Retorno al trabajo. Nueve curso escolar. Reanudación de las obligaciones... Acaban las vacaciones, vamos hacia el otoño,
se han acabado los largos ratos al solo, la lectura de horas, las barbacoas. Empiezan las prisas, el tránsito, dormir menos, comer rápido y contemplar nuestro rostro al espejo cada mañana con pocas ganas.
Estaba pensando en este tópico que se repiten año tras año apenas acabado agosto. Pensaba a hacer un artículo hablando sobre el tema, para
mirar de sacarle hierro y alentar la legión de trabajadores de todo tipo, estudiantes y, por qué no, empresarios, en definitiva todas aquellas personas que tenemos obligaciones, a evitar
el llamado síndrome posvacacional. Y de repente me he topado con esta frase: "Si notienes bastante con pasar de página, cambia de libro".
Ciertamente, todos definimos obligación como aquello que hay que hacer y a menudo notenemos ganas. El trabajo acostumbra a ser una de estas obligaciones vitales. El trabajo es aquel concepto tan contradictorio que nos hace sufrir tanto si la tenemos como si no.
Si la tenemos, nos es pesada, molesta, es aquello que nos impide hacer aquello que queremos. Si no la tenemos, tampoco podemos hacer el que queremos por carencia de medios y, además, su carencia nos provoca sentimiento de inutilidad, la autoestima nos baja. Entonces, como lo arreglamos esto?
Y es en este punto en que la frase citada cobra todo su sentido.
El verano nos ayuda a "pasar página", pero cuando se acaba devolvemos al mismo libro. Podemos cambiarlo? La mayoría dirá que no es posible, que la cosa está difícil, que la culpa es de la crisis o que le han carecido oportunidades, estudios, apoyos, etc. Ciertamente, "cambiar de libro" no es fácil, ni en la vida profesional ni en la personal. Aún así,
es una pena pasar páginas y páginas y obtener siempre esta sensación frustrante de no encontrar un buen final para la historia, nuestra historia.
Cambiar de libro es posible, en cualquier situación. Requerirá más o menos esfuerzo, nos traerá más o menos tiempos, pero podemos hacerlo. Os propongo un pequeño ejercicio: pensáis en el tiempo que traéis en el trabajo que no os gusta, por ejemplo. Ahora pensáis en el tiempo de vida que os queda. Queréis llegar así hasta el final? Seguramente no es un horizonte muy agradable. Entonces, ponemos hilo a la aguja:
sacamos tiempo para estudiar de nuevo, miramos y remirem las oportunidades que hay, perfeccionamos la manera de "vendernos, de mostrarnos" al mundo, imaginamos que somos nuevos en la ciudad, en el país y pensamos en los recursos personales que tenemos y como aprovecharlos, relacionémonos con personas con empujón, huimos de quien nos dice "no podrás cambiar", dejamos de banda la inactividad al sofá de casa...
Si revisamos la trayectoria de aquellas personas que han conseguido tener la vida que anhelaban, veremos que
hay dos disparos que se repiten: confianza en sí mismos y trabajo, mucho trabajo y esfuerzo. Y cuandohables, todos te dicen el mismo: "Sí, cambiar de libro es posible". Y añadiría, que sí, que es posible, pero hay que andar hasta la librería para encontrar uno de nuevo!