04
de Enero
de
2017
Act.
04
de Enero
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2017
El año 2016 valla con 453.645 parados en Cataluña, la mejor cifra desde el 2008. A pesar de esta primera fotografía positiva, el mercado de trabajo todavía arrastra un número muy importante de personas sin trabajo, en un contexto donde, para buena parte de la gente, el trabajo es el centro de gravedad de su felicidad.
Estamos en una sociedad en cierto modo binaria, donde en muchas ocasiones la ecuación es, estar dentro o fuera. Por lo tanto, vivir una busca de trabajo que parece crónica eleva los niveles de estrés y nerviosismo, posibilitando que se desencadene una reacción física y emocional desbordante.
La confianza desaparece
La confianza despacio puede ir desapareciendo cuando la persona descubre que no encuentra una ocupación a corto plazo. Y además, recibe información negativa sobre la crisis a través de los medios de comunicación. En esta etapa, surgen los primeros síntomas de desánimo como la falta de autoestima, inseguridad en un mismo y sentimiento de culpa.
La pérdida se multiplica
La pérdida de la ocupación representa de manera simultánea otras muchas pérdidas, el sentimiento de pertenecer a un grupo determinado, el estatus de poder mantenerse y ayudar a su entorno, posicionarse socialmente y en su comunidad, todas estas cosas que se pierden al estar parados. Esta situación produce graves perjuicios económicos pero también de tipo psicológico, emocionales y personales y supone un cambio en el estilo de vida, que suele producir estrés.
El síndrome del parado
La falta de ocupación cambia la rutina de la persona. Ya no tiene que salir por las mañanas y desplazarse hacia su ocupación. Ahora, en cambio, pasa una mayor cantidad de horas a casa viendo como pasa el tiempo, sin tener una respuesta favorable a su investigación de ocupación, se empieza a deprimir, a sentir ansiedad o estrés.
El síndrome del parado trae en muchas ocasiones que las personas eviten salir a la calle por miedo a encontrarse con conocidos.
El plan de acción
Cuando se pierde el trabajo, parece que el mundo se pare, pero la realidad es que el resto de tus problemas continúan su curso y algunos que no existían aparecen, sobrepasándote. Para evitar entrar en el círculo vicioso de la apatía, la desesperación, el inmovilismo, la decepción y la pérdida de autoestima el primer paso es reorganizar las rutinas, ante la nueva situación se necesitan nuevos hábitos.
Para afrontar esta nueva situación se necesita un plan de acción con nuevos horarios, prioridades y tareas. Donde buscar trabajo es una prioridad pero no la única, por lo tanto, el día en día tiene que tener otras obligaciones. La situación de paro es una buena oportunidad por el reciclaje de conocimientos y habilidades, además, esto permite también establecer nuevos contactos y tiene un efecto terapéutico al ver que hay personas que viven un proceso parecido.
Este plan de acción será la hoja de ruta y como tal es necesario hacer una reflexión en relación a:
1. Qué ser hacer con éxito? = diagnóstico de competencias.
2. Cómo soy? = diagnóstico de personalidad.
3. Qué me gustaría hacer?= diagnóstico de motivaciones.
4. Qué materias domino?= diagnóstico de conocimientos.
Reorganizado el tiempo, las tareas y las obligaciones. Hecha una reflexión respecto a cuál es mi propuesta de valor (cómo soy, que quiero y que sé hacer), es el momento de pasar a la acción:
-Hacer un listado de personas interesantes con quién contactar
-Hacer un listado de empresas targetpara enviar el CV
-Reactivar el perfil en las redessociales
-Buscar conferencias, foros, encuentros en escuelas de negocio, para participar
-Planificar unos días a la semana para revisar anuncios en portales especializados, consultorías, headhunters y bolsas de trabajo.
Todo esto tiene que ir acompañado duna adecuada gestión de las expectativas, quizás llegar a la posición y/o trabajo deseado requiera un paso previo de aceptar un trabajo que no cumpla con nuestras expectativas pero que puede servir de puente para llegar.
