitando y explicando a los medios que las elecciones habían sido un robo y que Bolsonaro no podía concederle la victoria a Lula. Bolsonaro está desde el día 31 de diciembre en Orlando, en Florida, a tan sólo dos horas de la residencia que Trump tiene en Mar-a-Lago, a dos horas y media de Orlando. Las coincidencias no son sólo circunstanciales; uno de los hijos de Bolsonaro, Eduardo, conoce a Bannon del 2018 y fue el representante de su plataforma The Movement en Sudamérica.

Hay una red que no sale tanto en los medios porque es de nincho –poco para mi gusto– que es la red social de ultraderecha Gettr. En Gettr, donde se encuentra lo mejor de cada casa, ya notaron un incremento de usuarios provenientes de Brasil con motivo de las elecciones en este país. El CEO de Gettr es Jason Miller, quien fue portavoz de Trump, el cual ha hecho públicamente campaña por Jair Bolsonaro.

"Sin WhatsApp, Telegram y Signal no se entendería todo lo que vimos en nuestros móviles el domingo por la noche"

A estas redes sociales cabe añadir WhatsApp, Telegram y Signal, aplicaciones de mensajería que se desdoblan en red social. En estas redes la información circula de persona a persona y entre grupos, lugares donde no existe posibilidad de debate público ni de desmentido de información falsa. En la victoria de Bolsonaro en 2018, WhatsApp tuvo el mismo papel que tuvo Facebook en la de Trump en 2016: el de canal de difusión de información falsa personalizada. Telegram también tiene que ver. Su política de respeto a ultranza de la libertad de expresión convirtió esta red en el refugio de todo tipo de nazis y conspiranoicos el día del asalto al Capitolio; a medida que Facebook les iba cerrando los grupos, los iban creando en Telegram. Sin WhatsApp, Telegram y Signal no se entendería todo lo que vimos en nuestros móviles el domingo por la noche.

Todo lo que vimos en Brasil ya lo habíamos visto dos años antes en Whashington, no me refiero sólo a lo que han captado las cámaras sino a los movimientos políticos y digitales de meses antes: la planificación, la coordinación, la difusión y las aportaciones de sus estrategas. Algunos nombres como los de Bolsonaro, Trump o Bannon son evidentes; otros como los de WhatsApp, Twitter, Telegram, Signal y Gettr no tanto. La democracia nunca estará garantizada si estos actores cambian las reglas del juego cuando les conviene de acuerdo con sus intereses. Esto vale por los primeros pero muy especialmente, para los segundos.