¿Hablamos de igualdad en singular o en plural? El valor superior a proteger y garantizar es la igualdad en singular, que ninguna persona sea discriminada por ser, lisa y llanamente, aquello que es. Igualdades en plural nos permitirá aterrizar el principio, orientar y posibilitar la acción sobre los aspectos relevantes para conseguir que el valor superior sea efectivo y acontezca una realidad. Las organizaciones entendidas como comunidades de personas tienen que aspirar a la igualdad por dogmatismo y por pragmatismo. Como dogma es un valor superior del modelo de sociedad al que aspiramos. El pragmatismo nos permitirá pasar del dicho al hecho avanzando en aspectos concretos, con pasos firmes, al ritmo que la organización pueda permitirse.
La acción quiere paciencia y persistencia. Convicción en lo que se predica y constancia en lo que se practica. Es importante tener puntos de fuga claros hacia donde orientar tanto el propósito como la tarea. Que no se pueda hacer todo lo que se querría ni todo a la vez no se puede convertir en una coartada, pretexto o excusa para no intentarlo o motivo que atenúe o justifique la omisión de acción. Las organizaciones disponen de un instrumento potente para avanzar en esta materia, se trata de los planes de igualdad. Los que todavía no tengáis plan de igualdad hacedlo. Tomáoslo seriamente, hacedlo con rigor, definiendo medidas ambiciosas pero que a la vez sean factibles, teniendo presente que las mujeres son hoy el 51% de la población de Catalunya, el talento no tiene género y las oportunidades tampoco deberían tenerlo. En cuatro o cinco años seguramente conseguiréis revertir bastantes de los desajustes que detectaréis. Y descubriréis que la diversidad, la mirada de género, la pluralidad, enriquecen el análisis, dan mayor perspectiva y mejoran el resultado.
La igualdad es una mina, es un filón para las organizaciones que aspiran a sobresalir
Igualdad como no discriminación, como oportunidades de desarrollo tanto desde la perspectiva de la formación como de las opciones de promoción. La igualdad es una mina, es un filón para las organizaciones que aspiran a sobresalir. Si excluyes por razón de género, de orientación sexual, de raza, de edad, del criterio que quieras, cada vez te irá quedando un universo más reducido y tus probabilidades de disponer de las personas idóneas irán menguando, cada vez serán más pequeñas, estadísticamente la proporcionalidad de la calidad se corresponde con la cantidad del universo. Discriminar es hacer que las personas sientan que hay motivos más allá de su valía que les podrán limitar o marginar. Discriminar es ligarse un brazo a la espalda, autolimitarse, renunciar a aspirar a ser lo que podrías llegar a ser. El nepotismo puede beneficiar a personas concretas pero siempre comporta necrosis en la organización, es pan para hoy para unos pocos y hambre para mañana para todo el resto, es conformarse en aquello que crees que te conviene dimitiendo de tu responsabilidad de empujar hacia la mejora colectiva continuada.
La igualdad con equidad quiere y exige meritocracia real y efectiva
Igualdad como equidad. Buscando el equilibrio y la medida entre el reconocimiento de la contribución y la desaprobación de la incompetencia. El mérito, la capacidad, el esfuerzo, el compromiso y los resultados son los factores a considerar. Hay que adaptar las posibles alternativas de solución a cada caso concreto evitando respuestas rígidas que puedan comportar a la práctica un efecto contrario al que se pretendía en teoría. Las personas como factores integrantes de organizaciones somos aptitud y actitud. No existen dos personas clónicas. Hablar de personas es hablar de diversidad. La diversidad enriquece, matiza. La equidad pondera, sopesa las circunstancias personales, de situación y de entorno que concurren. La igualdad son los tres colores básicos, la equidad contempla toda la gama de colores del pantone. La igualdad con equidad quiere y exige meritocracia real y efectiva.
La igualdad quiere capacidad de escucha activa. Prestar atención al que se llama y no atender solo a quien lo dice. Dedicar tiempo a las personas. Escuchar más y hablar menos. Va más de mesa redonda que de púlpito. El pensamiento único debilita, eclipsa posiciones, empobrece el debate, limita perspectivas, condiciona argumentos, predetermina conclusiones. Indicadores claros y concretos son indispensables, a la vez que son imprescindibles las valoraciones y opiniones de las personas con conocimiento. Contrastar los qué y los quiénes permite democratizar la organización en su conjunto y dificulta la consolidación de los reinos de taifas.
La igualdad incómoda crítica te hará pensar, confrontará tus ideas con otros
La igualdad es incómoda. Igualdad no es modular un entorno de trabajo con las personas que son como tú, que piensan lo mismo que tú, como a ti te gustan y dicen a todo que sí. Igualdad es intentar rodearte de las personas más adecuadas en cada posición para sobresalir en el trabajo, con independencia de quienes sean, como se llamen, de donde vengan, a quien recen o amen. La igualdad incómoda crítica te hará pensar, confrontará tus ideas con otros, contribuirá a decisiones más potentes en la medida que estarán más sólidamente contrastadas.
Igualdad también en el equilibrio de la relación entre las personas y los roles que tienen, menos clasismo y más respeto. Fundamental en la relación entre la representación social y la dirección de la organización. Reciprocidad en el reconocimiento de las respectivas legitimidades. Ambas partes representan valores, factores e intereses vitales para la organización. El bienestar de las personas es un valor fundamental a proteger, a la vez que también lo es garantizar la viabilidad y competitividad de la organización. Hace falta madurez y empatía, conciencia de interés general, capacidad de superación de las visiones endogámicas, fundamentar la relación y la interlocución en la corresponsabilidad, la transparencia y la visión a largo plazo. Cuando dirección y representación social van juntos todo es más fácil; siempre que no estemos ante una dirección pusilánime ni una representación social amarilla. La mejor garantía por los puestos de trabajo y por los resultados es la solvencia presente y viabilidad futura de la organización a la que pertenecen teniendo presente que la decisión final siempre es de los clientes.
La igualdad os dará la medida de cuán sana es una organización
La igualdad es un pegamento de adherencia a la organización si podemos transmitir que gobernamos desde la equidad y la transparencia. La convicción que nuestra organización es un equipo y sustenta las decisiones en la valía personal y profesional, basada exclusivamente en las actitudes y las aptitudes de las personas, sin favoritismos ni discriminaciones, hará que todo el mundo se sienta interpelado a dar el máximo de si mismo, con justa aspiración a llegar tan lejos como sea posible, en el ejercicio de sus competencias
La igualdad os dará la medida de cuán sana es una organización. Las igualdades os permitirán avanzar. Con igualdad os será más fácil consolidaros como organización de alto rendimiento o avanzar en el camino para serlo.