Los aprendizajes del confinamiento

La experta en Recursos Humanos Aida Jurado invita a cuidar la comunicación, confiar y empoderar los equipos

Las empresas más afortunadas están manteniendo su actividad con la obligatoriedad del teletrabajo | iStock
Las empresas más afortunadas están manteniendo su actividad con la obligatoriedad del teletrabajo | iStock
Aida Jurado
Consultora de RH y 'Coach' ejecutivo
Barcelona
07 de Abril de 2020
Act. 22 de Julio de 2020

Estamos viviendo momentos complicados llenos de incertidumbre y preocupación. La buena noticia es que pasarán y que saldremos de ésta. Quedaría bien decir que saldremos más fuertes. Pero la realidad es que no todas las personas ni todas las empresas saldrán más fuertes. Pero lo que es seguro es que todos saldremos con unos cuántos aprendizajes hechos.

 

Por ejemplo, hasta este disruptivo momento, el teletrabajo empezaba, con cierta lentitud, a formar parte de la lista de beneficios sociales que una empresa ofrecía a sus empleados. Ahora ya no es una opción. Las empresas más afortunadas están manteniendo su actividad con la obligatoriedad del teletrabajo, cuando sólo el 14% de las pymes tenían un verdadero plan de digitalización hecho (según el Índice de Economía y Sociedad Digital publicado por la Comisión Europea).

Lo que no habíamos conseguido en años lo hemos hecho en días. ¡Gran aprendizaje! Tenemos las herramientas, muchas incluso gratuitas, ahora sólo necesitamos liderar desde la distancia. La cultura de empresa será la que marcará la diferencia. En este nuevo escenario hay tres actores principales, la confianza, la comunicación y las herramientas de productividad ágiles.

 

En cuanto a la confianza, Steve Jobs ya lo decía. No tiene sentido contratar grandes profesionales para después dedicarse a dar instrucciones sobre lo que tienen que hacer. Ahora más que nunca es el momento de confiar en las personas y en los equipos, y llevar esta confianza a un nivel superior. Al empoderament de las personas.

"Ahora más que nunca es el momento de confiar en las personas y en los equipos, y llevar esta confianza a un nivel superior"

En un experimento llamado "From power to Action" (Galinsky, Grenfeldy y Magee) se separó a un conjunto de personas en dos grupos. A uno de los grupos se le hizo sentir empoderados (responsabilidad, capacidad de decisión, reconocimiento...) y al otro grupo, no. El investigador cogió a cada persona y la condujo en una habitación. Le pidió que sentara en una silla y que esperara un rato. La persona se sentaba y se daba cuenta que había un ventilador puesto en marcha justo delante suyo, con la molestia que aquello suponía.

¿Qué harías tú? El resultado fue que el 70% de las personas del grupo empoderado lo movió o apagó. Sólo un 40% del grupo a quien no se había empoderado lo hizo.

Los líderes que manifiesten esta confianza en sus equipos y actúen en consecuencia, tendrán equipos más productivos y más alineados, dispuestos a hacer "esfuerzos y sacrificios" por la empresa.

La comunicación es otro de los factores clave. Lo ha sido siempre. Es una de nuestras asignaturas pendientes. Ahora la necesidad es más fuerte, porque la distancia puede convertirse en una barrera. Comunicarnos no quiere decir estar todo el rato hablando o enviando mensajes, de estos que sacan la cabeza sin avisar y sin permiso. Comunicar es planificar los momentos en que nos encontraremos por ejemplo, en una vídeollamada para:

- Saludarnos, desearnos un Buen día, organizar la jornada y planificar los objetivos del día.
- Para tratar un tema en concreto que nos podamos preparar.
- Para reflexionar juntos cómo ha ido el día y qué dificultades nos hemos encontrado.
- Para hacer un café (cada cual en su casa) pero compartiendo este momento distendido.
- Para celebrar el logro de objetivos, la superación de dificultades, para darnos ánimos y para escucharnos.

Con esta nueva realidad, la cultura de la empresa marcará la diferencia. Los factores motivacionales usados hasta ahora para retener y crear una mejor experiencia como empleado prácticamente no nos sirven o al menos no en todos los casos. No obstante, nos queda lo más importante de todo. El porqué. Ya lo dice Simon Sinek (Start with Why, 2009): la gente no compra lo que hacemos sino que compra el por qué lo hacemos. No compramos un ordenador, compramos el ordenador que... y en las empresas, el porque mueve más que el sueldo. Los milennials nos lo han dejado muy claro.

"En las empresas, el por qué mueve más que el sueldo. Los 'milennials' nos lo han dejado muy claro"

Hacer de tu misión como empresa el motivo que una a los equipos y hacer que vean su contribución, hará que, a pesar de la distancia y las circunstancias, las personas tengan su razón, su motivo y su motor.

Cuida la comunicación, confía y empodera a tus equipos. Y haz que la misión sea la razón de ser, sentirse parte de un todo más grande:

-Da un Buenos días a los equipos y que ellos lo hagan con los suyos. Anuncia los objetivos semanales y que cada equipo comparta cómo contribuirá.
- Haz reuniones (virtuales) cada día a primera hora para compartir los objetivos del día por equipos. También para compartir la visión.
- Planifica momentos de encuentros y flexibiliza la jornada. Nunca conciliar ha sido tan importante y tan necesario. Liderar por objetivos y no por tiempos es la opción que traerá a las empresas a seguir siendo productivas.
- Combina objetivos de negocio con retos divertidos entre las personas. Por ejemplo, haciendo concursos que haga a las personas sonreír y tener momentos de diversión y de creatividad.
- Da feedback de los resultados y celebra los éxitos, por pequeños que sean.
- Planifica espacios de tiempos donde todo el mundo pueda trabajar sin interrupciones. Momentos sin videollamadas ni llamadas ni mensajes.
- Una vez por semana haz un breve videoencuentro con todo el mundo. Porque continuamos siendo un equipo y todos sumamos.

Haz que la ecuación funcione: exige, apoya y reconoce. Si esta ecuación está equilibrada y además tenemos un porqué, el ritmo está asegurado.