Muchos de los que leéis estas líneas sois plenamente conscientes de que ha sido una "suerte" que el grado de digitalización de nuestra sociedad haya sido lo bastante alto como para hacer frente a la pandemia de la covid-19. Empezando por el comercio digital y las plataformas de vídeos en streaming, y acabando por las videoconferencias de trabajo y familiares, somos conscientes de que la conectividad nos ha ayudado mucho como individuos y sociedad.
En paralelo, vivimos con angustia la situación económica propia y del entorno: detrás de cada empresa y actividad económica, hay personas. Los titulares quizás se olvidan de nuestros polígonos industriales y calles comerciales, donde tenemos situaciones difíciles, como corresponde en un país que ha desarrollado una industria y un sector terciario vigorosos.
Es por eso que muchos reflexionamos sobre si se están haciendo los deberes desde la industria y la investigación para acabar antes con esta crisis o salir más reforzados de ella cuando acabe. El primer enemigo es la invisibilidad de lo que se hace en nuestras universidades, centros de investigación, y por supuesto en nuestras empresas. No explicamos. Nos da vergüenza, somos gente que trabajamos, no vendemos humo. ¿No nos han tenido que explicar qué mascarillas son las correctas y cómo se tienen que poner bien? Pues también tendría que ser normal que hiciéramos difusión de una empresa del eje de la Riera de Caldes que sale de la crisis llevando sus productos a una plataforma de venta global, o que ha optimizado las rutas de distribución gracias a la gestión de datos en la nube. Como esta, hay centenares de pymes en los Vallesos y en toda Catalunya que podrían hacer cosas similares y hacer frente al futuro en mejores condiciones.
Permitidme también hablar en primera persona. Vengo de un centro tecnológico, el CIM de la UPC, que en los años 90 nació justamente para pasar hacia la industria el conocimiento sobre el naciente mundo digital. En aquel momento, preparamos (y lo seguimos haciendo) a muchos profesionales y empresas para hacer posible el diseño 3D, la robotización, las fresadoras con control numérico, el control por ordenador de procesos productivos... Y llegó la globalización, y seguramente todos los procesos de deslocalización, como una pandemia industrial, hubieran sido mucho más duros sin este esfuerzo: la industria que tenemos hoy incorporó estas "vacunas" y ha llegado vigorosa hasta nuestros días. No quiero ser innecesariamente optimista: el peso en el PIB de nuestra industria ha bajado, mientras que, por ejemplo, en el País Vasco, ha subido. Algo podríamos haber hecho mejor en la tercera revolución industrial, cuando ahora apenas nos ha llegado la cuarta.
Una auténtica revolución en la que, como siempre, países líderes industriales le dedican toda la atención y más, cuidándose de generar puestos de trabajo de calidad
Esta cuarta revolución, llamada industria 4.0, requiere poca explicación porque socialmente vivimos qué suponen las ventajas de internet. Agrupadas en un tipo de cajón de sastre, encontramos todas aquellas derivadas de la digitalización aplicada a la industria, algunas muy diferentes de otras: desde la realidad virtual y aumentada, pasando por los sensores conectados en la red (el internet de las cosas) que recogen miles de datos en la nube (big data), para ser procesadas mediante inteligencia artificial. También encontramos a robots trabajando al lado de las personas, o las más conocidas impresoras 3D, capaces de materializar un dibujo 3D de forma inmediata, disponiendo no ya de un prototipo sino de un producto final: todo ello, una auténtica revolución a la que, como siempre, países líderes industriales le dedican toda la atención y más, cuidándose de generar puestos de trabajo de calidad.
