¿Alguien puede creer que la solvencia de un consejero que no ejerció ninguna competencia en materia de deportes, educación o salud queda acreditada por ser médico de profesión, o haber sido miembro de la junta directiva de un club de fútbol o de la AFA de una escuela de su pueblo?
¿Es aceptable que las credenciales de quien fue responsable de la política de función pública en Catalunya sean haber sido jefe de sección de normalización lingüística de su colegio profesional o haber formado parte de unas listas electorales en el Congreso de Diputados?
¿Es normal que cada vez que hay un cambio de gobierno más de 200 directivos y directoras de entidades y organismos del sector público sean destituidos de sus cargos y estos sean ocupados por otros titulares, fichados arbitrariamente por el nuevo gobierno? ¿Y es razonable que las personas que se estrenan como directivos no tengan ninguna experiencia en la actividad que van a dirigir?
En cada relevo del Govern, además de cambiar 400 personas de golpe para dotar 200 lugares directivos del sector público, también son destituidos cerca de 200 altos cargos de la administración
Son ejemplos reales, aunque los consejeros y consejeras nunca serán directivos públicos profesionales, porque sobre ellos y el presidente, colegiadamente e individualmente, recae la identificación de la política ejecutiva, de ahí que su responsabilidad se dirima en sede parlamentaria. Sin embargo, si no se es cuidadoso en elegir personas manifiestamente capacitadas para formar parte del Govern, ¿qué se puede esperar de la valoración que puedan hacer estas personas, de los individuos que designarán para ocupar los cargos que tendrán subordinados?
Lo cierto es que en cada relevo del Govern, además de cambiar 400 personas de golpe para dotar 200 puestos directivos del sector público, también son destituidos cerca de 200 altos cargos de la administración que, a su vez, son relevados por un número igual de sustitutos, de muchos de los cuales se conoce la afiliación política, pero de todos ignoramos las aptitudes y la idoneidad que legitimen su reclutamiento para asumir este rol.
No puede ser que renunciemos a los mejores perfiles profesionales para dirigir la organización pública y demos por bueno un sistema selectivo basado en la discrecionalidad más absoluta, que permite la elección de neófitos inexpertos
El Fòrum d’Entitats per a la Reforma de l’Administració (FERA) cree que esta patología se debe corregir sin demora, porque si no estaremos aceptando que la dirección pública se pueda confiar a incompetentes y mediocres. Desde el FERA creemos que no puede haber un buen país sin una buena administración, y esta no es posible sin una buena dirección. No puede ser que renunciemos a los mejores perfiles profesionales para dirigir la organización pública y demos por bueno un sistema selectivo basado en la discrecionalidad más absoluta, que permite la elección de neófitos inexpertos y que impide que la ciudadanía conozca, examine y valore los activos que atesoran aquellos que pueden ser titulares de estos cargos.
Las organizaciones las forman personas, y en el caso de las administraciones, como ya hemos dicho, es preciso distinguir entre las que se sitúan en el espacio de la política y las que ocupan el espacio de la gestión, el cual debe reservarse a la dirección pública profesional. La selección de directivos debe hacerse bajo criterios de mérito y capacidad para seducir, captar y retener el mejor talento del servicio público y del sector privado, empleando procesos públicos que garanticen la concurrencia. Criterios selectivos que no anulan el de la confianza que, en última instancia, deben poder ejercer los órganos competentes para designarlos, aunque deberían hacerlo entre las candidaturas que hayan superado el filtro de acreditar habilidades directivas. La dirección pública profesional no es un invento del FERA, está institucionalizada en muchos países desarrollados, donde se ha convertido en garantía de la mejora continua de la gestión de los servicios y de la optimización de los resultados.
La selección de directivos debe realizarse bajo criterios de mérito y capacidad para seducir, captar y retener el mejor talento del servicio público y del sector privado, utilizando procesos públicos que garanticen la concurrencia
Es por ello que desde el FERA instamos al futuro gobierno del país para que apruebe y eleve al Parlamento un anteproyecto de ley del estatuto de la dirección pública profesional, de aplicación directa a los cargos de las administraciones catalanas susceptibles de quedar sometidos a él, y a los puestos de dirección de los respectivos sectores públicos vinculados, en el cual -además de su selección- se regulen todos los aspectos relacionados con el régimen jurídico aplicable y las condiciones a las que se debe someter su ejercicio.
(*) El FERA tiene como miembros: Associació Catalana de Gestió Pública, Associació Catalana de Professionals, Cambra de Comerç de Barcelona, Cecot, Club de Direcció Pública ESADE Alumni, Col·legi d’Economistes de Catalunya, Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya, Col·legi de Professionals de la Ciència Política i de la Sociologia, Fundació FemCAT, y Taula d’entitats del Tercer Sector Social de Catalunya.