El éxito de las empresas

16 de Noviembre de 2018
Joan Majó

Es muy bueno que las empresas de un país tengan éxito, puesto que todo el país puede salir beneficiado de este hecho. Pero también hay que tener en cuenta qué ha sido la forma de conseguirlo. El éxito empresarial se puede medir observando aspectos que se expresan con números (ventas, beneficios, exportaciones, puestos de trabajo...), pero hace falta también añadir y considerar que estos objetivos pueden ser el resultado de estrategias muy diferentes. Una cosa importante es lo "qué", pero es imprescindible no olvidar el "cómo". Esto es así, puesto que muchas veces estas estrategias pueden tener efectos positivos no sólo para la empresa sino para el conjunto de la sociedad. También pueden ser neutros en este segundo aspecto; o incluso pueden tener elementos negativos y ser perjudiciales desde un punto de vista colectivo. Pongo algunos ejemplos simplificados, a sabiendas de perfectamente que las cosas son más complejas del que parecen.

Es fácil comprobar que una empresa que tenga mucha cura al velar para mantener y mejorar la formación de sus trabajadores se encuentra en el primer caso. La mejora del capital humano no solamente aumenta la productividad y, por lo tanto, la competitividad empresarial, sino que supone un enriquecimiento general para el nivel general del país. Una empresa que tenga unos sistemas de gestión que permitan una mayor participación de todos sus miembros en la determinación de las orientaciones generales aprovechará mejor las capacidades personales de todos ellos y conseguirá una mayor identificación de las personas en sus objetivos, hecho que finalmente repercutirá en su éxito porque aumentará los niveles de motivación y de satisfacción de las personas. Una empresa que sea prudente en los niveles retributivos de todos los empleados y evite unos desequilibrios exagerados entre propietarios, gestores, y el resto de personal, contribuirá a una buena predistribució de la renta y a la mejora de la paz social. Es fantástico, y hace falta no olvidarlo, que muchos de los comportamientos socialmente responsables de una empresa, muy escogidos, pueden también tener una fuerte repercusión en la mejora de sus resultados.

"Una empresa que sea prudente en los niveles retributivos de todos los empleados y evite unos desequilibrios exagerados contribuirá a la mejora de la paz social"

Pero una empresa que, en la busca de un mayor rendimiento económico, utilice estrategias no respetuosas con el medio ambiente y contribuya a incrementar las emisiones de según qué gases, estará mejorando sus beneficios pero a la vez generando unas externalidades negativas que bien pronto acabarán teniendo que ser tasadas de una forma importante. Igualmente, una empresa que quiera fundamentar su competitividad, sobre todo en unos costes laborales muy bajos y mantenga salarios que se acerquen o no lleguen a la renta de subsistencia, o que utilice unas formas de contratación de dudosa legalidad que se acerquen a la explotación, no estará haciendo ningún bien a la sociedad que lo acoge.

Esta reflexión me ha venido a la cabeza en la preparación del acto en el cual este jueves, por octavo año consecutivo, el "Círculo por el conocimiento" de la Sociedad Barcelonesa de Amigos del País, reconoce con un premio a tres empresas catalanas, no demasiadas conocidas (MATE holding, RELATS S.A., y grupo SEIDOR), que se distinguen para tener un éxito económico consolidado a partir de basar su competitividad en la aportación de conocimientos y de innovación a sus productos, y de haber conseguido una fuerte presencia internacional que los hace un referente en el mercado global.

El premio quiere ser una manera de llamar la atención en que el futuro de nuestra economía como país no se puede basar en una competitividad en costes, estrategia en la cual otros muchos países menos desarrollados siempre nos podrán ganar, sino en calidad y la innovación de los productos fabricados y los servicios ofrecidos, y en la mayor y rápida adaptación a la evolución de la demanda local y sobre todo internacional.