Después de Nadal

Ya se han acabado las fiestas y ha llegado la hora de... Volver los regalos recibidos! Al fin y al cabo, todos hemos pasado por estas situaciones comprometidas en que algún ser querido -o no tan estimado - nos ha regalado una cosa que nos produce indiferencia o incluso rechazo. Después de sonreír falsamente e intentar convencer al nuestro obsequiando que el regalo es realmente de nuestro grato, pensamos que habría sido mucho mejor que nos regalaran dinero en efectivo.

El negocio de los regalos navideños es realmente descomunal: representa el 25% de las ventas anuales y, en los Estados Unidos mueve más dinero que el tabaco, el alcohol y la lotería juntos. Todo esto, aunque está demostrado que la mayor parte de los regalos recibidos no gustan. De hecho, los estudios empíricos sobre este tema empezaron el 1993, cuando el profesor Joel Waldfogel de la Universidad de Yale pidió a sus estudiantes que estimaran el precio de mercado de los regalos recibidos durante la Navidad... Y después los preguntó el precio máximo que habrían pagado ellos por los mismos regalos.

En economía decimos que el precio máximo que uno está dispuesto a pagar voluntariamente por un bien, refleja la valoración subjetiva que un fa de este. Y la diferencia entre el coste del regalo y la valoración que hace el obsequiado es una medida de la ineficiencia del regalo puesto que indica el que el obsequiando se hubiera podido ahorrar si, en lugar de comprar el regalo, hubiera dado dinero en efectivo. Es decir, cuando la tieta regala una bolsa horrible de 50 euros que la sobrina valora en 10, la tieta se hubiera podido ahorrar 40, puesto que si le hubiera dado directamente 10 euros en efectivo, lo hubiera hecho igual de feliz. El gasto de estos 40 euros adicionales no ha conseguido hacer que la sobrina esté más contenta y, por lo tanto ,es un derroche y una ineficiencia.

Pues bien, calculando la diferencia entre los precios pagados y las valoraciones que los obsequiados hacen de los regalos, Waldfogel calcula que la ineficiencia de los regalos de Nadal era del 10% del gasto. Dado que en los Estados Unidos se compran regalos por valor de 1.000 dólares por persona, la ineficiencia es de unos 30.000 millones de dólares (unas 20 veces el presupuesto de la NASA!). Si el porcentaje en España también fuera del 10%, la ineficiencia de los regalos navideños en España sería de 466 millones de euros anuales.

La pregunta es: Si resulta tan ineficiente regalar productos en comparación a regalar dinero en efectivo, por qué la gente sigue comprando regalos por Nadal?
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