La transformación digital es un concepto de moda. Actualmente, muchas empresas, de todos los sectores y dimensiones, tienen una fuerte inquietud para iniciar una "transformación digital". Aun así, según los últimos estudios, más del 80% de procesos de transformación digital empresarial acaban con insatisfacción o sin concluir en nuevas ventajas competitivas significativos. La transformación digital está inspirada en los nuevos modelos empresariales abanderados por las grandes cinco plataformas digitales que dominan de forma creciendo la economía mundial: Google, Facebook, Apple, Microsoft y Amazon (hoy, las empresas más ricas del mundo por capitalización bursátil).
Auténticas máquinas de hacer dinero que disfrutan de las características competitivas de empresas digitales "puras": marcas globales, acceso omnipresente a usuarios, obtención y tratamiento masivo de datos, crecientes motores de inteligencia artificial, brutales economías de escalera y costes marginales tendentes a cero. Implícitamente, este es el modelo a seguir, en mayor o menor medida, por cualquier empresa del mundo físico (empresas "analógicas").
Pero el proceso de transformación no es en absoluto sencillo, y tiene que ir precedido de decisiones estratégicas críticas. La nueva oleada de competitividad digital no es como las primeras oleadas, de los años 2000, de informatización y automatización de procesos de gestión mediante los conocidos sistemas ERP. Ahora se trata de absorber una docena de nuevas tecnologías disruptives, de naturaleza digital, que pueden aplicar a la totalidad de procesos de negocio (Internet de las Cosas, impresión 3D, Inteligencia Artificial, realidad aumentada, visión por computador, Big Fecha...). Si lo conseguimos, la famosa ley de Moore (que predice el incremento de productividad en progresión geométrica de los procesadores electrónicos) se extrapolará a nuestros procesos empresariales.
"La transformación digital es un proceso de profunda complejidad, que requiere habilidades de management muy avanzadas"
Sin embargo, el proceso de transformación es extremadamente complejo y puede significar una reconceptualització completa de los modelos de negocio, redefiniendo las fuentes de creación de valor (tecnologías clave), las ofertas concretas (nuevos productos y servicios), la forma de comunicarlas y venderlas (con segmentación dinámica de precios, con posicionamiento activo en las redes sociales y desplegando nuevos canales digitales), la captación de información estratégica (a partir de los datos disponibles en canales digitales sobre la misma marca y las marques competidoras, y de la capacidad de anticipar tendencias y necesidades de clientes), y la misma estructuración de costes e ingresos.
Para conseguir esta redefinición del modelo de negocio, es aconsejable generar en primer término un proceso acumulativo de datos (estructuradas y no estructuradas, internas y externas), en un gran repositorio ("lago de datos"), y con un sistema de tratamiento inteligente y automático de las mismas mediante nuevas tecnologías de machine learning. Este "lago de datos" tiene que estar en el centro de la estrategia competitiva. Cómo vemos, la transformación digital es un proceso de profunda complejidad, que requiere habilidades de management muy avanzadas, y visión estratégica de la tecnología.
Quién lo haga, tiene que saber de modelos de negocio y de bits. Y, posiblemente, la empresa se tenga que rodear de proveedores estratégicos de tecnología (pocos y muy buenos), con relaciones de confianza con horizontes temporales largos, generando flujos de innovación abierta con un auténtico ecosistema digital de apoyo.
No es fácil. No se puede banalizar. Y es un trabajo de largo plazo. Pero con paciencia, visión estratégica, y los partners muy seleccionados, tampoco es difícil. Y muy pronto, será absolutamente imprescindible.