Que la información es un arma lo sabemos desde que Dios prohibió explícitamente a nuestros tatarabuelos Adán y Eva comer frutos del árbol de la sabiduría. Algo más cerca de nuestro tiempo, sin embargo, en 2015, el ministro de defensa ruso Sergei Shoigu, en un acto de celebración por la anexión de Crimea, decía en agradecimiento a la prensa afín: "ha llegado el día en que todos hemos reconocido que las palabras, las cámaras, las fotografías, internet... y la información en general, se han convertido en otro tipo de arma, otra rama de las fuerzas armadas".
La historia está llena de ejemplos de utilización de la información como arma. La fama de mujeriego y de títere de Cleopatra de Marco Antonio nos llega desde el siglo I aC por una campaña de desinformación de su rival Octavio. La imagen de cruel y sanguinario de Vlad Tepes (Vlad Draculea) nos llega vía la tradición alemana, que eran sus enemigos; en la tradición eslava, Vlad Dracul es casi un santo que salvó la cristiandad de los turcos. Benjamin Franklin utilizó la desinformación como arma distribuyendo panfletos donde afirmaba que los nativos americanos cortaban las cabelleras de los colonos por orden del rey Jorge III de Inglaterra.
Recordad que en las redes sociales el medio somos nosotros, y que los medios se pueden convertir en armas
Hasta llegar a los años 1960 en Canadá donde el teórico de la comunicación Marshall McLuhan dijo aquello de que "el medio es el mensaje"; lo que cuenta es el medio por donde circula un mensaje, independientemente del mismo mensaje. Se entiende más si tenemos en cuenta que medio y tecnología para McLuhan son palabras intercambiables.¿La tele qué es, un medio o una tecnología? Todo a la vez, como lo son la web, un libro, Twitter o una bombilla.
Podemos visualizar este concepto volviendo atrás, hasta la Pompeya del 79 dC. Congelada en el tiempo por el Vesubio, todavía hoy, en las paredes de las casas de la gente rica se pueden leer pintadas con los nombres de uno u otro candidato a ediles (había elecciones aquel año). Muchas de ellas eran fake news; la familia rica de la casa no los apoyaba y las pintadas se hacían por la noche de manera subreptícia. El muro, el medio, era el mensaje.
La primera gran experiencia de la utilización de "palabras, cámaras, fotografías" como armas en las redes sociales fue durante la anexión de Crimea de 2014. El gobierno ruso refinó las técnicas y las aplicó con éxito a las elecciones presidenciales norteamericanas de 2016 y al proceso del Brexit británico con los resultados conocidos.
El éxito del modelo de desinformación ruso lo reconocía el mismo Trump ante Putin en Helsinki en julio del 2018. En una pregunta directa sobre la interferencia rusa a las elecciones presidenciales Trump respondía: [nuestros servicios de inteligencia] piensan que es Rusia, yo he Presidente Putin (sic), y me ha dicho que no es Rusia. Os diré que no veo ninguna razón por la que lo sea (…) Tengo una gran confianza en mi gente de inteligencia, pero os diré que el presidente Putin ha sido extremadamente fuerte y poderoso en su negación de hoy (sic)". Trump era el mensaje.
Hoy la retaguardia de la guerra de Ucrania está en nuestros móviles. Los muros de Pompeya son los de Facebook, los panfletos de Franklin nuestros mensajes de Whatsapp y la imagen de Zelenski es como la de Vlad Dracul; depende de si la información nos llega de Rusia o del resto del mundo. Recordad que en las redes sociales el medio somos nosotros y que los medios, como nos explica la historia y el ministro de defensa ruso, se pueden convertir en armas.