La transversalidad de la emergencia climática impacta sobre nuestra economía y ya está cambiando las premisas más básicas del consumo y, en consecuencia, de la producción industrial. El medio ambiente o el cuidado del mismo ha acontecido algo más profundo que separar los residuos en contenedores diferentes, y desde hace tiempo, se ha convertido en una preocupación creciente. A medida que la conciencia ambiental y social se han convertido en factores importantes en la toma de decisión de aquello que consumimos, el origen, la forma de producir o el ciclo de vida de los productos y servicios han ganado importancia.
Las personas más concienciadas son capaces de pagar hasta un 40% más por productos y servicios que cumplan con sus criterios, y esta demanda provoca una mayor oferta de productos fabricados y distribuidos bajo criterios cada vez más respetuosos con el medio ambiente, lo que ha provocado que grandes empresas opten por ofrecer soluciones que cumplan con las expectativas de estos consumidores.
Las personas más concienciadas son capaces de pagar hasta un 40% más por productos y servicios que cumplan con sus criterios
Otro motivo que ha provocado la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de forma posterior a la covid-19 en Europa ha sido el impulso del Pacto Verde por parte de la Unión Europea, mediante el cual se exige un valor máximo de huella de carbono por parte de los productos importados. El mismo Pacto también busca eliminar o poner un control estricto sobre sustancias extremadamente preocupantes (cancerígenas, extremamente tóxicas, permanentes en los ecosistemas...), medidas que serán exigidas a empresas y organizaciones de forma progresiva.
Estos requisitos establecidos en pocos años han provocado que algunas empresas o administraciones lo afronten con cierto vértigo y requieran un apoyo experto a la hora de afrontarlos. Realizar cambios consistentes, certificarlos y comunicarlos de forma convincente y transparente, requisitos que han acontecido indispensables en el periodo de cambio económico que vivimos, es uno de los retos principales que encuentran todo tipo de organizaciones.
Ante esta necesidad, la figura de los ambientólogos acontece crucial. Se trata de profesionales con formación en ciencias ambientales, con capacitación transversal, pero a la vez orientada a hacer posible la sostenibilidad en todos los procesos de las empresas y administraciones, facilitando que su actividad reduzca el impacto sobre los ecosistemas desde el diseño de cada producto hasta la gestión de los posibles residuos resultantes, entendiéndolos como nuevos recursos.
Los ambientólogos, que cuentan con una formación integral en aspectos científicos, sociales y medioambientales, están siendo cada vez más solicitados para participar en proyectos de carácter interdisciplinario
Las ocupaciones de ambientólogo, enfocadas a la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, también llamadas ocupaciones verdes, van en aumento y los profesionales ambientólogos, que cuentan con una formación integral en aspectos científicos, sociales y medioambientales, están siendo cada vez más solicitados para participar en proyectos de carácter interdisciplinario relacionados con la protección del entorno. Estos proyectos alcanzan una amplia gamma de áreas, como la planificación urbana y territorial, la implementación de estrategias para reducir la huella ecológica de las empresas, la gestión de residuos siguiendo principios de economía circular, así como la aplicación de técnicas y prácticas ambientales innovadoras y efectivas.
Los ambientólogos cuentan, pues, con la visión crítica y experta, conocedora de los sistemas de gestión y certificación más actuales que permiten a estos profesionales discernir entre formas efectivas de crear productos realmente sostenibles, y otras falsas soluciones de green washing o ecoblanqueo, prácticas de ética dudosa que solo buscan el aumento de ventas, tratando de hacer creer al consumidor que se trata de productos menos tóxicos o contaminantes, cuando no siempre es el caso. Además de este espíritu crítico, el perfil transversal de la profesión de ambientólogo garantiza afrontar un reto tan polifacético de forma integral. Demostración de esta capacidad de gestión son ambientólogos que actualmente se encuentran ejerciendo cargos de liderazgo como Samuel Reyes, director de la Agència Catalana de l’Aigua, Marta Morera, directora del Institut Català d'Energia o Mireia Boya, directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático de la Generalitat de Catalunya.
Es por la magnitud del reto actual, sumado a los crecientes requerimientos establecidos por la Unión Europea, así como las competencias técnicas y estratégicas de los ambientólogos y ambientólogas, que esta profesión está en creciente demanda, hasta el punto que, internacionalmente, se identifican prácticamente el doble de ofertas en el sector que los trabajadores capacitados para hacer estos trabajos.
Ante la necesidad de este perfil profesional, el Col·legi d’Ambientòlegs de Catalunya (COAMB) es la entidad que se encarga de representar los derechos y oportunidades de este sector, capacitando los profesionales del medio ambiente con formaciones técnicas para situarlos a primera línea de los retos ambientales en materia de agua, residuos, energía o economía circular, entre otros. También vela por la mejora de los ecosistemas y medio ambiente, que constituye el propósito de la profesión. El COAMB fue el primer colegio oficial del territorio, y según un estudio de Infoempleo, Catalunya es la comunidad autónoma que registra un mayor número de trabajadores del sector (27.755), lo cual representa el 20% del total.
Catalunya es la comunidad autónoma que registra más trabajadores del sector (27.755), cifra que representa el 20% del total del Estado
Ante el reto ambiental que tenemos que encarar como sociedad, los ambientólogos son los profesionales capacidades para afrontarlo de forma ambiciosa, creativa, eficiente y medible. La economía del futuro solo podrá avanzar en un contexto en que los recursos naturales se gestionen de forma sostenible y sin su sobreexplotación, y hacer posible estos escenarios de futuro de forma factible es la esencia de la profesión ambientóloga.