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Democratizando la inteligencia artificial

02 de Mayo de 2018
Act. 09 de Mayo de 2018
Xavier Ferràs

Satya Nadella, CEO de Microsoft acaba de anunciar una gran reorganización de su empresa alrededor de una tecnología estratégica: Inteligencia artificial (AI). La AY "definirá la próxima ola de innovación", según el directivo. Se suma a las palabras de Sundar Pichai, CEO de Google, que hace un año ya declaró que Google se convertiría en una empresa centrada en AY ("AY-First"). Amazon también se concentra en la AY, redoblando sus esfuerzos de investigación y dominio de esta tecnología (Amazon es ya la empresa más intensiva del mundo en inversión en I+D, superando recientemente a Volkswagen ). Sus dispositivos domésticos Alexa, o los servicios Amazon Web Services, están siendo dotados de motores cada vez más potentes de inteligencia artificial. Facebook, una grande (e inquietando) máquina de proceso de datos personales, como se ha comprobado en el escándalo de Cambridge Analytica, es capaz de determinar perfiles de individuos con disparos determinados, para inducir una decisión de compra (o para inducir un determinado voto político). Al último, se encuentran inmensas matrices de datos y algoritmos cada vez más sofisticados de AY.

Las grandes plataformas digitales, las empresas que hoy lideran la economía mundial, enfocan sin complejos sus estrategias al dominar la inteligencia artificial, que utilizan en un proceso expansivo e invasivo del resto de sectores (automoción, educación, banca, retailing...). Reconfiguren sus estructuras al volante de la AY, y atraen agresivamente talento investigador en este ámbito. Hoy, las mejores universidades del mundo se están quedando enjutas de PhDs e investigadores en AY, atraídos hacia los laboratorios corporativos de Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft, Tencent, Baidu, o Alibaba a golpe de talonario, con sueldos desorbitants. La concentración de talento e I+D en inteligencia artificial definirá los ganadores de esta nueva gran batalla digital.

"La concentración de talento e I+D en inteligencia artificial definirá los ganadores de esta nueva gran batalla digital"

Nuevos modelos de negocio se están definiendo para asegurar que la inteligencia artificial llegue a todos los puntos de la economía: al hogar, a nuestros smartphones, a nuestros automóviles, en nuestras fábricas o en nuestras universidades. Cualquier producto, proceso o marca, dentro de muy poco, estará impulsada por motores de AY, que serán omnipresentes. Si hace unos años llegó el tsunami internet, ahora llegarán de forma masiva terminales AI de usuario, que permitirán tratar datos, obtener patrones y tomar decisiones in-situ. La vía será, probablemente, la nube. Los gigantes digitales están preparados para democratizar la AY a través de la nube.

La democratización de la inteligencia artificial, paradójicamente, pondrá en nuestras manos una arma tan poderosa cómo inquietante. En primer lugar, las máquinas inteligentes estarán sometidas a un fenómeno hasta ahora reservado a los humanos: sabemos hacer más cosas de las que podemos explicar. Sabemos reconocer un amigo que no vemos hace años entre un conjunto de personas casi idénticas. Pero no sabemos explicar el porqué. Es el que se denomina "la paradoja de Polanyi". Lo hacemos por experiencia, porque el conjunto de disparos y expresiones de aquella persona nos son especialmente familiares. Lo hacemos mediante "conocimiento experto". Hasta ahora, las máquinas sólo tenían conocimiento codificado, escrito literalmente en líneas de código por un programador. Pero ahora, en la medida en que aprenden de la experiencia, las máquinas se reprograman a sí mismas, hasta el punto que el humano pierde el control de la lógica interna. La máquina empieza a generar conocimiento por experiencia, más allá del conocimiento humano. Cómo previamente ha visto millones de radiografías de cánceres de pulmón (ha sido "entrenada"), una máquina es capaz de identificar un cáncer de pulmón en una nueva radiografía. Por eso, Facebook, mediante su propia experiencia, es capaz de determinar usuarios potencialmente sensibles de alterar su voto, si son sometidos a un bombardeo enfocado de material político. Aun así, la máquina se puede equivocar... Y nadie es capaz de saber por qué.

Hoy, la empresa más valiosa del mundo en el ámbito de la AI es la startup china Sin Time, que acaba de conseguir una ronda de financiación de 600 M$ provenientes de Alibaba, la Amazon chino. Con esta inyección financiera, su valoración se eleva a 4.500 M$. Su especialidad es el reconocimiento facial. En el mundo del AY, la cantidad de los datos es clave. Y la China tiene muchas caras para entrenar máquinas de AY. Por aplicaciones inquietantes: en la China, ojeras especiales dotadas de AY determinan, mediante reconocimiento facial, si alguien ha cometido algún crimen, y pueden predecir si puede cometerlo, de acuerdo con el análisis de su cara. "Según el sistema, usted tiene cara de criminal, y cometerá un delito en las 24 horas próximas, con un 98% de probabilidades"

"Tenemos que estar preparados por una gran revolución técnica, pero también ética y jurídica"

En los próximos años veremos una explosión de aplicaciones de inteligencia artificial. Los gigantes digitales lo tienen claro. Máquinas sometidas a la paradoja de Polanyi empezarán a tomar decisiones, algunas de ellas muy críticas. Las máquinas acumularán conocimiento experto, propio e intransferible. Tomarán decisiones... Pero no sabremos cómo. A veces, serán utilizadas por aplicaciones dudosas o, incluso, siniestras. Tenemos que estar preparados por una gran revolución técnica, pero también ética y jurídica. La inteligencia artificial se democratizará y llegará a todas las piezas de software.