Tengo que reconocer que siempre había pensado que las finanzas sostenibles, también conocidas como inversión socialmente responsable, es decir la aplicación de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG de las siglas en inglés) a las finanzas, llegarían por la exigencia de la sociedad, que pediría a sus entidades financieras invertir de manera responsable y sostenible.
La realidad ha sido muy diferente, actualmente es la oferta la que encabeza el progreso de las finanzas sostenibles, sea por responsabilidad social corporativa, o para avanzarse a la demanda o ya sea por la regulación europea que es y será muy exigente en el ámbito de la sostenibilidad.
En el momento de hacer una inversión, se acostumbra a preguntar por la rentabilidad esperada, la liquidez o el riesgo asumido, pocas personas hacen la pregunta de "¿en que se invierten mi dinero?", a pesar de que la inversión socialmente responsable ya tiene unas décadas de historia y que según Spainsif (la plataforma de impulso de finanzas sostenibles de referencia en España) el 49% de la inversión ya se hace siguiendo criterios ESG, probablemente este dato se explique por los grandes inversores institucionales, porque la realidad es que para el gran público las finanzas sostenibles son unas grandes desconocidas. Y no es extraño, porque las finanzas en general tampoco son una materia que sea de dominio de gran parte de la sociedad, en parte por la creencia que son muy difíciles, en parte por la desconfianza por la forma de comercializar algunos productos por parte del sector financiero y en parte porque a la escuela, de decisiones financieras, se habla muy poco.
La realidad es que para el gran público las finanzas sostenibles son unas grandes desconocidas
Organismos internacionales como la OCDE y la Comisión Europea hace años que insisten en la importancia de transmitir conocimientos financieros a la población en general y a los jóvenes especialmente, para que en el futuro puedan tomar mejores decisiones financieras y por lo tanto disfruten de más bienestar.
La expansión de la educación financiera es un hecho, por ejemplo en el estado español desde 2008 existe el plan de educación financiera del cual bien pronto se conocerán los objetivos por el cuadrienio 2022-2025. Además, existe desde hace unos años la asignatura optativa de Economía de 4t de ESO donde se introducen conceptos básicos de finanzas personales.
En Catalunya, en el curso 2021-2022 empezará la décima edición de EFEC, uno de los programas de educación financiera más importantes que se llevan a cabo en el viejo continente, donde voluntariado del sector financiero y económico, funcionarios y los mismos profesores de los centros de secundaria imparten talleres donde el alumnado de 4rt de ESO pueden aprender conceptos financieros, tributarios y aseguradores. Este programa es posible gracias a una colaboración público-privada que durante las nueve ediciones anteriores han impartido casi 23.000 talleres además de 141.000 alumnos de los centros escolares que voluntariamente lo han solicitado.
Se están desarrollando proyectos para poder generar materiales de finanzas sostenibles por escuelas y profesorado
A EFEC se introdujeron conceptos de finanzas sostenibles en la segunda edición, y se han ido incorporando nuevos conceptos a petición del profesorado. En la próxima edición se incorporarán también a los talleres los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por las Naciones Unidas.
En paralelo se están desarrollando proyectos para poder generar materiales de finanzas sostenibles para escuelas y profesorado, un ejemplo sería el proyecto SFinLit (Sustainable Financial Literacy) donde además del Instituto de Estudios Financieros participan instituciones de Finlandia, Bélgica, Grecia, Italia, Irlanda y España que están trabajando para poner a disposición de las escuelas de secundaria materiales para que los jóvenes puedan aprender la importancia de que las decisiones financieras sean sostenibles.
Hoy en día se da el contexto para desarrollar tanto la educación financiera como las finanzas sostenibles, las instituciones europeas impulsan el desarrollo de los dos conceptos porque ayudan a acercarnos a los retos del bienestar social y la sostenibilidad. Hay que hacer un esfuerzo para dar a conocer las finanzas sostenibles a la sociedad, y que se asuman como se está asumiendo la sostenibilidad en muchos otros ámbitos, porque las finanzas serán sostenibles o no serán.