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¿Paridad euro-dólar, buen momento para hacer negocios en los Estados Unidos?

Hablamos del primer mercado mundial, un país estable de 330 millones de personas con uno de los poderes de consumo más altos del mundo

Imagen de un intercambio de euros y dólares | iStock
Imagen de un intercambio de euros y dólares | iStock
directora de Negocio Internacional de ACCIÓ
Barcelona
11 de Octubre de 2022

Por primera vez en 20 años, el dólar ha logrado la paridad con el euro, que ha ido perdiendo valor gradualmente. El hecho que las dos monedas hayan consolidado una relación próxima al 1=1 tiene diferentes implicaciones en el sistema económico y empresarial. La primera y más evidente es que esta situación abarata las exportaciones catalanas hacia la otra banda del Atlántico, haciendo más competitivos nuestros productos y servicios. Así pues, es un buen momento para hacer negocios en los Estados Unidos.

La respuesta es un sí con matices. Esta paridad euro-dólar, que hasta hace poco parecía inviable en el mercado de divisas, permite a los dólares americanos (ya sea tanto desde los Estados Unidos como desde otros mercados que operan como moneda internacional, como en América Latina) tener más poder de compra sobre los productos europeos. Ahora es más barato venir de compras al mercado regido por el euro y, por lo tanto, si queremos exportar a los Estados Unidos, nuestros precios serán más competitivos que hace solo unos meses o años.

Hablamos del primer mercado mundial, un país estable de 330 millones de personas

Tener más opciones de entrar y expandirse en Norteamérica es, sin duda, una gran noticia. Hablamos del primer mercado mundial, un país estable de 330 millones de personas con uno de los poderes de consumo más altos del mundo. Un mercado puntero, dónde nacen y crecen buena parte de las tendencias de compra que acaban resonando en el resto del mundo. En este sentido, podemos ver como el efecto de la paridad euro-dólar ya se está traduciendo en un claro aumento de las exportaciones catalanas en los mercados que utilizan el dólar americano. Entre enero y julio del 2022, por ejemplo, las regiones dónde han crecido las exportaciones catalanas son la América Latina (+34%) y América del Norte (+22%).

Pero no hablamos solo de exportación. El nuevo orden mundial que se está configurando presenta una clara tendencia a la relocalización (reshoring). Si antes la tendencia era buscar mejores precios de mano de obra o materias primas, estableciendo los procesos de fabricación lejos de casa (offshoring), las tensiones en las cadenas de suministro y la conciencia climática están empujando hacia la tendencia contraria.

Actualmente, cada vez son más las empresas que persiguen un mayor control, rapidez de reacción e independencia sobre su cadena de valor con proveedores locales y producciones “desde casa”. Un modelo que en los Estados Unidos, con el plan de estímulos de la administración Biden, está incentivando para reactivar la industria local. Con estos condicionantes, sumado a la paridad euro-dólar, se avecina un contexto más que interesante para ir más allá de la exportación y empezar a pensar también en soluciones que pasen por la implantación en el país norteamericano.

Hasta aquí las buenas noticias. Ahora bien, de la misma forma que todo lo que sube, baja; la paridad euro-dólar no solo significa ser más competitivos en exportación. Lo cierto es que la depreciación del euro también tiene efectos negativos, especialmente para economías como las europeas, que dependen en gran medida de la importación de materias primas como la energía o el acero, la mayor parte de los cuales cotizan en dólares. Así pues, si bien por una banda se abaratan los productos europeos, por la otra también se está encareciendo su producción. Lo comido por lo servido.

Estamos viviendo un ejemplo gráfico de lo que es la globalización

Esta situación implica un efecto especialmente contraproducente, como es el de la inflación importada. Es decir, se genera inflación, con todos sus efectos negativos, no por la propia actividad local, sino por los productos denominados en dólares que se importan, como el petróleo, los minerales, los metales o los cereales.

El resumen de todo es que estamos viviendo un ejemplo gráfico de lo que es la globalización. No hay acción sin reacción, ni beneficio sin contraprestación. En la mesa de juego global se mueven algunas piezas, cambian escenarios y hace falta adaptarse. ¿Es un buen momento para hacer negocios en los Estados Unidos? Si, pero sin olvidarse de sus gastos.