Barcelona Meeting Point, la feria inmobiliaria de nuestra ciudad, finaliza el certamen de este año certificando la excelente salud del sector. Así lo atestiguan los datos de contratación de oficinas y de logística, el número de viviendas vendidas, el ritmo de la actividad promotora y el volumen de inversión inmobiliaria.
Dos amenazas
El sector está creciendo de una manera sólida y sostenida, pero los profesionales inmobiliarios no estamos tranquilos. Hemos aprendido que el cielo nunca volverá a ser del todo azul y sentimos las nubes encima.
1. Tipo de interés a la alza: El próximo incremento de los tipos de interés provocará dos efectos directos. Por un lado, la financiación acontecerá más caro y restringirá el acceso a los activos immobilliaris, y por otro lado, parte de la liquidez que hasta ahora se destinaba al inmobiliario, se redirigirá a la inversión en renta fija, por el que es muy probable que el volumen de inversión inmobiliaria no experimente, a partir de ahora, el ritmo de crecimiento de estos últimos años.
"El sector está creciendo de una manera sólida y sostenida, pero los profesionales inmobiliarios no estamos tranquilos"
2. Escasez de suelo finalista: Las ciudades que cuentan con una mayor demanda de vivienda sufren una gran carencia de suelo finalista. Esto hace que cada vez que un suelo se pone a la venta sea disputado por las principales promotoras del país como si se tratara de una subasta. El elevado precio que acaba logrando el suelo se repercute al precio de venta de las viviendas resultantes.
Por otro lado, la carencia de mano de obra y el incremento de precios que están experimentando algunos materiales básicos para la construcción, también contribuyen a la actual escalada de precios de la vivienda.
Dos retos
El sector inmobiliario tiene dos grandes desafíos: configurar un gran parque de vivienda de alquiler y constituir un gran parque de vivienda pública.
1. Vivienda de alquiler: Durante los últimos años la población que vive de alquiler ha pasado del 10% al 22%, un incremento relevante, pero todavía lejano a la cifra de la media europea, donde supone un 30%, o a la de Alemania, por encima del 50%.
No hay duda que la demanda de vivienda de alquiler seguirá creciente, tanto por cuestiones conceptuales (los millennials no quieren hipotecas, ni desean ser propietarios), como por el hecho que gran parte de la población no cumple con los requisitos necesarios para acceder a una hipoteca, por el que se ve indefectiblement abocada al mercado de alquiler. Es pues, imprescindible, que se genere un adecuado parque de vivienda de alquiler para atender esta demanda creciente.
"Los millennials no quieren hipotecas, ni desean ser propietarios"
La buena noticia es que de unos meses a acá, varios fondos institucionales han decidido a actuar en este mercado, hecho que aportará profesionalización y eficiencia en la gestión del parque de alquiler.
2. Vivienda pública: No se han destinado suficientes recursos para llevar a cabo una adecuada política de vivienda, de forma que nos encontramos en una situación en la cual la vivienda pública existente (sólo un 1,5% de la totalidad del parque) es del todo insuficiente para satisfacer la demanda actual.
Promover vivienda es caro y los fondos de la Administración Pública son escadussers, por el que la solución tendrá que pasar, necesariamente, para poner en marcha fórmulas de colaboración público-privadas, un modelo de gestión que prácticamente no se han explorado en casa nuestra.
Y un deseo
Que nuestras ciudades proporcionen el número adecuado de vivienda de protección oficial, asequible y libre, así como, que tengan capacidad para atraer empresas que generen puestos de trabajo de calidad, suponen un retos tan complejas, que requieren, necesariamente, que el sector público y el sector privado trabajamos de manera coordinada.
Somos muchos los profesionales inmobiliarios que, desde el sector privado, queremos poner nuestro conocimiento y nuestra experiencia al servicio de la sociedad. Y tendríamos que ser capaces de aparcar las posiciones interesadas (en el caso del sector público, en forma de votos a corto plazo, y en el caso del privado, en forma de dinero inmediato), para configurar un sector inmobiliario que tenga una mayor conciencia social, que contribuya, sin egoísmo, al bien común.