¿Cuáles son las bases para repensar el turismo de calidad?

El Día Mundial del Turismo es la fecha que conmemora, desde 1980, la adopción de los estatutos de la Organización Mundial del Turismo (OMT)

Turismo ACN
Turismo ACN
coordinador de Investigación del CETT-UB
Barcelona
27 de Septiembre de 2021

El 27 de septiembre vuelve a celebrarse el Día Mundial del Turismo. Es la fecha que conmemora, desde 1980, la adopción de los estatutos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) el 1970 y promueve la discusión sobre temas relevantes para el desarrollo turístico en ámbito global. Los lemas de los dos primeros años fueron la contribución del turismo a la preservación del patrimonio cultural y a la paz (1980) y la relación entre turismo y calidad de vida (1981). Este año, la temática de la efeméride es el crecimiento inclusivo. Existe, pues, un nexo común en los temas que proponía la OMT ahora hace más de 40 años y los actuales: la imposibilidad de entender el turismo como algo disociado del contexto sociocultural donde se desarrolla. Esta premisa se nos ha hecho totalmente evidente durante estos últimos años en que las externalidades negativas del turismo han estado en el punto de mira del debate público. Ahora la urgencia de la reanudación de la actividad turística no nos tiene que impedir volver a recuperar el debate y repreguntar-nos qué turismo queremos.

En muchas ocasiones, a la hora de responder esta pregunta, situamos como base de la distinción entre aquello que es turismo de calidad y aquello que no lo es en el gasto que hacen los visitantes en el destino. Cuanto más gasto, más calidad. Aun así, reducir la noción de turismo de calidad a cuestiones económicas hace que expulsamos del debate cuestiones que escapan a esta lógica cuantitativa y que conforman la base del fenómeno turístico: el encuentro entre personas. Tres conceptos nos pueden ayudar a desarrollar esta ampliación de la noción de turismo de calidad: identidad, transformación y conocimiento.

Identidad

Uno de los conceptos más analizados en el ámbito académico vinculado al turismo es el de la motivación turística. ¿Por qué una persona decide viajar a un determinado territorio y no a otro? Autores como Seppo Iso-Ahola o Stanley Plog vinculan la personalidad y vivencias individuales a nuestras decisiones sobre qué actividades hacer durante nuestro tiempo de ocio o qué destinos visitar. Así pues, el viaje empieza por un diálogo entre, por un lado, la identidad y personalidad de un individuo y, por otro lado, aquello que un destino le sugiere, es decir, las características o identidad que un territorio proyecta socialmente, esto es, la imagen del destino. Es en este sentido que todo turismo puede ser considerado como una actividad cultural, puesto que nace del deseo generado a partir de la relación entre las ideas y las concepciones de los individuos y la personalidad de los territorios.

Hay que partir de la reformulación y transformación de la oferta turística y la promoción de actividades de interés para todo el mundo

Transformación

Es justo por eso que la imagen de los destinos se encuentra en medio de todo aquello que comúnmente denominamos gestión turística. La gestión de un destino necesita invocar el famoso aforismo del oráculo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Y es que aquello que un destino cree ser, es y proyecta determina su posición en el mercado global y la atracción de determinadas tipologías de turismo.

Así, poder atraer aquellos visitantes que el destino considere a partir del consenso de todos sus agentes implicados requiere construir nuevas miradas sobre el territorio y nuevas relaciones de este con el turismo. Así es, hay que partir de la reformulación y transformación de la oferta turística y la promoción de actividades de interés para todo el mundo: visitantes, residentes y la misma industria del territorio. Y es que la implicación de la industria local en la actividad turística es indispensable en los destinos urbanos para ampliar los discursos sobre la ciudad, poner en valor la identidad local, redistribuir el turismo y dejar de centrar toda la atención en el patrimonio construido. Espacios como las industrias culturales, creativas o, incluso, la industria tradicional pueden aportar nuevos atractivos turísticos que velen por una mejor relación entre turismo y territorio y por un desarrollo más inclusivo de la actividad turística.

Conocimiento

Si Catalunya tiene que seguir siendo un territorio de referencia en la actividad turística, no solo se trata de recibir muchos visitantes, de aumentar el gasto que hacen o de ofrecerles un servicio de calidad. Necesitamos ir más allá y diseñar estrategias que replanteen el turismo desde una mirada amplia que incluya la relación con el territorio y las personas en la discusión y repiensen la oferta turística partiendo de aquello que se hace en nuestro país. Todo esto desde espacios de decisión inclusivos y éticos que permitan el logro de consensos compartidos entre los diferentes agentes. La universidad es para lo cual un aliado indispensable no solo a medio plazo proveyendo al sector turístico de nuevos profesionales que partan de esta visión comprensiva de la actividad turística, sino también desde ahora mismo en la transferencia de conocimiento a la sociedad y la investigación aplicada, poniendo a disposición de los agentes locales datos empíricos, casos de estudio o modelo teóricos para que la recuperación de la actividad turística no suponga un cierre del paréntesis, sino un nuevo párrafo.

En definitiva, la noción de turismo de calidad va más allá de la cifra del gasto diario y requiere de un autoconocimiento y transformación por parte de los territorios. Turismo de calidad es aquel que estima el territorio de una manera con la cual la sociedad se siendo cómoda. Solo desde un liderazgo capaz de desplegar políticas, herramientas y espacios de colaboración para definir esta nueva realidad turística podrán potenciarse los aspectos positivos de la actividad turística y Catalunya podrá recuperar su espacio como destino turístico de relevancia internacional.