Necesitamos una mano. Antes que nada, poner de relieve como es de realmente importante que preparemos a nuestras empresas para la industria 4.0. Por ejemplo, destacando cómo la presente pandemia está siendo combatida gracias a esta. En la primera ola, la intervención clave de la impresión 3D permitió sobrevivir a lo impensable: el cierre de fronteras al comercio de elementos estratégicos, desde mascarillas a respiradores, un macabro cuento que acaba con la moraleja "y esto nos pasa por pensar que podemos renunciar a tener una industria propia". Recomiendo la lectura de la compilación hecha desde el Col·legi d'Enginyers al respecto de toda la actividad de nuestro tejido industrial y asociativo contra la covid-19, que encontraréis reproducida en el siguiente blog. Que un país pequeño como el nuestro fuera capaz de salir adelante, por ejemplo, hasta nueve desarrollos de respiradores, lo dice todo sobre qué podemos llegar a hacer si nos lo proponemos.
Tres proyectos de transformación digital
La impresión 3D no fue la única tecnología puesta en juego contra la pandemia. La compilación de datos y su tratamiento para simular escenarios (digital twin) y actuar en consecuencia es otra, y podríamos encontrar muchos más ejemplos. Veríamos, en resumen, como cada una de las tecnologías agrupadas dentro del concepto industria 4.0 ha sido ya aplicada en la lucha contra la covid-19. Queremos una toma de conciencia por parte de nuestras empresas de que todas estas tecnologías pueden garantizar su supervivencia e impulsarlas. No es una tarea fácil, cuando la urgencia del día a día no facilita tiempo para lo importante: la estrategia del medio y largo plazo. Como para solucionar un problema primero se tiene que reconocer su existencia, sugiero acceder a algunos de los cuestionarios online existentes de autodiagnóstico, como lo que se propone desde la Comissió I40 de los Enginyers Industrials de Catalunya o el del Eje de la Riera de Caldes. Justamente desde esta agrupación de municipios se lleva a cabo el proyecto Industria 4.0 en la Riera de Caldes coordinado por el Ayuntamiento de Santa Perpètua y subvencionado por el SOC: en los cuatro años de duración ya ha ayudado a más de 40 empresas industriales a hacer su propia transformación digital.
La industria ha velado por la salud de las personas y ha sido clave para acelerar el final de la pandemia, cada vez más cercano
Cada día hay nuevas historias de empresas que están dando el paso hacia la dirección correcta. Tres ejemplos rápidos cogidos del proyecto mencionado, para estimular la imaginación sobre lo que se puede conseguir:
- Una empresa del polígono Can Bernades está explorando como puede generar un nuevo modelo de negocio recogiendo los datos del proceso industrial de los clientes a los que suministra consumibles, con objeto de mejorar la calidad. Esto implicará poner sensores IoT y hacer una plataforma en la nube con datos consultables y con generación de alarmas, pasando de mantenimiento preventivo a predictivo.
- Una empresa del polígono industrial de Can Humet necesita capturar el estado real de funcionamiento o no de su maquinaria con objeto de mejorar la planificación de la producción que ya gestiona mediante una herramienta informática, consiguiendo una mejora radical de productividad y de gestión del equipo humano.
- Dos empresas, una en el polígono industrial Santiga y la otra en el Mas d'en Cisa, tienen en común que fabrican bienes de equipo industrial, exportados en ambos casos con éxito en todo el mundo. Si bien incorporan los elementos de control necesarios (autómatas programables), estos no recogen los datos para ser gestionados más allá de la propia máquina, ni se conectan a internet. Facilitando esta conexión, podrán hacer mantenimiento remoto y monitorización del funcionamiento de los equipos, ayudar a sus clientes a optimizar el consumo energético, así como otras ventajas. Gracias a valorizar los datos que se generan, podrán dar un paso adelante. Justo es decir que tampoco tienen opción: se han informado y han concluido que el mercado expulsará en los próximos años a quienes no faciliten estas ventajas.
Como estos casos hay más, pero sobre todo hay muchas empresas que todavía no han dado el primer paso. ¿Alguien tiene dudas de que es el momento? La industria ha velado por la salud de las personas y ha sido clave para acelerar el final de la pandemia, cada vez más cercano. Es hora de ocuparnos de la salud de nuestras empresas, implementando las tecnologías de la industria 4.0.