El apoyo social y la actitud de las personas afectadas son los dos últimos ingredientes necesarios para afrontar la situación de paro e investigación de nuevas oportunidades con la garantía que la persona salga reforzada.
Estamos en una sociedad en cierto modo binaria, donde en muchas ocasiones la ecuación es, estar dentro o fuera. Por lo tanto, vivir una busca de trabajo que parece crónica eleva los niveles de estrés y nerviosismo, posibilitando que se desencadene una reacción física y emocional desbordante.
La confianza desaparece
La confianza despacio puede ir desapareciendo cuando la persona descubre que no encuentra una ocupación a corto plazo. Y además, recibe información negativa sobre la crisis a través de los medios de comunicación. En esta etapa, surgen los primeros síntomas de desánimo como la falta de autoestima, inseguridad en un mismo y sentimiento de culpa.
La pérdida se multiplica
La pérdida de la ocupación representa de manera simultánea otras muchas pérdidas, el sentimiento de pertenecer a un grupo determinado, el estatus de poder mantenerse y ayudar a su entorno, posicionarse socialmente y en su comunidad, todas estas cosas que se pierden al estar parados. Esta situación produce graves perjuicios económicos pero también de tipo psicológico, emocionales y personales y supone un cambio en el estilo de vida, que suele producir estrés.
El síndrome del parado
La falta de ocupación cambia la rutina de la persona. Ya no tiene que salir por las mañanas y desplazarse hacia su ocupación. Ahora, en cambio, pasa una mayor cantidad de horas a casa viendo como pasa el tiempo, sin tener una respuesta favorable a su investigación de ocupación, se empieza a deprimir, a sentir ansiedad o estrés.
El síndrome del parado trae en muchas ocasiones que las personas eviten salir a la calle por miedo a encontrarse con conocidos.
El plan de acción
Cuando se pierde el trabajo, parece que el mundo se pare, pero la realidad es que el resto de tus problemas continúan su curso y algunos que no existían aparecen, sobrepasándote. Para evitar entrar en el círculo vicioso de la apatía, la desesperación, el inmovilismo, la decepción y la pérdida de autoestima el primer paso es reorganizar las rutinas, ante la nueva situación se necesitan nuevos hábitos.
Para afrontar esta nueva situación se necesita un plan de acción con nuevos horarios, prioridades y tareas. Donde buscar trabajo es una prioridad pero no la única, por lo tanto, el día en día tiene que tener otras obligaciones. La situación de paro es una buena oportunidad por el reciclaje de conocimientos y habilidades, además, esto permite también establecer nuevos contactos y tiene un efecto terapéutico al ver que hay personas que viven un proceso parecido.
Este plan de acción será la hoja de ruta y como tal es necesario hacer una reflexión en relación a:
1. Qué ser hacer con éxito? = diagnóstico de competencias.
2. Cómo soy? = diagnóstico de personalidad.
3. Qué me gustaría hacer?= diagnóstico de motivaciones.
4. Qué materias domino?= diagnóstico de conocimientos.
Reorganizado el tiempo, las tareas y las obligaciones. Hecha una reflexión respecto a cuál es mi propuesta de valor (cómo soy, que quiero y que sé hacer), es el momento de pasar a la acción:
-Hacer un listado de personas interesantes con quién contactar
-Hacer un listado de empresas targetpara enviar el CV
-Reactivar el perfil en las redessociales
-Buscar conferencias, foros, encuentros en escuelas de negocio, para participar
-Planificar unos días a la semana para revisar anuncios en portales especializados, consultorías, headhunters y bolsas de trabajo.
Todo esto tiene que ir acompañado duna adecuada gestión de las expectativas, quizás llegar a la posición y/o trabajo deseado requiera un paso previo de aceptar un trabajo que no cumpla con nuestras expectativas pero que puede servir de puente para llegar.
El apoyo social y la actitud de las personas afectadas son los dos últimos ingredientes necesarios para afrontar la situación de paro e investigación de nuevas oportunidades con la garantía que la persona salga reforzada.